SANTA CRUZ, BOLIVIA (ANB / El Deber).- Sabe que en el MAS hay dirigentes contrarios a él, pero no le
importa. Ratifica que no será candidato. Habla de un síndrome del ‘mesismo’:
poder ser un Gobierno sin poder.
Sorprende
y ofrece respuestas a cada cosa. Evo irá a la repostulación, dice, pero él dará
un paso al costado. Ataca a Carlos Mesa y a una oposición sin proyecto que,
opina, no es una amenaza.
En Santa Rosa del Sara, usted dio por hecho
que el presidente Evo Morales no solamente irá a la repostulación, sino que
ganará las elecciones, ¿Cómo está tan seguro de eso?
Por dos
cosas: porque se trata de un derecho constitucional el que uno pueda
postularse, dejando que el pueblo sea el que tome la decisión con su voto; y en
segundo lugar, porque Evo representa a los pobres, a la gente sencilla, a la
gente humilde. Era una respuesta a una señora que decía que está preocupada por
los humildes, porque si ya no estará él, los van a discriminar. Es muy fuerte
eso que dijo. Y yo le decía que Evo va a seguir adelante.
Pero todavía está pendiente la definición del
Tribunal Constitucional frente al recurso del MAS para la repostulación, ¿No
deberían esperar ese fallo?
Sí. Y
hay que esperar lo que suceda, pero tenemos cuatro o cinco opciones, y vamos a
explorarlas. Esta es solamente una. Nuestra argumentación ha sido muy sólida y
muy contundente, fuerte; confiamos en la solidez legal y constitucional de
nuestro recurso presentado al Tribunal Constitucional.
Está en curso, pero quedan tres opciones, dice
usted. Me refiero a lo que definió un congreso del MAS en Santa Cruz, una de
ellas es aprobar una reforma constitucional por dos tercios en la Asamblea
Plurinacional, ¿Es realmente factible cambiar parte de la Constitución a partir
del Legislativo?
Sí, la
Asamblea tiene esa atribución constitucional. Puede cambiar partes. Ya cuando
se trata de la totalidad del texto constitucional es la Asamblea Constituyente,
y ojo, esta no deja de ser otra opción para lograr la repostulación, si uno
piensa bien. Lo importante en este debate es moverse en el ámbito de las reglas
constitucionales y en el ámbito de la democracia. Si nos mantenemos en esos
márgenes, está perfecto.
¿Y en
qué caso apelaría el MAS a una nueva, la Asamblea Constituyente?
Pues es
una opción. No la planteamos en el Congreso del MAS, pero abrir nuevamente el
proceso constituyente es una opción constitucional y también democrática. Pero
nos estamos adelantando, esperemos que diga el Tribunal Constitucional y veremos.
Para no ir tan lejos, ¿Cómo podría intervenir
la Asamblea Legislativa?, ¿qué tendría que hacer para allanar la repostulación
del presidente?
No
hemos entrado al detalle, pero en términos genéricos, tiene la potestad para
modificar pedazos de la Constitución.
La otra
opción es recolectar firmas del 20% del padrón electoral, para generar un nuevo
referéndum, ¿no es cierto?
Exacto,
es otra opción.
Pero
para eso no habría que retrasar las elecciones.
No, hay
dos años por delante.
La
habilitación de la candidatura del presidente a través de su renuncia seis
meses antes de que acabe su gestión parece políticamente complicada.
Seis
meses o más, para que quede habilitado, es otra opción.
Bueno,
lo que queda absolutamente claro es que, para el MAS, hay una sola posibilidad
para las elecciones...
Que
vamos con Evo.
Sí o
sí...
Sí, que
vamos con Evo, y por eso dí esa certidumbre en mi discurso del jueves en Santa
Rosa del Sara. Evo será candidato otra vez y el voto definirá si nos acompaña
otros cinco años más, o no.
Alguien
dentro del MAS me dijo que Evo es su caudillo y que no tienen otro, ¿es así?
No, es
el líder carismático. Según la sociología de Max Weber, es la persona que
emerge en momentos de una crisis social, que es crisis política también, y de
crisis emotiva. Es un momento en que se
abren los corazones, se abren las mentes, ante el derrumbe de lo existente. En
cierta medida, cada nueva época de la sociedad crea un nuevo Estado, una nueva
organización de las personas, de la sociedad, pero también crea un nuevo
símbolo, en este caso el líder carismático. En cierta medida, la Revolución del
52 también abrió su liderazgo carismático, y pasaron 30 años y seguía el líder.
