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viernes, 9 de abril de 2021

DOBLE LAZO DE SANGRE Y AMISTAD CON LA FAMILIA REAL ESPAÑOLA


ESPAÑA (ANB / ABC.es).-
Felipe de Edimburgo estaba emparentado con Don Juan Carlos y Doña Sofía.

Con la muerte del Duque de Edimburgo, la Familia Real española ha perdido a un familiar querido y con un peculiar sentido del humor, pero siempre cariñoso y con el que mantuvieron una estrecha relación no solo de sangre sino también de amistad, especialmente con Doña Sofía, cuyo abuelo, Constantino, era hermano de Andrés de Grecia y Dinamarca, padre del Príncipe Felipe.

 

Pero Felipe de Edimburgo no solo tenía lazos familiares con Doña Sofía; también los tenía con Don Juan Carlos, dos vínculos que se reforzaban en Don Felipe. Y es que la madre del Duque de Edimburgo era la Princesa Alicia de Battenberg, bisnieta de la Reina Victoria de Inglaterra, que era, además, abuela de la bisabuela de Don Felipe, la Reina Victoria Eugenia. No obstante, las circunstancias históricas hicieron que Felipe de Edimburgo tuviese que cambiar su apellido Battenberg (montaña de Batten) por su traducción al inglés, Mountbatten, en unos momentos en los que estaba viva aún la hostilidad entre británicos y alemanes tras la II Guerra Mundial.

 

Estos parentescos entre la Casas Reales española y británica -y también griega- se debían especialmente a los enlaces matrimoniales de los últimos doscientos años, en los que las Familias Reales europeas se casaban entre ellas, tal como establecían las viejas leyes de la Monarquía ahora abolidas o en desuso.

 

Visitas y contactos

Pero la relación entre estas Familias Reales no solo se ha mantenido por estos parentescos sino que sus miembros las han alimentado con contactos frecuentes y visitas públicas y privadas que se han mantenido con el paso de los años y de las generaciones.

 

De hecho, cuando Don Felipe y Doña Letizia realizaron su primera visita de Estado al Reino Unido, la Reina de Inglaterra y el Duque de Edimburgo no solo vieron en su invitado al Rey de España sino también a un miembro de su familia al que conocían desde niño, como conocieron también a sus padres y a sus abuelos y con los que siempre habían mantenido relación, a pesar de los avatares de la política y las circunstancias históricas, que no siempre han sido favorables.

 

Todo ello influyó en que el Duque de Edimburgo, que entonces tenía 96 años, tuviera la deferencia de aplazar su decisión de retirarse de la vida institucional para poder recibir a Don Felipe como Rey de España con todos los honores. Aquella fue la última ocasión en la que el más veterano de los consortes del mundo participó en una visita de Estado.

 

Aunque la relación entre las Casas Reales española y británica comenzó hace siete siglos, antes de que la dinastía Borbón se estableciera en España y la Hannover en Gran Bretaña, esta relación se reforzó en 1906, tras el enlace de Alfonso XIII con Victoria Eugenia, y se estrechó aún más cuando su hijo, Don Juan de Borbón, tuvo que abandonar España, tras la proclamación de la II República, y continuó su formación como marino en la famosa Academia inglesa de Darmouth. Durante aquellos años de exilio, el Conde de Barcelona visitaba con frecuencia a la Familia Real británica, que le acogió con gran cariño.

 

Varias generaciones

Don Juan se encontraba a bordo de uno de los buques de Su Majestad británica cuando su padre le comunicó sus nuevas responsabilidades como Príncipe de Asturias y Heredero de la Corona, momento en el que tuvo que tomar una de las determinaciones más importantes de su vida: renunciar a la Marina.

 

Con tantos lazos históricos y familiares, lo que menos se podía imaginar el Conde de Barcelona era que su hijo mayor, Don Juan Carlos, se iba a mostrar reacio a estudiar inglés, como reacción a la ocupación británica de Gibraltar. Pero era tal la relación de confianza con la Familia Real británica que fue precisamente la Reina de Inglaterra quien hizo cambiar de actitud al joven Príncipe. «Mi padre me hacía reproches, mi abuela también y mis maestros me reñían. Almorzamos con la Reina de Inglaterra y mi padre dijo a Isabel II: 'Siéntate junto a él para que se avergüence de no poder responder a tus preguntas'. Y así ocurrió».

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