Henrique
Capriles
ESPAÑA (ANB / EL PAÍS).- Henrique Capriles (Caracas, 1972) llega a la sede en Caracas
de su partido, Primero Justicia, cargado de bolsas. Su equipo asegura que le
encanta ir a los supermercados y mirar cómo oscilan los precios de los
productos. “Lo que está pasando con el sistema cambiario en este país es una
locura”, asegura Capriles antes de la entrevista con EL PAÍS y la Cadena Ser.
Casi dos horas sin freno donde el gobernador del Estado de Miranda, principal
líder opositor de Venezuela, que perdió en 2013 las elecciones por una diferencia
de 1,5% respecto a Nicolás Maduro, urge por un cambio: “La política en
Venezuela vive una situación de emergencia”.
Pregunta.
¿Qué valoración hace de la visita de Felipe González a Venezuela?
Respuesta.
Felipe dio una lección de diplomacia a un Gobierno que no entiende, a pesar de
que Maduro fue seis años canciller, lo que es la diplomacia, lo que son las
libertades. No entró en el terreno de la descalificación al que le quería
llevar el Gobierno. No vino a retar al Gobierno, lo que pasa es que el Gobierno
necesita enemigos, todos los días se inventa enemigos para tapar el desastre
económico y social que vive el país. Pretender malponer a Felipe González en
América Latina es perder el tiempo. Tiene las mejores relaciones con todos los
líderes, actuales y expresidentes.
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P.
Usted se reunió con él, ¿de qué hablaron?
R.
Fue un contacto personal. Yo mantengo, y no es algo privado, una comunicación
permanente con Felipe González. Hemos puesto especial interés en las elecciones
a la Asamblea Nacional. Una de las peticiones, que aspiramos que se concrete,
es que haya una misión de observación liderada por la Unasur con el
acompañamiento de la OEA y de la Unión Europea.
P.
¿Qué ha aprendido desde la derrota de 2013?
R. He
madurado. No soy el mismo que cuando inicié mi carrera política. He aprendido
que los caminos rápidos a veces pueden terminar siendo largos. No quiero sonar
poco modesto pero en estos años de mal llamada revolución he sido la persona
que más apoyo ha logrado fuera del Gobierno. No lo logré sobre la base de
decirle a la gente que saliese a la calle a matarse, sino de ofrecerle
soluciones. Parece que el debate dentro de la oposición es quién es más
valiente. Para mí, valiente es el que con la fuerza de sus ideas logra que otro
cambie su forma de pensar y sumarlo a su causa. Yo no soy una persona
conservadora. No soy de derechas, no tengo ideas de derechas. En Venezuela
nunca va a gobernar la derecha, además. Sí puede haber un grupo conservador,
que no soy yo. Hay que articular una mayoría policlasista. Venezuela urge un
nuevo acuerdo social con los pobres. Me preocupa que haya una oposición que
pretende no voltear para ver a los pobres de Venezuela. Puede pasar que la
gente, a pesar de su situación de pobreza, al no escuchar que una nueva oferta
los incluya, diga: “Bueno, yo prefiero, aunque estoy mal, quedarme aquí porque,
según el que me representa, para él soy el actor más importante”.
P.
Las protestas de 2014 desembocaron en la muerte de 43 personas. ¿Dañaron más al
chavismo o a la oposición?
R.
Ese es un debate que hoy generaría nuevamente una división dentro de la
oposición. Ustedes ya conocen mi posición. Considero que fue un error. Hay una
clase media profesional muy golpeada, pero no hay cambio en Venezuela que pase
exclusivamente por la clase media. La mayoría de los venezolanos vive en los
sectores populares. Hay que buscar en la crisis una oportunidad de encuentro.
Los cerros no van a bajar. Tienes que subir a buscarlos. Si la protesta en Venezuela
no es reivindicativa, social, económica, no va a conectar, no va a tener el
respaldo del que vive en cualquier cerro. Yo no voy al valle del Tuy a hablar
de la visita de Felipe González. Para ellos, no representa nada.