Si estás en el momento justo, te vuelves un líder carismático.
¿Evo
estuvo ahí en el momento correcto entonces?
Estuvo
en el momento correcto, con las palabras correctas y con las propuestas
correctas. Evo, en otras circunstancias, no sería lo que es hoy. Si hoy
surgiera un Morales no prosperaría porque no hay coyuntura de una crisis.
¿Usted cree
que el proceso de cambio ya superó al nacionalismo revolucionario de Víctor Paz
Estenssoro?
Por
supuesto que sí fue superado. El nacionalismo revolucionario tiene como grupo
hegemónico a la clase media. Víctor Paz, Hernán Siles Zuazo, Wálter Guevara fueron
ejemplos de eso. Quien asumía la construcción del horizonte de época era la
clase media. Quien lo hace en el proceso de cambio son los campesinos. Lo
hicieron en la guerra del agua y del gas con Evo. La segunda diferencia es que
el proyecto del MNR era homogeneizador. No hay indígenas, todos somos
bolivianos y todos somos mestizos. La educación, el servicio militar
obligatorio y la tierra nos llevaba a ser ciudadanos mestizos. Ese era un
discurso homogeneizante. El discurso del Estado Plurinacional se basa en el soy
aimara, soy quechua, soy guaraní, soy mojeño, soy trinitario. Estado
Plurinacional. En el nacionalismo revolucionario, desaparecen las diferencias.
Con el Estado Plurinacional, se reivindican las diferencias. Lo que aquí tienes
es una indianización del Estado, te reconozco en tus diferencias.
Pero
los gobiernos de izquierda con arraigo en las minorías dejaron el poder en la
región, y en cambio, ahora han proliferado los de derecha, ¿Eso no podría
afectar a Bolivia y al presidente Evo Morales?
Sí,
algunos hablan de fin de ciclo. Yo he criticado eso diciendo que es una mirada
teleológica donde el ser humano ya no tiene función ni voluntad. Las cosas son
por encima del ser humano. Prefiero yo hablar de oleadas. Una primera oleada
que llega hasta el 2015, y un repliegue temporal, no sabemos cuánto durará, a
la espera de una segunda oleada de los procesos progresistas en el continente.
Soy optimista en lo de la oleada porque pienso que habrá un resurgimiento,
primero porque esta reconstitución conservadora es endeble. Apela a algo que ya
fue superado: privatizar, desregular, ya lo hemos vivido y no es una buena
opción de sociedad, es algo que ya vimos cuáles son los límites. Mientras
tanto, a los (gobiernos de derecha) que les está yendo más o menos bien y
quieren estabilizarse, realizan una combinación entre conservadurismo y
continuidad del progresismo –porque saben que un regreso a lo viejo no durará,
porque ya fracasó en América Latina–. Los conservadores ahora son neoliberales
a medias, es un neoliberalismo hipócrita, porque saben que sus postulados no
despiertan pasión ni esperanza duradera, porque en el mundo el neoliberalismo
está siendo cuestionado. Se acabó una oleada, es un retroceso, hay que estudiar
qué hicimos mal, y cómo los que quedan en la cresta de la ola se aferran, se
sostienen a la espera de que venga una nueva oleada que haga que nos empuje
nuevamente más arriba.
Yo creo
que eso no está muy lejos, por la situación mundial. De hecho, hay fuertes
tendencias de desglobalización. El mismo gobierno de Trump es un ejemplo de
este pos neoliberalismo de derecha. Qué hace el presidente de EEUU, amenaza con
una muralla en la frontera con México, ¿No quedamos en que el mundo iba a
unirnos a todos, que se habían acabado las fronteras?
Eso nos
decían en los años 80. Y ahora viene el jefe de ellos (Trump) y dice: “no,
señores, yo aquí voy a colocar mi muralla y primero es América, que es lo
primero y el resto que se muera. Y aquí nuestros conservadores están con el
discurso de globalización, se acabaron las fronteras.
Volviendo a la política interna, por lo
ocurrido el 21 de febrero, también puede entenderse que hubo un repliegue del
MAS. Más allá de su campaña política
sobre “el cártel de la mentira”, por primera vez Evo Morales sale desfavorecido
en una consulta a través del voto ciudadano, ¿cómo lo ve?
