Por Coco Cuba
TAMBO QUEMADO, BOLIVIA Y CHUNGARÁ, CHILE
(ANB / ABI).- El abrazo fundido de los jefes
de las policías de Bolivia y Chile enmarcó a mediodía del domingo el primer
episodio de fraternidad restaurada entre Bolivia y Chile desde 2011, cuando el
entonces canciller chileno, Alfredo Moreno, se encontró en La Paz con su
entonces homólogo boliviano David Choquehuanca.
Los jefes policiales Bruno Villalobos, de
Chile, y Abel de la Barra, de Bolivia, se abrazaron en la frontera de ambos
países después de que los carabineros chilenos, el suboficial Jaime Rubén Díaz
Pezo y el cabo segundo Nicolás Antonio Morales Manríquez, detenidos por la
Policía boliviana por incursión ilegal en territorio boliviano, hacía 48 horas,
partieran a casa.
El episodio pareció que podía escalar más
aún las tensiones crecidas entre ambos países que debieron recurrir a la Corte
Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya para dirimir dos de sus históricos
desencuentros, la secular demanda marítima boliviana y las aguas del Silala
que, nacidas en Bolivia, fluyen a Chile por millones de cubos desde 1908 sin un
solo centavo de retribución ni reconocimiento.
Desde que Bolivia pidiera a Chile poner en
un papel lo acordado por años, desde 2007, sentados a una mesa, ambos países no
han vuelto sino informalmente a conversar y sí sus presidentes han sostenido
duelos verbales en foros internacionales y mesas multilaterales, además de
reuniones cumbre.
Tales contenciosos radicados en la CIJ han
tensado en extremo la vinculación de los únicos países latinoamericanos que
carecen de relaciones diplomáticas.
Chile venía de mostrar los dientes a
Bolivia con el arresto, encarcelamiento durante 101 días, procesamiento judicial,
condena y expulsión tras multa de 9 aduaneros bolivianos a los que acusó sin
pruebas de intento de robo de 9 camiones con carga de contrabando.
El abrazo de Villalobos y De la Barra y los
dichos del senador chileno Alejandro Navarro, que certificó que sus 2
compatriotas uniformados habían sido tratados "extraordinariamente"
en Bolivia, donde se les habilitó un dormitorio y no una celda, parecía
sobreponerse, hoy por lo menos, a las apreciaciones cerriles del canciller
chileno Heraldo Muñoz que apenas arrestados los aduaneros bolivianos dijo que
todo aquel que entrara a territorio de Chile sin permiso, se iba
"preso".
A los carabineros de Chile que se metieron
7,5 km en territorio boliviano en busca de unos rateros de autos, que portaron
armas y que intentaron darse a la fuga antes de ser reducidos por la Policía
boliviana, dijo el ministro boliviano Carlos Romero que fue a restituirlos a su
país en el punto de Tambo Quemado y Chungará, "se les ha otorgado todas
las garantías a sus derechos fundamentales: no se ha dañado su dignidad, no se
le ha provocado lesiones, no se los ha amedrentado sicológicamente".
Todo lo contrario al trato que se dispensó
a los aduaneros bolivianos entre el 19
de marzo y el 28 de junio últimos, que volvieron a Bolivia.
Más bien a los carabineros "se les ha
tratado con todo el respeto y dignidad de su condición de seres humanos y
hermanos. Así lo han certificado los médicos de la Cruz Roja
Internacional; así lo podrán testimoniar
ellos mismos", mantuvo Romero y, más aún, "no les estamos expulsando
de nuestro territorio. Estamos permitiendo que sean restituidos a su patria, a
su hogar, a su familia. Serán siempre bienvenidos en nuestro territorio cuando
decidan visitarnos o cuando coordinen una actividad oficial".
Día antes Morales dijo haber escuchado el
clamor de la madre de unos de los uniformados chilenos y decidió que sean
restituidos a su país lo antes posible, tal como sucedió este domingo.
"Cómo podríamos desoír el clamor de
esta madre, como podríamos generar desolación y tristeza de las familias de
estos servidores del Estado de Chile", sostuvo el Presidente boliviano,
aludiendo, tal vez, el drama de las madres de los bolivianos condenados en
Chile, 2 militares y 7 aduaneros, tratados como criminales vulgares.
El mandatario boliviano pareció mencionar,
implícitamente, el trato que recibió una mujer indígena, madre de unos de los 9
arrestados en Chile, a quien se le obligó a cambiar su vestimenta por otra
ajena a su cultura antes de permitirle el paso a ver a su hijo en la
penitenciaría de Pozo Almonte, en Iquique.
"Darle las gracias, muchas gracias por
su maravilloso gesto que hizo de devolver a mi hijo y al otro carabinero.
Muchas gracias Presidente (Evo Morales), Dios lo bendiga grandemente",
manifestó la señora Magdalena peso, en declaraciones a la radio chilena Bio
Bio.
Antes que la cancillería de Chile
calificara de propagandístico el acto de restitución de los carabineros a
Chile, Morales había escrito en su cuenta de Twitter que "el odio y la
venganza se vence con clemencia y tolerancia".
Bolivia tomó con su mejor talante el gesto de los jefes policiales que hasta se
extendieron invitaciones para viajar a ambos países y su ministro de Justicia,
Héctor Arce dijo --en consonancia con un senador chileno, Hugo Gutiérrez, que
escribió que era hora de plantear un protocolo para tratar este tipo de
incidentes fronterizos recurrentes, principalmente en la lucha contra el
crimen- llegado el tiempo de deponer posiciones de adversación.
"Ojalá finalmente éste sea un punto de
inflexión, así lo ha convocado nuestro presidente (Evo Morales), sea un buen
punto de inflexión, para que las relaciones entre los dos países finalmente
tomen el rumbo que deben tomar", dijo a la radio y televisión locales.
Su colega de la Presidencia, René Martínez,
sostuvo que "(la devolución) marca una coherencia de comportamiento,
nuestro Gobierno refleja fielmente esa cultura de diálogo y paz de los
pueblos", dijo la autoridad en una entrevista con radio Panamericana.
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