Relata desde episodios de su niñez
PADRES, PATRONES Y EL CUARTEL: ASÍ MALLKU SE HIZO REBELDE #Bolivia|#LaPaz|#ElAlto pic.twitter.com/qo4tImyY3A— AGENCIA ANBOLIVIA (@ANBOLIVIA) 10 de marzo de 2018
PANDO, BOLIVIA (ANB / Erbol).- Los consejos de sus padres, la lucha contra los patrones hacendados y su experiencia en el cuartel, forjaron en Felipe Quispe, el “Mallku”, su legendario carácter rebelde, con el cual lideró una insurrección que pudo derrocar a un presidente y se erigió como una de las figuras políticas más importantes de la política boliviana.
Quispe nació en 1942, en el cantón Ajllata Grande de Omasuyos. El “Mallku”, en entrevista con ERBOL, explicó que es rebelde prácticamente desde el nacimiento, gracias a sus padres, y que su convicción se hizo más fuerte por eventos que pudo observar con sus propios ojos desde que era niño.
“Mis padres me han inculcado que en la vida hay que luchar, hay que estudiar. En la vida hay que ser mejor de los mejores, hacer una cosa muy grande, si es posible hay que arriesgar la vida. Y eso lo tengo incrustado en mi mente, es por eso que no me bajo el pantalón para nadie”, manifestó.
Felipe Quispe señaló que después de la Revolución de 1952, cuando él todavía era un niño, estalló la lucha contra los patrones hacendados. “De ahí nace esa rebeldía”, subrayó.
Recordó en especial un episodio que marcó su vida. Relató que en una ocasión el caballo del patrón hacendado estaba por ahogarse en el lago. Entonces la esposa del “señor” apareció molesta y advirtió a su padre, tratándolo de “indio”, que si el caballo moría, el “caballero” hacendado lo montaría a él. La comunidad entera tuvo que movilizarse para salvar al caballo y tranquilizar a la señora.
Otro evento que marcó a Quispe se dio en su aula escolar. Indicó que entonces se pasaba clases en las mismas casas de hacienda y que el aula “era una sala de tortura” para él y sus compañeros. Explicó que ellos era aymaras que no sabían nada de castellano. Apenas su padre había aprendido algunas palabras de afrobolivianos de los Yungas y en las campañas de apoyo a Bautista Saavedra.
En el aula -contó Quispe- un profesor radical chocaba con los aymaras, a quienes intentaba inculcar el castellano por la fuerza. El profesor pretendía que la “letra española” entre en sus estudiantes a palo, pero el “Mallku” aseguró que ese idioma no se la salía por nada.
Luego vino la vida en el cuartel, en el Politécnico Aeronáutico Militar. Quispe señaló que el ambiente militar era, y sigue siendo, un ambiente de discriminación racial. Sin embargo, aseveró que no tenía problemas en la instrucción teórica y práctica que le dictaban.
Egresó como cabo y su sargento le dijo que podía rendir en la vida militar. El “Mallku” sostuvo que tenía todas las condiciones para seguir en esa carrera, pero era pobre, tenía la cara de “indio”, su apellido era Quispe y no hablaba bien el castellano. “Eso era delito”.
Quispe dijo que lo rebotaron de las Fuerzas Armadas y tuvo que irse a su comunidad. “Eso es la vida mía, de ahí me he vuelto rebelde poco a poco”, expresó.
Fue en el cuartel también donde Felipe tuvo una experiencia política que marcaría su camino. Recordó que un suboficial le entregó un folleto anticomunista, en el cual se decía que Karl Marx odiaba a Dios, y que los comunistas querían matar a los ancianos y quitar las tierras a los campesinos.
Contó que con ese folleto salió del cuartel cabizbajo y con un sentimiento anticomunista, pero su curiosidad lo llevó a averiguar. Fue a la zona de la Pérez Velasco de La Paz y, en las tiendas de libros usados, halló el Manifiesto del Partido Comunista de Marx.
Con esa lecturas, Quispe se dio cuenta del engaño y adoctrinamiento en las Fuerzas Armadas. “Nos estaban trabajando para que seamos unos perros, que teníamos que lamer la mano de los gringos de Norteamérica. El Ejército estaba manejado por ellos”, dijo.
Así, con las lecturas comunistas, Felipe ingresó en el campo político.
“Una mujer hermosa”
Quispe destacó también el apoyo en su carrera política de su pareja. “Yo he tenido una hermosa mujer”, manifestó al recordar que ella también era militante y pensaba como él.
Felipe se expresó agradecido con su mujer, quien le decía “yo voy a mantener a los hijos” para que él continúa en su lucha.
“Gracias a mi mujer que murió hace cinco años soy político. Le agradezco siempre, yo sé que esa calidad de mujer no vamos a poder conseguir”, agregó.
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