REVOLUCIÓN DE MENTES
CHINA (ANB / BBC Mundo).- "He tenido uno, dos, tres, cuatro... cinco trabajos en los últimos meses", dice Joy Zhang, una joven de 23 años.
Los cuenta con los dedos de la
mano mientras camina por una fila de puestos de un mercado local de alimentos
de Chengdu, ciudad de la provincia suroccidental china de Sichuan.
"Lo cierto es que hay muchos
puestos de trabajo, el problema es si estás dispuesto a rebajar tus
expectativas", señala, antes de volverse para negociar el precio de unos
vegetales.
Lo que siente Joy no es inusual
en la China actual, donde hay más empleados que empleadores que los necesiten.
De los 32 estudiantes que terminaron con ella los estudios, solo un tercio ha
encontrado trabajo a tiempo completo desde que se licenció en verano.
Una de cada cinco personas de
entre 16 y 24 años no tiene trabajo en China, según datos oficiales de agosto
de 2022. El gobierno no ha publicado cifras de desempleo juvenil desde
entonces.
Tras los años de bonanza
económica, millones de jóvenes se enfrentan a un futuro para el que no se
prepararon, y su respuesta marcará el destino de la segunda economía mundial.
Se está produciendo una
revolución en las mentes de la Generación Z del país, según el antropólogo
Xiang Biao, profesor de la Universidad de Oxford que pasa mucho tiempo hablando
con los jóvenes chinos.
"Toda la vida de los jóvenes
ha estado marcada por la idea de que si estudias mucho, al final de tu duro
esfuerzo te esperará un trabajo y una vida decente y bien pagada. Y ahora
descubren que esta promesa ya no funciona".
Las oportunidades se han reducido
en una economía ralentizada y muy endeudada que se vio muy afectada por los
repentinos y totales confinamientos por la pandemia. Y bajo el férreo control
de Pekín, China es ahora un lugar incierto para hacer negocios, tanto para
empresarios ambiciosos como para inversores extranjeros.
Viejos y nuevos sueños
Esto quedó en evidencia en una
reciente feria de empleo celebrada en Pekín. La mayoría de los reclutadores
ofrecían empleos poco cualificados, como asistentes de venta de seguros o de
equipos médicos.
"Creo que las dificultades
son temporales. La gente con capacidades reales encontrará trabajo",
insistía un joven de 25 años que, junto con su pareja, acababa de regresar de
Alemania. "El futuro del mundo está en China", afirmó.
El recién graduado Tianyu, que
estudió ingeniería de software, parecía menos seguro de ello. Dijo que, aunque
sus conocimientos estaban "muy solicitados", había demasiados
profesionales con un currículum similar. "Así que no es fácil encontrar
trabajo".
Algunos de sus amigos aspiran a
hacer carrera en la burocracia, dadas las sombrías perspectivas del sector
privado. En noviembre, más de tres millones de chinos se presentaron a los
puestos de trabajo públicos.
"Muchos buscan trabajo. No
muchos encontraron trabajo", dice Tianyu. Y los que tuvieron suerte
trabajan en áreas no relacionadas con su profesión.
Eso es lo que hizo también Joy:
sin inmutarse, aceptó los trabajos que pudo encontrar. Suplicó a una empresa
turística que la contratara como guía para el parque de pandas de Chengdu
durante el verano, vendió bebidas calientes e hizo prácticas en una guardería.
"Estos trabajos no tienen
buenas perspectivas de futuro", dice Joy. "Ofrecen salarios bajos y
eres fácilmente sustituible. Por eso la mayoría prefiere quedarse en
casa".
Ahora ha aceptado un puesto
vendiendo material educativo. No es el trabajo de sus sueños, pero lo ve como
una forma de ganar experiencia.
Sus padres, sin embargo, están
preocupados. Joy procede de un pequeño pueblo de las montañas a unos 400 km de
distancia. Es la primera de su familia que va a la universidad. Su padre estaba
tan orgulloso que celebró un banquete en su honor con más de 30 mesas de
invitados.
"Mis padres esperan que
tenga una vida mejor y un trabajo y unos ingresos mejores que los de su
generación, ya que me titule en la universidad", dice.
"Esperan que, después de
haber apoyado mi educación, al menos pueda tener un trabajo... [pero] insistiré
en seguir mi propio camino a mi propio ritmo".
La joven se detiene a comprar
unos pasteles rellenos mientras señala a un carnicero que hace salchichas
picantes de Sichuan. Son deliciosas pero con "demasiado grasa" para
ella, bromea.
Durante sus años de universidad
se ha enamorado de esta vibrante ciudad. Quiere ir más lejos y algún día viajar
a Australia y aprender inglés.
Puede que el mercado laboral sea
difícil, pero Joy cree que su vida sigue siendo más fácil que la de sus padres,
cuando China era mucho más pobre y los sueños mucho más lejanos.
"Creo que esta generación
tiene suerte y ha sido bendecida", afirma.
"Tenemos mucho tiempo y
muchas oportunidades para alcanzar nuestros objetivos. Podemos reflexionar
sobre lo que realmente queremos. En comparación con la generación anterior, no
nos importa tanto ganar dinero. Pensamos más en lo que podemos hacer para
alcanzar nuestros sueños".
A arremangarse
Esto es lo que el profesor Xiang
llama una "reescribir del sueño chino". La pandemia ha sido uno de
los catalizadores del nuevo sueño chino de la Generación Z, afirma.
