EE. UU. (ANB / tomado de clarin).- James Holmes mató a 12 personas e hirió a 58 en el
estreno de la última película de Batman, hace diez días. Ayer ni se inmutó
cuando lo acusaron. Podría recibir perpetua y hasta la pena de muerte.
Sólo una palabra se le escuchó decir en toda la última audiencia. Su voz
salió breve y sin volumen. “Sí”, le respondió al juez que le preguntó si
desistía de tener una reunión preliminar dentro de un mes. James Holmes, el
joven de 24 años que hace once días mató a 12 personas e hirió a 58 que se
encontraban dentro de un cine en Denver, Colorado, no se inmutó ni cuando le
leyeron la acusación. En el proceso judicial, deberá responder por 142 cargos,
24 de ellos serán por homicidio y 116 por tentativas de asesinato . Además, se
le imputa un cargo por posesión de artefactos explosivos y otro por cometer un
crimen violento. De ser condenado podría recibir la pena de cadena perpetua y,
si la fiscalía entiende que hubo premeditación, podría pedir la pena de muerte.
A diferencia del sistema judicial argentino, en el que al delito se le
suman los agravantes según las características con las cuales se lo cometió, en
Estados Unidos los cargos se suman en función de la tipificación del delito. Es
decir que como a estos crímenes se les endilga “deliberación”, por un lado, y
“desprecio por la vida humana” , por otro, se duplican los cargos. Otro tanto
sucede con los intentos de homicidio, que también se duplican. De ahí la
cantidad total.
En su segunda aparición en la corte, el acusado apenas miró a su abogada ,
que lo acompañó también en el encuentro anterior. Los procuradores hicieron una
reconstrucción de la matanza a partir del informe policial. Explicaron que
debajo de la ropa llevaba un chaleco metálico y que antes de comenzar a
disparar activó dos dispositivos que largaron el gas lacrimógeno.
Luego, según el informe, se puso la máscara que llevaba y tiró con una
escopeta Remington , una de las tres armas que llevaba. Después siguió su
cacería con un rifle semiautomático Smith & Wesson, con 100 balas, hasta
que se le atascó. Por último, agarró una pistola Glock calibre .40. Con esa
arma en la mano lo detuvo la policía en la puerta del cine, cuando iba a subir
a su auto. Otra pistola igual fue hallada en el vehículo.
Luego de ese relato leído, que Holmes escuchó casi sin pestañeos, la
fiscalía informó que el acusado había mandado un paquete con el plan de la
masacre a un médico psiquiátrico que lo trataba. Los abogados defensores se
negaron a que ese material sea incluido entre la prueba del juicio. Esta
decisión se debe a que, según se estima, dentro de esa caja habría papeles que
demostrarían cierta premeditación de Holmes , algo que complicaría aún más su
situación judicial.
Otra de las pruebas que resultó materia de discusión con la defensa fue el
informe sobre las armas encontradas en la casa del detenido. Allí se sostiene
que Holmes comenzó a planear los crímenes hace cuatro meses, cuando a través de
Internet fue capaz de comprar 3.000 balas para pistola, 3.000 cartuchos para el
rifle semiautomático y 350 proyectiles para una escopeta calibre 12.
Por último, los policías también contaron cómo hallaron el pequeño arsenal.
En el mismo momento en que fue capturado, el acusado dijo a los agentes que en
su departamento guardaba armas. Hasta allí fue un grupo de expertos en
explosivos y encontró un mecanismo explosivo conectado al picaporte, que podía
estallar en la cara de quien quisiera abrir. Para tentar a cualquiera que
pasara, Holmes había dejado la puerta entornada y música sonando adentro.
Después de una evacuación general al edificio, la Policía pudo entrar y encontró
las armas.
Ayer, apenas detrás de una pared, Holmes tenía a varias de las víctimas de
su ataque, que lo seguían por un monitor. A pesar de la indignación que
mostraban cuando los procuradores detallaban las pruebas en contra del acusado,
ninguno de ellos le gritó al verlo salir. “Este hombre es un cobarde. Estamos
aquí para demostrar que tenemos fuerza y que vamos a luchar por Justicia”,
explicó Don Lader, que había ido al cine con su esposa el día de la matanza.
El juez a cargo de la causa, William Silvester, ordenó un fuerte operativo
de seguridad, por el que se restringió la presencia de periodistas dentro del
tribunal y todavía no decidió levantar el secreto de sumario en el caso.
Luego de la audiencia, Holmes volvió a dormir a su celda de confinamiento
en la cárcel del condado Arapahoe. Esa situación de reclusión fue pedida por su
defensa ante la reacción de otros presos indignados por la matanza.
EEUU, 31 Julio 2012 - A.S.C.
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