CIENCIA GLOBAL
EEUU (ANB / Información de DW Noticias).- ¿Y si el 95 % del universo que creemos invisible fuera solo una ilusión cósmica creada por constantes físicas cambiantes?
Durante
casi un siglo, los astrónomos han sostenido que el 95 % del universo está
compuesto por dos ingredientes invisibles: la materia oscura –el 27 %– y la
energía oscura –aproximadamente el 68 %–, dejando apenas un 5 % para toda la
materia visible. La primera explicaría por qué las galaxias giran tan rápido
sin desintegrarse; la segunda, por qué el cosmos se expande a un ritmo
acelerado. Pero un nuevo estudio del físico Rajendra Gupta, de la Universidad
de Ottawa, propone algo radical: ¿y si todo fuera una ilusión cósmica?
Un
universo que envejece: la nueva teoría
En
su investigación, publicada recientemente en la revista científica Galaxies,
Gupta plantea que lo que los científicos han interpretado como materia y
energía oscuras podría ser simplemente el efecto de un universo que envejece y
pierde fuerza con el tiempo.
"Las
fuerzas del universo se debilitan en promedio a medida que se expande",
explica Gupta en un comunicado de la Universidad de Ottawa.
Ese
debilitamiento provocaría que, a gran escala, parezca existir una energía que
acelera la expansión –la llamada energía oscura– y que, a escala galáctica,
surja una gravedad adicional –la materia oscura–. Sin embargo, ambas serían
"ilusiones emergentes".
Constantes
físicas variables: una revolución científica
La
clave de la propuesta de Gupta radica en que las llamadas
"constantes" de la naturaleza –como la velocidad de la luz o la
constante gravitacional– podrían no ser completamente inmutables, sino variar
muy lentamente a medida que el universo envejece.
Si
se incorporan esas posibles variaciones a las ecuaciones de Einstein, surgen
términos adicionales que se comportan matemáticamente como la materia y la
energía oscuras. Según Gupta, ese efecto bastaría para reproducir las
observaciones sin necesidad de recurrir a fuerzas o partículas invisibles.
Para
describir esta transformación, Gupta introduce el parámetro "alfa" (α),
que emerge al permitir que estas constantes de acoplamiento cambien.
En
regiones con altas concentraciones de materia normal –como el centro de las
galaxias– alfa se aproxima a cero y solo se aplica la física convencional. Pero
en las zonas exteriores menos densas, alfa aumenta y genera una fuerza
gravitatoria adicional que mantiene las estrellas en movimiento más rápido de
lo que predecirían las leyes de Newton, según reporta Space Chatter.
Esto
reproduce las famosas "curvas de rotación planas" que originalmente
llevaron a proponer la existencia de materia oscura en los años treinta.
A
diferencia del modelo estándar, conocido como ΛCDM, que requiere ecuaciones
diferentes para explicar fenómenos a escala cosmológica (superiores a 600
millones de años luz) y a escala astrofísica (galaxias individuales y cúmulos),
el de Gupta usa una sola ecuación para explicar ambas. Y eso, dice, es su gran
fortaleza.
Gupta
puso a prueba su idea con curvas de rotación de galaxias reales, tomadas de la
base de datos SPARC, una de las más fiables del mundo. Seleccionó siete
galaxias de distintos tamaños y morfologías, y en todas logró reproducir las
velocidades observadas ajustando un único parámetro: una "densidad de
apagado" que marca el punto donde la materia normal deja de dominar y
entra en juego la materia alfa.
Los
resultados fueron consistentes entre galaxias muy distintas, lo que, según
Gupta, sugiere que alfa no es un simple ajuste matemático, sino que podría
tener una base física real.
El
modelo, además, predice que, en el universo primitivo, donde hay más materia
visible, estos efectos debieron ser menores. Algunas observaciones de galaxias
lejanas –aún debatidas– parecen apuntar en esa dirección.
26.700
millones de años: redefiniendo la edad del universo
Uno
de los efectos colaterales más llamativos del modelo es que alargaría la edad
estimada del universo de 13.800 a 26.700 millones de años, de acuerdo con The
Debrief.
