POLÍTICA ÁFRICA
CHINA (ANB / Información de DW Noticias).- El gigante asiático ha establecido escuelas de idiomas en casi todos los países africanos. Los observadores afirman que esto forma parte de una estrategia para expandir su influencia económica en el continente.
El
mayor sueño de Miradie Tchekpo se hizo realidad: consiguió trabajo como intérprete
para una empresa comercial china en su natal Benín. "En la secundaria,
veía canales de televisión chinos y soñaba con viajar a China y conocer su
cultura", dice la mujer a DW. "Así que estudié chino y fui a cursos
durante tres años para obtener un título profesional en chino", añade.
Tras
acabar la escuela, Tchekpo se matriculó en el Instituto Confucio, un centro
administrado por el Gobierno de China para promover su lengua y cultura. Para
ella, esto es apenas el comienzo de un gran proyecto. "Quiero hacer
realidad mi sueño de hacer negocios llevando productos tropicales de Benín a
China y trayendo productos chinos a Benín", sostiene.
Poder
blando "made in China"
Ampliar
la presencia de China en África parece ser un sueño que esta joven comparte con
Pekín. Desde 2004, cuando el Instituto Confucio fue fundado, el Gobierno chino
ha invertido considerablemente en la expansión y exportación de su cultura. Sin
ir más lejos, en África hay sedes de esta institución en 49 países.
"Una
de las maneras en que China expande su poder blando en el continente africano
es en el ámbito sociocultural, a través de la enseñanza del chino", dice
Simbarashe Gukurume, académico de la Universidad Sol Plaatje, en Kimberley,
Sudáfrica.
Si
bien es cierto que Pekín otorga generosas becas a los estudiantes en África,
apenas hay oportunidades laborales para ellos, advierte Gukurume. Generalmente,
China contrata a hablantes nativos para cerrar la brecha entre el mandarín y
los idiomas de sus principales socios comerciales.
Las
empresas chinas son conocidas por contratar trabajadores chinos para la mayoría
de los proyectos de infraestructura en los que invierte. Por ello, tras
graduarse, dice Gukurume, muchos exalumnos terminan convirtiéndose en
profesores de mandarín.
Clases
de idioma e influencia política
Gukurume
sostiene que hay un lado más siniestro en todo esto. "China se beneficia
significativamente, ya que la mayoría de estos institutos y otras actividades
de intercambio cultural se basan en acuerdos bilaterales que, en ocasiones,
ofrecen acceso irrestricto a recursos en África", afirma.
Las
actividades culturales y la explotación de litio y cobalto son, en última
instancia, dos caras de la misma moneda.
De
hecho, el Instituto Confucio ha enfrentado numerosas críticas por no intentar
siquiera ocultar sus aspiraciones de ayudar al Gobierno de China a reforzar su
influencia en África.
Comparado
con instituciones de otros países, el Instituto Confucio se destaca por el
hecho de que sus sedes suelen estar en universidades y otros establecimientos
de educación superior. Esto ha suscitado cierta preocupación sobre la
influencia del Partido Comunista Chino entre las élites educativas.
"Interfieren
con la libertad académica de las universidades y adoctrinan a los estudiantes
con sistemas políticos que podrían considerarse autoritarios o
antidemocráticos", explica Gukurume.
China
ya no es un "gigante dormido" en África
El
número de sedes del Instituto Confucio en África sigue creciendo. Con 10
sucursales, Sudáfrica es considerado un importante centro para el aprendizaje
de mandarín en el continente africano.
Incluso
en el reino montañoso de Lesotho, con una población de menos de 2,4 millones de
habitantes y totalmente rodeado por Sudáfrica, hay dos de estos institutos.
"Presencia
cultural institucional"
En
un estudio de 2023 titulado La presencia cultural institucionalizada de China
en África, la investigadora Avril Joffe examinó la creciente oferta cultural
china, que hace solo unas décadas apenas estaba en el radar de muchos de los
países africanos recién independizados.
Joffe
explica a DW que su investigación reveló que los intereses de China en África
van mucho más allá de temas económicos, políticos y de seguridad. Para ella, la
expansión del poder blando chino en el continente podría afectar la cultura y
el contenido generado en la región.
"Para
mitigar los posibles efectos negativos de esta presencia cultural
institucionalizada, es necesario formular recomendaciones más específicas,
especialmente a la sociedad civil, artistas, cineastas, músicos y
gobiernos", dice.
El
creciente número de estudiantes africanos matriculados en universidades chinas
(menos de 2.000 en el año 2003 a más de 81.500 en 2018) no sorprende, afirma. A
la vez, la especialista llama la atención sobre la falta de normativas para
frenar la influencia china en África. Sin embargo, reconoce que aún no está
claro "si la ideología antidemocrática china se está filtrando en todas
estas inversiones".
(dzc/rr)

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