LA PAZ, BOLIVIA (ANB / ABI).- Juan Pari Mamani, 25 años de edad, un jefe de operaciones
de bajo perfil de la sucursal del estatal Banco Unión en la localidad andina de
Batallas, a unos 100 km de La Paz, se robó la friolera de entre 43 y 37,6
millones de bolivianos, entre 5 y 6 millones de dólares, asistido por 18
funcionarios y 2 ajenos cómplices, en pequeñas operaciones en los últimos 10
meses, confirmaron el viernes autoridades de la entidad bancaria y de la
Fiscalía de La Paz.
"Los resultados de una auditoria
interna que hemos hecho sobre la sustracción que hemos tenido en la agencia de
Batallas hace unos días (...) nos habla que el monto sustraído por el señor
Juan Pari es de 37 millones 690 mil bolivianos", dijo en conferencia de
prensa a última hora del día la gerente general, Marcia Villarroel.
"En una primera instancia se presumía
por los indicios que eran alrededor de 20 millones de bolivianos y
posteriormente con los informes técnicos y con la información que se ha ido
recuperando ha llegado a una suma de 43 millones de bolivianos
aproximadamente", sostuvo poco antes, también en conferencia de prensa, el
fiscal Edwin Blanco.
El desfalco -que ya se cobró la cabeza del
gerente nacional de Operaciones, José Luis Quiroz, por incumplir su deber- el
más importante de la historia financiera boliviana de las últimas dos décadas,
se registró a manera de cuenta gotas, en pequeñas partidas diarias o semanales
de 20.000 bolivianos en unas 40 semanas, en tiempos en que campean los robos
electrónicos o digitales o los a mano armada, de acuerdo con los resultados aún
provisionales de la pesquisa.
Según la auditoría, de los 18 funcionarios
implicados en el hecho, dos están en Santa Cruz y el resto en La Paz, mientras
que 13 del total ya fueron denunciados al Ministerio Público para que proceda
con la investigación y determine el grado de responsabilidad.
La Gerente General del Banco Unión aseveró
que en el afán de recuperar el monto sustraído, la entidad colaborará a la
Fiscalía y la Policía con los allanamientos e identificación de vehículos e
inmuebles.
"El Banco Unión también activó su
reclamo al seguro y ha remitido el informe de la auditoria a la Autoridad de
Supervisión de Sistema Financieros, a la Fiscalía y a todas las entidades que
corresponda para que puedan coadyuvar en la investigación", agregó.
El presidente Evo Morales se dijo a favor
que la justicia obre contra los implicados en el desfalco urdido por un
funcionario de jerarquía preliminar y su novia, una extraña para la entidad
bancaria.
En declaraciones formuladas en la ciudad de
Santa Cruz, Morales advirtió que su Gobierno no protegerá la corrupción.
"Ahora no se perdona a los corruptos,
antes habían corruptos ministros que robaban medicamentos y carne y nunca se
juzgaba; aquí les encontramos, hay proceso y de inmediato
encarcelamiento", mantuvo.
El caso, sólo superado por estafas
bancarias ocultas en la figura de la quiebra financiera, saltó a la luz pública
hace una semana y el primer informe de las tropelías de Pari Mamani daba cuenta
que se había robado 400.000 bolivianos en puchos de 20.000 diarios desde
diciembre de 2016.
Ante el temor que la cifra de 43 millones
de bolivianos que Pari Mamani, ayudado por su novia ajena al Banco, Luciana
Reynaga, se echó al bolsillo quedé en la anécdota a medida que despega la
investigación, el Fiscal de La Paz dijo que se requerirá un informe final del
equipo técnico multidisciplinario de la Autoridad de Supervisión del Sistema
Financiero (ASFI) para establecer con certeza el monto real del desfalco.
El modo de operar de Pari Mamani,
convertido en el ladrón de bancos más insospechado de la historia nacional,
dejó perplejos a los investigadores, acostumbrados en los últimos tiempos a
agarrase a tiros con asaltantes de toda monta, que husmeaban en el Banco.
Blanco informó que Pari Mamani no sustraía
el dinero de los cajeros, como inicialmente se presumió, sino que, en su
condición de jefe de operaciones de la agencia de Batallas, sacaba los valores
de la bóveda grande para supuestamente transferir esos montos a una pequeña
bóveda y reportaba la transacción como ejecutada.
Para burlar los registros y los controles
informáticos desviaba los visores de las cámaras de seguridad y su pareja,
Luciana Reynaga, ingresaba, como Pedro por su casa, a la agencia bancaria para
sacar dinero en su cartera.
Por ese caso están recluidos en cárceles de
La Paz, además de Pari Mamani, y Luciana
Reynaga, un tal Alexis Calderón, amigo personal del hurtador implicado en el
caso porque relevó, sistemáticamente en los últimos 9 meses, a la mujer en los
embolsos diarios y semanales.
También Juan Carlos Gott, un gerente de una
autoventa en la marquesina de la ruina económica que permitió a Pari Mamani
blanquear el dinero del desfalco.
Beneficiado con la figura del arresto
domiciliario, Gott recuperó sus economías apenas comenzó a tranzar con Pari
Mamani que, como los asaltantes de 2.400 millones de bolivianos destinados a la
remesas de los mineros, en los caminos de Calamarca, en 1961, efectuaba compras
suntuarias (coches de alta gama) para matizar sus crímenes.
De acuerdo con las investigaciones, Pari
Mamani hubo abierto en los últimos meses empresas fantasma para lavar los
billetes provenientes del crimen.
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