En
verdad, lo que hubo es un empate. Han ganado por 70 mil votos, eso no es ganar,
eso es empatar. Lo hemos evaluado, no era el momento, había que esperar tres
años y después de nuestra gestión, pedir nuevamente el voto a la gente. Porque
es como que ganaste, y apenas lo haces, quieres volver a ganar. La gente tiene
una mirada equilibrada de las cosas: Te estoy dando cinco años, veremos cómo te
va en los siguientes cuatro y luego vuélveme a preguntar. Nosotros logramos
cinco y pedimos otros cinco ya nomás. Eso fue algo exagerado, y a pesar de eso
la gente votó en un 49% a favor, pese a la falta de sentido común que hemos
tenido. Ese resultado me parece heroico. Las últimas encuestas hablan de que
Evo subió del 27% al 57%, nuevamente somos mayoría, y no solamente absoluta,
sino que bordeamos los dos tercios, esa es mi lectura a noviembre de 2017, nos
hemos recuperado.
El presidente dijo que Álvaro García Linera es
imprescindible, usted dijo que no iría,
¿Mantiene
esa posición o lo reconsideró?
Mantengo
mi posición, seré más útil en la formación de cuadros.
¿No se
repostulará usted?
No me
postularé con Evo, ya lo he dicho hace dos años y no tengo por qué cambiar. No
es noticia, lo reafirmo. Acompañaré a Evo, por supuesto, pero quiero hacerlo
desde otro lugar. En un lugar en el que mi aporte sea más útil. Desde 2019, mi
objetivo, mi atención será formar cuadros, a esos nuevos grupos de jóvenes, que
son los que comienzan a dirigir el país. Ya hay una remoción de los administradores
del país, de dirigentes sindicales, de profesionales y de jóvenes. Quiero
emprender una escuela de cuadros, formarlos para mantener este proceso los
siguientes 20 años y eso requiere que lo que hemos aprendido lo transmitamos a
esta nueva generación.
De hecho, hay sectores del MAS que se han
manifestado en contra de que usted vuelva a postular a la Vicepresidencia, ¿vio
un frente interno?
De
hecho, no me preocupa. Me tiene sin cuidado.
¿Pero
hay?
Sí, sí,
y qué bien que hayan distintas posiciones. Por supuesto, es normal, es parte de
la vida política y de la pluralidad de pensamiento que haya eso en una
estructura política y más bien habla de su dinamismo, de que las cosas no están
cosificadas ni congeladas. Hay, siempre hubo y me parece saludable que hayan
distintas opiniones. Pero yo voy donde creo que puedo ser más útil, siempre lo
hice en la vida y hoy mi fuero interno me dice que soy más útil en esto, antes
que en la Vicepresidencia o en algún cargo público.
Si uno mira encuestas, el presidente,
aparentemente, no tiene sombra. Entonces, uno se pregunta, ¿no serán las
fracturas internas las que pongan en riesgo a su proceso político? ¿Cuál es el
rol del presidente respecto a la unión del partido?
Es
parte del liderazgo carismático que decíamos antes. En general, somos una
sociedad muy fragmentada, siempre lo fuimos. (René) Zavaleta decía que cada valle es una patria.
Divisiones de clase, divisiones étnicas, divisiones regionales, eso ha
atravesado nuestra vida. Problemas regionales desde que nacimos como país:
oriente- occidente, hemos tenido una guerra civil hace 118 años como casi el
2008. Luego, problemas clasistas, clases altas, bajas, obreros, campesinos.
Luego diferencias nacionales: aimaras-quechuas, una realidad muy fragmentada.
Pocos momentos de la vida nacional nos unificamos: La guerra del Chaco, la
Revolución de 1952, otra en 1993 cuando fuimos al Mundial de fútbol y otro
momento fue Evo, que generó un momento unificador del país, un eslabón que
permite unir el resto de los eslabones sueltos. Eso lo hace socialmente y
también al interior del partido. Nadie más tiene una autoridad moral tan fuerte
como Evo para apaciguar las tendencias, para calmar los liderazgos, no
solamente es campesino, indígena, luchador, líder, estadista, sino que es una
persona que le gusta tejer. Por eso pudo sobreponerse a Felipe Quispe.
La
virtud de Evo es que teje, te muestra las diferencias, los hilos de diferentes
colores, pero los une convirtiéndolos en un poncho. Puede juntar
cooperativistas con la Federación de mineros ¿Quién más pudo? Se tiraban
dinamitas hace algunos años atrás. Por eso, solamente él, no veo otra persona
dentro del MAS, puede regular las distintas tendencias, corrientes, los
intereses, que hay dentro de nuestra agrupación que es muy plural también. Un
elemento a futuro es armar un sedimento intermedio de una nueva generación de
cuadros de distintos sectores, con la capacidad colectivamente ayudando a lo
que individualmente él hace. Un nuevo cohesionador colectivo, ya no individual
porque este surge solo en momentos de crisis excepcionales. Esa estructura es
la que nos falta armar, que es la que no tuvimos nunca y que viendo a futuro
hay que levantar.
