Retiran
subidas arancelarias
ESPAÑA (ANB / Fuente: El País).- Estados Unidos y China han suspendido su pulso comercial.
Con la vista puesta en las espinosas negociaciones para la desnuclearización de
Corea del Norte, ambos gigantes han decidido rebajar la tensión en el frente
arancelario y, tras dos días de intensas reuniones en Washington, han hecho
público un comunicado conjunto en el que Pekín acepta tomar medidas para
reducir el déficit comercial de EEUU, cifrado en 375.000 millones de dólares en
2017. Como consecuencia, han acordado suspender, según anunció el secretario
del Tesoro, Steven Mnuchin, las alzas tarifarias que amenazaban con desatar una
guerra comercial planetaria.
“Para
satisfacer las crecientes necesidades de consumo del pueblo chino y su
necesidad de un desarrollo económico de alta calidad, China incrementará sus
compras de bienes y servicios estadounidenses. Esto ayudará al crecimiento y al
empleo en Estados Unidos. Ambas partes acordaron incrementos sustanciales en
exportaciones agrícolas y energéticas estadounidenses”, señala la nota
conjunta.
Esta
cesión no implica que el conflicto haya quedado zanjado por completo. Pese a las
buenas intenciones, no se han acordado aún cifras y la petición del director
del Consejo Nacional de Economía, Larry Kudlow, de que China aumente las
importaciones desde EEUU en 200.000 millones al año tampoco ha sido aceptada.
Más que la paz, lo que se ha pactado en Washington son las condiciones para un
armisticio. El diálogo continúa y ahora un equipo de Trump viajará a Pekín
“para trabajar en los detalles”. “Ambas partes acordaron buscar la resolución
de las diferencias comerciales y económicas de una forma proactiva”, indica el
comunicado.
La
distensión llega dos meses después de que Trump abriese la batalla. El pasado
23 de marzo, el presidente ordenó imponer al gigante asiático aranceles del 25%
a importaciones por valor de 60.000 millones de dólares. El argumento de la
Casa Blanca para dar comienzo a la guerra comercial es bien conocido. Trump
considera que China se ha aprovechado de la apertura comercial estadounidense
al tiempo que ha cerrado la puerta a sus productos. Así, mientras que China destina
el 18% de sus exportaciones a EEUU (505.000 millones), el gigante asiático solo
representa el 8,4% de las ventas al exterior norteamericanas (130.000
millones). El resultado es un déficit para EEUU de 375.000 millones. "El
mayor de la historia", como señala Trump.
La
andanada arancelaria de EEUU fue respondida en abril con otra similar por
Pekín. Eran los primeros compases de lo que se esperaba un pulso a escala
planetaria. Pero ambas superpotencias, visto lo acordado en Washington, han
decidido evitar la sangre. Pekín ha admitido el desequilibrio y se ha mostrado
dispuesto a aumentar las importaciones estadounidenses.
El
jefe de la delegación china desplazada a Washington para las negociaciones, Liu
He, dio a entender a los medios estatales de su país que, aunque las
diferencias comerciales con Estados Unidos son profundas, se ha logrado evitar
un mayor conflicto comercial a corto plazo. "Ambas partes no van a librar
una guerra comercial y van a dejar de subirse los aranceles respectivos",
aseguró a la agencia Xinhua, descartando por tanto la entrada en vigor de unas
tarifas que hubieran afectado a un porcentaje significativo del intercambio
comercial entre ambos países y que disgustaban a Pekín.
Liu
dijo que China "contribuirá a los esfuerzos de Estados Unidos para reducir
su déficit comercial", sin detallar cifras concretas que pudieran haber
salido de las negociaciones. El alto cargo sustuvo, sin embargo, que "se
necesita tiempo" para resolver los problemas estructurales de las relaciones
entre ambos países en materia económica y comercial, informa Xavier
Fontdeglòria.
En
esta cesión ha influido la negociación abierta para lograr la desnuclearización
del régimen de Pyongyang. China, que absorbe el 90% de las exportaciones de
Corea del Norte, juega un papel fundamental en esta partida. Deseosa de rebajar
la tensión zonal, ha contribuido a facilitar el cara a cara entre Trump y el
líder norcoreano, Kim Jong-un, que se celebrará el próximo 12 de junio en
Singapur. Una guerra comercial con el volátil Trump habría puesto en peligro
los delicados equilibrios diplomáticos desplegados.
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