P.
¿La oposición venezolana está realmente unida?
R. La
oposición va a estar unida por un tema de supervivencia. Divididos no hay forma
de obtener una victoria electoral. Si usted tiene el 70% y lo divide en 3, el
que tiene el 30% va a ganar. La oposición se dio duro el último año viniendo de
una unidad perfecta. Este proceso electoral va a marcar políticamente lo que
pase en Venezuela en los próximos años. La oposición siento que tiene la
madurez y la conciencia de que debe haber unidad. Y la va a haber.
P.
¿Se puede gobernar sin revanchismo?
R. Yo
sí, absolutamente. Venezuela necesita justicia, no venganza. Uno de los
problemas de la oposición es que hay algunos discursos que aterran a gente que
viene del oficialismo. Hay sectores de la oposición que no han entendido que
para lograr el cambio en Venezuela y que dure es absolutamente necesario
incluir a gente que venga del oficialismo.
P.
¿Quién debe liderar entonces el cambio: usted, Leopoldo López o María Corina
Machado?
R.
Ese es un debate completamente extemporáneo e irrelevante. Mi aspiración y mi
trabajo es liderar Venezuela, no un sector del país.
P.
Las colas en los supermercados dan una sensación de urgencia que no corresponde
con el calendario electoral. ¿Cómo se le dice a la gente que espere seis meses
más?
R.
Eso mismo se decía el año pasado. La respuesta no puede ser una solución
anárquica. No quitemos valor a la Asamblea Nacional. Es la que aprueba el
presupuesto de la República, la que puede decir que aquí no se va a gastar un
dólar más para comprar aviones militares a China o tanques de guerra a Rusia.
La Asamblea es la que hace las leyes. Es la que puede reformar la Constitución,
para recortar el periodo de Nicolás Maduro, por ejemplo. Eso vendrá después, es
un debate que hay que ir masticando. El Gobierno va a hacer un desplazamiento
del abastecimiento, va a darle a su elector, o donde ha sido fuerte, todos los
productos. Uno de los graves problemas del pasado es que la oposición se
organiza un mes antes de las elecciones mientras que el Gobierno está en un
proceso de reorganización de su propia gente. Esa elección ahora mismo está
ganada, pero hay que hacer muchas cosas para cobrarla. ¿Estamos listos? No, hay
que alistarse y alistarse quiere decir que en las próximas horas la oposición
tiene que decir quiénes son sus candidatos, quiénes son los líderes que van a
competir para ganar. Los procesos de consenso tardan, pero es la política en
Venezuela está en una situación de emergencia.
P.
Hay una corriente de opinión que cree que usted es un instrumento del chavismo
para acallar a la oposición más reaccionaria.
R.
Eso es una campaña que también está dentro de un sector de la oposición, que la
tengo claramente identificada y que lo que busca es debilitar mi liderazgo.
Parecía que se habían puesto de acuerdo. Porque al final los extremos se
entienden, se ponen de acuerdo, se necesitan. El objetivo de 2014 era
liquidarme a mí políticamente.
P.
¿Qué le parece la decisión de Leopoldo López o Daniel Ceballos de iniciar una
huelga de hambre?
R. Es
una decisión muy personal, personalísima. Han sido atropellados. Sin embargo,
este gobierno ha dado señales una y otra vez de que no le importa absolutamente
nada, incluyendo la vida de los venezolanos. No le importa para nada que
colapsen [Daniel] Ceballos [que ya ha concluido la huelga de hambre], Leopoldo
López o [Antonio] Ledezma. Tienen que considerar eso. Hay muchas razones para
que protesten. Pero hay que ver ante quien lo está haciendo. Yo aspiro a que
formen parte en la construcción de este país…. Los necesitamos vivos.
P.
