EN EL CONFLICTO DE 2019
LA PAZ, BOLIVIA (ANB / Erbol).- Un informe defensorial sobre los hechos registrados después de las elecciones generales del 20 de octubre de 2019, concluye que el Gobierno transitorio cometió delitos de lesa humanidad durante el conflicto poselectoral, al haber incurrido en “asesinatos de forma sistemática en contra de la población civil, bajo conocimiento, órdenes e instrucciones” dictadas bajo la actual administración gubernamental, y en actos de tortura por parte de la Policía Boliviana.
El informe “Crisis de Estado
Violación de los Derechos Humanos en Bolivia Octubre-Diciembre 2019”,
presentado este lunes por la Defensora del Pueblo, Nadia Cruz, describe y
muestra la vulneración de derechos, los hechos violentos y las situaciones en
que se produjeron 37 muertes, 27 de éstas durante la intervención conjunta de
la Policía Boliviana y las Fuerzas Armadas en Sacaba, Senkata y en barrios de
la zona sur de La Paz.
Concluye, además, que casi 10
meses después de lo ocurrido no existe, ni existió, un proceso de pacificación
real en el país, que a pesar del cese de las movilizaciones sociales y bloqueos
de caminos; y de las operaciones conjuntas policiales militares, así como
la eximición de responsabilidad penal
prevista en el Decreto Supremo 4078; la paz y la armonía en el país no se
restablecerán debido a la persecución a ultranza de opositores políticos; la
violación sistemática de derechos humanos y el manto de impunidad sobre éstas.
El informe defensorial señala que
las 20 muertes en Sacaba y Senkata, durante las operaciones conjuntas de la
Policía Boliviana y Fuerzas Armadas, se constituyen en masacres, “al haberse
cometido el delito de asesinato de forma sistemática en contra de población
civil y bajo el conocimiento, órdenes e instrucciones dictadas desde el
Gobierno Transitorio, características que configuran un delito de lesa
humanidad”.
Según la Defensoría, también
están considerados como delitos de lesa humanidad los otros siete
fallecimientos, dos ocurridos en el norte integrado de Santa Cruz; uno en el
municipio de Betanzos; tres en las zonas de Ovejuyo, Pedregal, Rosales y
Chasquipampa en La Paz, durante la intervención de las fuerzas policiales y
personas particulares con la aquiescencia de la institución del orden; y otro
en Sacaba el 11 de noviembre.
En cuanto a las otras diez
muertes suscitadas en los departamentos de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz,
entre ellas de dos efectivos policiales y un trabajador de la prensa, según el
informe defensorial, son “hechos de asesinato, homicidio u otras afectaciones
al derecho a la vida, provocadas por personas particulares ante omisiones de
brindar seguridad por la Policía Boliviana”. Agregó que en ese marco además
hubo agresiones, asaltos, quema y saqueo de instalaciones policiales vulnerando
el derecho a la vida, integridad personal, seguridad personal y dignidad de los
uniformados.
De acuerdo a los hallazgos de la
Defensoría del Pueblo, si bien era necesario el uso de la fuerza por parte de
la Policía Boliviana para restablecer el orden, se le cuestiona el haber
cometido actos de tortura durante la
custodia de las personas detenidas el 11 de noviembre de 2019, en las zonas de
Ovejuyo, Rosales, Pedregal y Chasquipampa de la ciudad de La Paz; en Ciudad
Satélite, Villa Dolores, Faro Murillo y Villa Adela en El Alto, y trasladadas a
los Distritos Policiales 4 y 3, Comando General de la Policía Boliviana y la
Fuerza Especial de Lucha contra el Crimen en la sede de Gobierno.
“Hechos en los cuales se
evidencia la existencia de elementos que pudieran configurar el delito de
asesinato bajo las características de lesa humanidad, tortura, uso excesivo de
la fuerza, detenciones ilegales y otras violaciones de los derechos a la vida,
integridad personal, libertad e igualdad y no discriminación”, señala el
informe defensorial.
También se observa que las
personas detenidas en El Alto el 11 de noviembre de 2019, fueron presentadas
públicamente por la Policía como autores de los hechos delictivos ocurridos esa
fecha, sin que hayan sido juzgadas y condenadas en el marco del debido proceso,
vulnerando su derecho a la presunción de inocencia en su dimensión de regla de
trato.
Se evidencia, además, que a la
fecha no se garantizó el acceso a la justicia a las víctimas de vulneraciones a
los derechos humanos ocurridas en las tres etapas del conflicto que se
describen en el informe defensorial, y que los plazos razonables establecidos
en la norma penal ya se agotaron superabundantemente; tampoco existe debida
diligencia en la obtención y resguardo de la prueba y ni se han identificado a
los presuntos responsables.