Según
Gupta, esta nueva línea temporal encajaría mejor con las galaxias
sorprendentemente maduras que observatorios como el telescopio espacial James
Webb han encontrado en épocas tempranas del cosmos.
"Durante
años hemos luchado por explicar cómo las galaxias del universo primitivo se
formaron tan rápidamente y se hicieron tan masivas", sostiene Gupta. Su
modelo ofrece una respuesta sin alterar las leyes físicas conocidas:
simplemente, habría habido más tiempo para que todo sucediera.
Y
con ello, lanza una crítica implícita a décadas de investigación
multimillonaria en busca de partículas que, tal vez, no existan. "Quizás
los mayores secretos del universo no sean más que trucos jugados por las
constantes evolutivas de la naturaleza", asegura Gupta.
Como
informó DW anteriormente, Gupta ya había presentado en 2024 una versión
cosmológica de su teoría, el modelo CCC+TL (constantes covariantes con efecto
de "luz cansada"), capaz de explicar la expansión del universo y la
formación temprana de galaxias sin recurrir a componentes invisibles. En aquel
estudio cuestionó la existencia misma de la materia oscura a escala
cosmológica. Ahora, esta nueva investigación amplía su propuesta a la escala
astrofísica, examinando críticamente las curvas de rotación de las galaxias.
Críticas
científicas y limitaciones del modelo
Como
era de esperar, esta radical reinterpretación del cosmos no ha sido aceptada
unánimemente. Según recoge The Debrief, el astrofísico Brian Keating, de la
Universidad de California en San Diego, afirma que propuestas como la de Gupta
ayudan a poner a prueba el modelo estándar, pero advierte que "las
afirmaciones extraordinarias exigen pruebas extraordinarias".
También
señala que el modelo se basa en una reinterpretación de datos existentes, sin
aportar datos nuevos, y que alterar la edad del universo implica modificar todo
el marco de referencia cosmológico, incluidas observaciones independientes como
las supernovas.
Otros,
como el físico Alexey Bobrick –también consultado por The Debrief–, consideran
que la idea está poco desarrollada y que la revista donde se publicó, Galaxies,
"no es reconocida generalmente por su rigor".
Por
su parte, Space Chatter señala algunas limitaciones del estudio de Gupta. Por
ejemplo, simplifica la morfología galáctica al tratarlas como esferas –cuando
en realidad presentan discos y estructuras complejas–, utiliza una muestra
reducida de solo siete galaxias y depende de relaciones masa-luz sujetas a
considerables incertidumbres.
Por
este motivo, Gupta planea extender su modelo a fenómenos más complejos como las
lentes gravitacionales y los cúmulos de galaxias.
Otro
problema al que se enfrenta esta teoría es que, a día de hoy, a pesar de
décadas de búsqueda, no existen pruebas directas de que las constantes
fundamentales cambien a lo largo del tiempo cósmico. De hecho, las mediciones
precisas de cuásares distantes han establecido límites muy estrictos a
cualquier posible variación.
¿Una
revolución pendiente o solo otra hipótesis?
En
definitiva, nuestro entendimiento del cosmos permanece intacto por ahora. Sin
embargo, de validarse el modelo de Gupta –aunque no es el primero en desafiar
la existencia de la materia oscura; propuestas como MOND (Dinámica Newtoniana
Modificada) también han intentado explicar las curvas de rotación galáctica sin
recurrir a materia invisible–, las implicaciones serían revolucionarias.
Por
el momento, el universo continúa su danza cósmica: girando y expandiéndose.
Determinar si está compuesto mayoritariamente por componentes invisibles o si
nuestras ecuaciones fundamentales requieren una revisión profunda sigue siendo
una de las cuestiones más abiertas –y cautivadoras– de la ciencia
contemporánea.
"A
veces, la explicación más simple es la mejor", concluye Gupta.
Editado
por Felipe Espinosa Wang con información de la Universidad de Ottowa, The Space
Chatter y The Debrief.

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