¿Y la oposición?
Lo que
hay son personas, agrupaciones y ambiciones. Pero lo que no hay son ideas. Y
una oposición sin ideas, no es una oposición real. La oposición no representa
un nuevo país, un nuevo horizonte, una nueva época, una nueva opción;
representa simplemente negocios, ambiciones personales. Tal es el grado de su
descomposición, que no dan la cara como partidos y se agrupan como colectivos
ciudadanos. No tienen líderes que destaquen a nivel nacional. Carlos Mesa es
una opción, no sabemos si será o no candidato. Surge el síndrome ‘mesista’:
poder ser gobierno sin poder. Tener el Ejecutivo sin tener el Legislativo. Lo mismo ocurrió con Siles Zuazo,y por eso
fueron gobiernos desastrozos, porque no tenían los espacios del poder, a
medias, del día a día, de la improvisación y del miedo interno.
¿Le sugirió a Evo Morales algún nombre para
reemplazarlo a usted en la Vicepresidencia?
Falta
mucho, es muy temprano para ver nombres.
¿Cómo
debiera ser el perfil?
Debe
ser primero, una persona con la capacidad de seguir el ritmo del presidente,
eso es muy importante. Y no es fácil, se nos enferman los ministros. Aguantan
tres meses, seis meses, un año y luego ya están en la clínica. Segundo, una
persona que no tenga ambiciones. Todo vicepresidente se cree presidente en
Bolivia. Hasta antes de mi persona, todo segundo quería ser presidente. Yo soy
el primero que jamás he querido serlo. Es más, para mi sería una traición a lo
que hago. No hubo vicepresidente en Bolivia que no haya serruchado a su
presidente. Esa persona debe saber que es el segundo y con mucha honra y
orgullo, para apoyar al primero, eso es clave. Tercero, que tenga un
conocimiento del país.
Por
experiencia propia, por trayectoria de vida, tener un conocimiento de la
diversidad y los problemas del país, porque el vicepresidente actual no es una
persona que como antes traía el café al presidente y esperaba que se muriera.
Hoy, con la nueva Constitución Política del Estado, es una persona muy activa.
Es un ministro, es un presidente de Asamblea, es un organizador, es alguien que
se mete en todos los ministerios, en las regiones, impulsa todos los ministros,
colabora al presidente y también a los miembros del gabinete, articula la
Asamblea Legislativa Plurinacional con el Ejecutivo. Articula al Ejecutivo con
los sectores sociales, es un ser transversal. Se necesita una persona con esa
habilidad, que no se aprende en la universidad. No es un tema de cuántas
maestrías traigo ni es un tema de edad, o cuántas canas tengo. Es un tema de
conocimiento de vida, el poderse mover en esos niveles. Hay mucha gente capaz
para hacerlo, no faltarán excelentes candidatos.
¿En qué
medida las denuncias de corrupción y narcotráfico que involucran a miembros del
partido de Gobierno pueden perjudicar el objetivo de llevar a Evo otra vez a la
Presidencia?
Somos
una estructura muy grande. Un partido demasiado plural y es muy difícil cernir
al buen militante del mal militante, al buen funcionario del mal funcionario.
Entonces se meten estos monstruos, estos cánceres. Ahí lo importante es saber
cómo uno actúa frente al cáncer, frente a estos demonios. Si se da la espalda,
se tiene una actitud complaciente o si, como dice la Biblia, se cae como rayo
sobre Satán. Nosotros, estoy seguro de eso, caemos como rayo sobre Satán,
independientemente de quién sea. Usted no puede mencionarme un solo ejemplo de
un alto funcionario acusado de corrupción que no haya sido castigado con la cárcel.
Ningún Gobierno encarceló a un ministro. Esperaba a terminar la gestión,
negociaban o lo mandaban al Parlamento. No crea que no duele que nos acusen, o
que tengamos compañeros así. Nos duele porque no somos corruptos. Cuando
aparece un demonio, un infeliz que de la noche a la mañana se vuelve millonario
con lo público, es repugnante, nos da asco y lo rechazamos y lo castigamos.
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