Por
Carlos Lafuente
LA PAZ, BOLIVIA (ANB / ABI).- El jüni hitoe, la vestimenta tradicional de las damas
japonesas de las antiguas cortes imperiales, que impresiona por sus colores
vibrantes, sus doce capas y casi 20 kilogramos de peso, enamoró al público de
La Paz en la presentación cultural de Japón, la semana anterior, que también
cautivó a través de la interpretación del shamisen, instrumento musical típico
de cuerdas, impregnando la noche paceña con su extraordinaria sensibilidad.
"La belleza de los vestuarios antiguos
ya no se puede ver hoy en las ciudades japonesas, pero conservamos la tradición
para ocasiones muy especiales", manifestó el embajador de Japón en
Bolivia, Hidehiro Tsubaki, en conversación con ABI durante la exhibición
nocturna en el Centro Sinfónico Nacional de la ciudad de La Paz.
La espectacularidad del jüni hitoe está
relacionada a la importancia de los colores, su significado y la calidad de las
sedas en la cultura japonesa, cuya historia de muchos siglos desde la era Heian
en el siglo X, está descrita en los libros sobre las tradiciones heredadas por
los actuales japoneses cuyos vestuarios se han occidentalizado, pero no olvidan
sus ancestrales costumbres.
El jüni hitoe es una prenda compleja tanto
por su composición como por sus distintos significados y, en términos
materiales, este kimono especial se lograba combinando 12 capas, que es
precisamente la traducción de ese término japonés al español.
Las prendas íntimas de este tipo de kimono
están hechas de seda blanca, seguidas de las demás capas y que se pueden ver
sólo por las mangas o por el cuello, donde la superposición de piezas y sus
contrastes son la clave del efecto visual, destacándose también los escudos
familiares en las superficies.
La luz brillante tiene un significado muy
grande en Japón, según destaca el embajador Tsubaki, por lo que estas prendas
de las damas imperiales de la historia japonesa destellan esa intensidad que se
agrega a los arreglos de cada capa, fundamentales a la hora de usar el j?ni
hitoe.
La idea principal es manipular el color
final que se quiere lograr a través de la combinación de las distintas capas,
con colores que se afectan unos a otros, y estas mezclas tienen nombres
poéticos y comunican diferentes cosas.
En este contexto, la seda roja a través de
un blanco traslúcido es ciruelo en flor, mientras que violeta claro interpuesto
por una capa blanca significa cerezo en flor, de acuerdo a la recopilación
histórica japonesa que describe estos detalles por la importancia en la cultura
del Imperio del Sol Naciente.
La elección de colores no es arbitraria y
cada combinación de capas corresponde a una determinada posición de la dama en
la jerarquía social, económica y etaria del antiguo Japón y las posicionaban
dentro de un código bien establecido dentro de la corte.
Las damas cargaban, en esta tradición, un
abanico que les servía para poder establecer relaciones sociales con los
varones de la corte y funcionaba en la medida en que cubría el rostro de la
dama al momento de dirigirse a un caballero, para así mantener el recato, muy
importante en la cultura japonesa, por lo que las señoras mostraban
directamente tan sólo las diferentes mangas de colores de su kimono.
Otro de los ingredientes del inolvidable
espectáculo en el Centro Sinfónico Nacional fue la presentación de tres
intérpretes del shamisen, instrumento musical típico de Japón.
A diferencia de la escala de siete notas de
la música occidental, la música tradicional japonesa está basada en una escala
de cinco notas y la principal característica es que el acompañamiento
instrumental rara vez progresa al ritmo de la canción.
El shamisen, instrumento de tres cuerdas y
una caja de resonancia cubierta de pergamino, se toca con un arco y su sonido
tiene un poder dinámico.
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