“La Policía Boliviana, las
Fuerzas Armadas y el Ministerio Público han vulnerado el derecho a la verdad a
través de acciones ilegales destinadas a eliminar, alterar o condicionar los
elementos de convicción, al haberse evidenciado el amedrentamiento de testigos
y víctimas, alteración de la escena del crimen, desaparición de evidencia y la
emisión de prueba pericial que no cumple estándares técnicos”, señala el
informe.
Por otro lado, se observa que las
declaraciones públicas de altas autoridades gubernamentales sobre las
investigaciones de estos hechos criminales,
representan un grave riesgo a la independencia de los operadores de
justicia, pues se busca eludir o minimizar la responsabilidad estatal en las
graves vulneraciones a los derechos humanos.
El informe defensorial denuncia
incumplimiento de los principios de proporcionalidad, necesidad y humanidad
establecidos en los Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas
de Fuego por los Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley, durante las
intervenciones de la Policía Boliviana, que además fue permisible ante hechos
violentos protagonizados por personas particulares y no cumplió con su
obligación de prevención y socorro en los casos de vejaciones, actos
humillantes, discriminatorios y agresiones físicas, incluso de carácter sexual,
ocurridos en Vila Vila y las agresiones a familiares de ex autoridades
legislativas.
La conformación e implementación
de grupos paraestatales, que se arrogaron y aún se arrogan las funciones de
seguridad interna de competencia exclusiva de la Policía Boliviana, también se
dio bajo la permisibilidad de esta institución, es otras de las conclusiones a las
que arribó la institución defensorial.
En el conflicto poselectoral, el
informe concluye que existió coacción directa, restricción de circulación,
afectación a instrumentos de trabajo y bienes personales, humillación y hechos
de discriminación, retención arbitraria, amenazas a la seguridad personal y
vida de las y los trabajadores de la prensa e incluso de sus familiares y que vulneraron su derecho de ser protegidos
por el Estado. La afectación a los derechos de las y los trabajadores de la
prensa, sumada a la suspensión de la transmisión habitual de medios de
comunicación como BoliviaTv, Abya Yala, UNITEL, Radio Patria Nueva, Radio
Comunidad, entre otros, así como la suspensión de la impresión de varios
periódicos como La Razón, Página Siete, Opinión y Los Tiempos por la falta de
protección estatal, vulneró el derecho a la libertad de expresión, información
y comunicación.
Los hallazgos durante la
elaboración del informe coinciden con los informes emitidos por instancias
internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el
Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH), la
Clínica de Derechos Humanos de Harvard en los que se señala que en Bolivia,
durante el conflicto poselectoral hubo la vulneración sistemática de derechos
humanos, y con el Instituto de Terapia e Investigación sobre las Secuelas de la
Tortura y la Violencia de Estado (ITEI) que concluyó que en este periodo
existió hecho de tortura y malos tratos contra civiles.
Dentro de las determinaciones
emitidas en el informe, la Defensoría del Pueblo realiza una serie de
recomendaciones como la que demanda “al Ministerio Público y al Órgano Judicial
investigar, hasta lograr el esclarecimiento de todas las vulneraciones a los
derechos humanos ocurridas durante el conflicto a fin de identificar y
sancionar a los responsables”. Les recomienda, además, investigar las
vulneraciones de derechos en las operaciones conjuntas de la Policía Boliviana
y las Fuerzas Armadas el 15 y el 19 de noviembre, en las Masacres de Sacaba y
Senkata; en las intervenciones de la Policía
y de particulares con la aquiescencia de la institución del orden en las
zonas paceñas de Ovejuyo, Pedregal, Rosales y Chasquipampa el 11 de noviembre,
la realizada en Sacaba en la misma fecha, y en las operaciones conjuntas en el
norte integrado cruceño el 12 y 13 de noviembre y en Betanzos el 12 del mismo
mes.
Recomienda, asimismo, la emisión
de una ley para la creación de una Comisión de la Verdad independiente y con
miembros de alta calidad ética y moral, destinada a investigar de forma
imparcial todos los hechos que vulneraron los derechos humanos durante el conflicto;
de otra Ley para la reparación integral de las víctima de éstas vulneraciones;
y una ley que establezca sistemas y mecanismos de protección, así como la
provisión de equipos de seguridad a las y los trabajadores de la prensa que
realizan cobertura de noticias en conflictos sociales y que democratice el
acceso a la publicidad estatal.
Este informe será puesto en
conocimiento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la
institución defensorial espera que el próximo Gobierno elegido por voto popular
a la Presidencia del Estado Plurinacional, impulse las investigaciones hasta
esclarecer los hechos, establecer las responsabilidades y sancionar a los
responsables.
Con información de la Defensoría
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