"Los jóvenes tenían una
sensación de vulnerabilidad... [que] su vida podía cambiar, afectada por
fuerzas poderosas. Les hace replantearse todo el paradigma de cómo está
organizada la sociedad china y cómo está organizada la vida colectiva china".
Incluso durante los estrictos
confinamientos por la pandemia en China, a los jóvenes se les animaba a ir a la
universidad. Y han ido en gran número: solo en 2023 se esperaba la cifra récord
de 11,6 millones de estudiantes graduados.
Su frustración ha inspirado
memes, bromas e incluso decisiones poco convencionales. Algunos publicaron
fotos de graduación alternativas en las que aparecían tirando sus tesis a la
papelera. El apodo de "tumbados" se acuñó para quienes optan por
salir de la rueda y encuentran formas de vivir lejos de la competencia de la
vida moderna.
Muchos han dejado de buscar
trabajo y se han ido a casa a ser "hijos a tiempo completo". Algunos
documentan su vida en las redes sociales mientras ganan pequeñas sumas de
dinero haciendo tareas para sus padres o cuidando de los más pequeños de la
familia.
La BBC habló con una joven que no
quiso ser identificada y que había regresado a casa para vivir con sus padres
en la China rural. Dijo que tenía tiempo para leer libros y hablar con su
familia, y que apreciaba una vida diferente a una carrera en la ciudad. Añadió
que sabía que no era para siempre, pero que por ahora estaba contenta.
"No se trata solo de escasez
de empleo, oportunidades o ingresos, sino más bien del colapso del sueño que
les ha empujado a trabajar tan duro", afirma el profesor Xiang. "Eso
no solo trae decepción, sino que también engendra desilusión".
Puede que a Pekín le preocupe que
esta crisis se agrave, que aumente el descontento social y que una juventud
desilusionada suponga una amenaza para el gobierno del Partido Comunista.
Ya ha ocurrido antes. En 2022,
surgieron en todo el país protestas contra las estrictas políticas de
"cero covid" del gobierno, el desafío más directo al Partido en
décadas. Y en 1989, la frustración por el desempleo y la inflación fue la chispa
inicial para lo que se convirtieron en históricas y masivas protestas en la
plaza de Tiananmen.
De momento, no hay señales de
ello.
"La razón más importante es
la transferencia de riqueza intergeneracional", afirma el profesor Xiang.
"El sistema de apoyo social basado en la familia sigue ahí. Sus padres se
beneficiaron de las reformas chinas y tienen suficientes ahorros y activos
inmobiliarios. Pero ahora su valor está bajando".
Pero Pekín no se arriesga. El
presidente Xi Jinping ha instado a los jóvenes a "comer amargura",
término chino para referirse a soportar las dificultades.
El Partido Comunista ha instado a
los licenciados a dejar de pensar que están por encima de los trabajos
manuales, pidiéndoles que "se arremanguen" y acepten esos trabajos.
Esperanza frente a desesperación
Es una solución temporal para
Zheng Guling, licenciada en ventas y marketing de 23 años.
Se ríe a carcajadas de su novio,
que se burla de ella mientras prepara su tiro en un billar de Qinhuangdao, a
pocas horas en automóvil de Pekín. Se conocieron en la universidad. Ambos están
ansiosos por encontrar trabajo. Guling está pensando en trabajar con clientes
en una empresa de tarjetas de crédito.
"Cuando fui a las ferias de
empleo, descubrí que la mayoría de las empresas solo contratan a vendedores.
Hay muy pocas empresas y muy pocos puestos adecuados", dice.
Guling es una de seis hijos de
una pequeña ciudad del sur de China. Durante cuatro años recibió clases en
línea. Nunca ha estado en un aula con sus compañeros. Le preocupa que esto la
haya privado de habilidades muy necesarias.
Tanto Guling como Joy se
"arremangan" y encuentran su propio camino. Por supuesto, este no es
el caso de todos, dice el profesor Xiang. Muchos jóvenes chinos se sienten
profundamente fracasados por no poder encontrar trabajo.
Pero cree que su desesperación
también estimulará un cambio. En su opinión, se trata de una "generación
muy poderosa" con potencial para cambiar China.
"Hay que reescribir la
narrativa china. Ya no puede tratarse de prosperidad, crecimiento y fortaleza
nacional", afirma. "Los jóvenes son la fuerza motriz de esa
reescritura del sueño chino".
En su discurso de Nochevieja, Xi
afirmó que China había resistido la "prueba de vientos y lluvias" y
declaró su "plena confianza en el futuro".
Pero la gran pregunta es si su
Sueño Chino nacionalista coincide con el de una generación desencantada e
inquieta que no está segura de qué esperar de su futuro.
Acurrucada en una tetería con
vistas al gélido mar, a Guling se le ilumina la cara cuando describe su sueño
más alto: quiere ser su propia jefa.
Espera ganar suficiente dinero
para abrir un negocio de desayunos en su ciudad natal, donde venda rollos de
fideos de arroz cantoneses. "Así tendré más libertad", dice.
"Así podré hacer lo que me gusta en vez de seguir trabajando para otros".
Mientras saborea en la tetería
pasteles de luna, castañas y mango seco, explica que quiere algo más que una
vida provinciana.
"Mis padres nunca han salido de su provincia. Se mueven en círculos muy pequeños. Solo quieren una vida estable. Pero nosotros queremos ver más cosas. Ver el mundo exterior y pensar en lo que realmente soñamos".
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