¿Cree que habrá elecciones este año?
R. Al
Gobierno le resultaría más costoso que no haya elecciones a perderlas. Si su
gran argumento para defender todo lo que hacen, los atropellos, las
barbaridades es que en Venezuela hay elecciones y la oposición participa en las
elecciones, si las suspenden, ¿cuál va a ser su discurso?
P.
¿Cómo se debería hacer la transición?
R. La
única forma de salir de esto es produciendo en el país. ¿Tenemos los recursos?
De todo tenemos en Venezuela. Pero tiene que cambiar el modelo.
P.
¿Cuánto puede tardar en notarse un cambio?
R. En
un año Venezuela vería el cambio. ¿Saben cuánto dinero tienen los venezolanos
en el exterior? Se calcula que 150.000 millones de dólares. Estamos hablando de
cinco veces las reservas internacionales del país. Una señal de cambio, de
confianza, cuánta inversión no vendría a Venezuela.
P.
¿Hay alguien dentro del oficialismo con quien tender puentes?
R. En
los niveles medios mucha gente es consciente de la situación y que
eventualmente tienen una tarea que cumplir con el país.
P.
¿Usted se sentaría a negociar con ellos?
R.
Hay que hablar mucho de cómo sería una transición en Venezuela. Leí una
entrevista extraordinaria en EL PAÍS de Pepe Mujica. La respuesta la tenemos en
la política. Y la política es el arte de entenderse. El chavismo es una
realidad política en el país, no puedes desconocerla, no debes atropellarla.
Una cosa es el pueblo chavista y otra es Nicolás Maduro. En mi opinión Nicolás
Maduro no representa al pueblo chavista, a pesar de que este diga que es su
líder. La cúpula del Gobierno… ellos no son políticos, son unos extremistas que
se hicieron con el poder. Sabiendo eso, el país no va a saltar al otro extremo.
P.
¿Echa de menos apoyo internacional?
R.
Depende de qué país hablemos. Hay países con los que tenemos relaciones
cercanas, históricas. Por ejemplo, Colombia. No solo por la cantidad de
hermanos colombianos que tenemos en Venezuela, la frontera que compartimos, los
nexos históricos… Que Colombia sea a veces tan silenciosa con lo que ocurre en
Venezuela no lo puedo entender, duele. Honestamente duele. Brasil, con ese peso
en la región, es exageradamente pragmático. Chile… Esta era su casa, quien los
acogía cuando eran perseguidos. Ese silencio de la presidenta Bachelet… No
buscamos apoyo con la intención de que resuelvan nuestros problemas, pero sí
con la de que el Gobierno no les utilice a ellos. El Gobierno trata de buscar
una legitimidad sobre la base de su silencio. ¿Solo tenemos que esperar algo
del Papa o podemos esperar algo de nuestros hermanos presidentes
latinoamericanos? No creo que las relaciones se circunscriben a los lazos
económicos, a enviar unos barriles de petróleo.
P.
¿Considera legales las sanciones a altos funcionarios venezolanos por parte de
Estados Unidos?
R.
Estados Unidos, soberanamente, como Venezuela, puede decidir congelar cuentas
de venezolanos en ese país. Ese no es un problema de Venezuela, sino de siete
personas. Esas siete personas hicieron una campaña en nuestro país que nos
costó una fortuna. ¿Por qué tenemos que pagar eso? ¿No decían que iban a quemar
las visas? ¿Dónde están esas fotos? Pero si no hay nada que les guste más que
ir a Disneyworld, a Orlando. Ahora, los términos del decreto de Estados Unidos…
Venezuela no es un problema para ningún país. Pero a eso se agarró el Gobierno.
P.
¿Cómo ve la situación política en España?
R.
Venezuela tiene la escasez más alta del mundo, la inflación más alta del mundo
y es uno del los países más violentos del mundo. Dios quiera que ustedes no
sigan y no caigan en este modelo fracasado.
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