TECNOLOGÍA GLOBAL
LA PAZ, BOLIVIA (ANB / Información de DW Noticias).- Tras el arresto del fundador de Telegram, Pavel Durov, la oposición rusa teme por una de sus plataformas de comunicación. Otros movimientos de protesta también usan Telegram. Pero el servicio tiene sus inconvenientes.
Irán,
Tailandia y Bielorrusia lo demuestran. Muchos de los movimientos de protesta
contra regímenes autoritarios que se han extendido en varios países del mundo
tienen una cosa en común: se organizaron en gran medida a través de Telegram.
Fundado en 2013 por el ruso Pavel Durov, detenido Francia, el servicio de
mensajería se ha convertido en una de las redes sociales más populares del
mundo.
Más
de 900 millones de personas usan Telegram, que se enorgullece de regular menos
sus contenidos que los otros servicios de mensajería. La aplicación se puede
seguir usando incluso con una conexión extremadamente lenta a internet, por
ejemplo, en el caso de que el acceso a
la red sea limitado por el gobierno.
También
se pueden crear grupos de hasta 200.000 participantes, lo que permite movilizar
rápidamente incluso a grandes multitudes. Y la plataforma promete a sus
usuarios un grado especialmente alto de anonimato. Estos deben registrarse con
un número de teléfono celular, y luego pueden crear un nombre de usuario sin
tener que revelar su número a otros participantes del chat. Eso hace a Telegram
interesante para determinados grupos.
Noticias
falsas, propaganda y extremismo
Dichos
grupos no solo incluyen a miembros de la oposición en regímenes autocráticos
dictaduras. A partir de 2020, la plataforma también recibió un gran apoyo de
los negacionistas del coronavirus .
Luego
del cierre temporal de la plataforma Parler, que difundía principalmente
contenidos de extrema derecha, muchos extremistas de derecha y populistas
encontraron en Telegram un nuevo hogar online. Allí se llevan a cabo
numerosas campañas de noticias falsas y
desinformación .
Y
Telegram también atrae a los ciberdelincuentes: al detenido Pavel Durov se lo
acusa, entre otras cosas, de facilitar la delincuencia de bandas, de no actuar
contra la distribución de material pornográfico infantil y de encubrir delitos.
Y
así, el arresto de Durov condujo a una situación bastante extraña, en la que el
gobierno ruso, que gestiona numerosos canales en Telegram, se indignó tanto
como los altos representantes de la oposición rusa. Georgy Alburov, compañero
desde hace mucho tiempo del ahora fallecido crítico del Kremlin Alexei Navalny,
habló incluso de un "duro golpe a la libertad de expresión”.
Graves
brechas de seguridad
Pero
la plataforma no es tan segura y anónima como muchos de sus usuarios creen,
sino todo lo contrario. "Puede hablar con quien quiera en los círculos de
seguridad: todo el mundo le dirá que Telegram es claramente inferior a otras
mensajerías en lo que respecta a la confidencialidad del contenido",
afirma Jürgen Schmidt, director del portal alemán de noticias informáticas heise
online.
A
diferencia de los servicios de mensajería Whatsapp o Signal, los mensajes en
Telegram no están cifrados de extremo a extremo de forma predeterminada, es
decir, desde el remitente hasta el destinatario.
"El
propio Telegram a veces se comunica de forma un poco extraña", explica
Schmidt a DW. "Hablan de cifrar todos los mensajes, pero lo que quieren
decir es que el mensaje se cifra en el camino desde el dispositivo al servidor.
Los mensajes se descifran en el servidor y están disponibles allí en texto
plano".
Aunque
también se puede configurar un cifrado completo, esto no es tan fácil y no
funciona para todos los tipos de chat. "Eso significa básicamente que todo
lo que uno escribe en Telegram durante el funcionamiento normal está en sus
servidores, y Dúrov y su equipo tienen acceso a esa información", afirma
Schmidt, que en una ocasión describió a la plataforma como una "pesadilla
en materia de protección de datos".
Pero
no se sabe dónde se encuentran los servidores de la empresa, en los que, según
el experto, se almacena gran cantidad de información no cifrada y, por lo
tanto, tampoco se sabe quién podría acceder a ellos. El propio Telegram no
proporciona ninguna información al respecto.
Escape
sistemático de la justicia
Una
de las explicaciones acerca del uso preferencial de Telegram por parte de
tantos movimientos de protesta antiautocráticos es, según Schmidt, que ese
servicio no está relacionado con Estados Unidos, ya que "siempre se cree
que la ‘malvada' NSA está espiando”.
En
lugar de eso, Telegram está dirigido por un ruso "que ha ganado
credibilidad adicional al emigrar de Rusia para escapar de la presión del
régimen allí". Lo que también llama la atención es que Durov cambió varias
veces la sede de su empresa, que, finalmente, ahora está en Dubái, de difícil acceso
para un procedimiento penal desde Alemania o EE. UU.
Eso
incluso presenta a veces serios problemas para los usuarios, subraya Schmidt.
"No hay forma de hacer valer ningún derecho contra Telegram", afirma.
Eso fue organizado deliberadamente así por la plataforma, indica. "Esto
puede verse como algo positivo si se encuentra en el punto de mira de las
autoridades policiales, pero también puede ser una desventaja si, por ejemplo,
se es víctima de estafadores".
Todo
esto sólo deja una conclusión al experto en Tecnología Informática de heise
online: "Personalmente, me mantendría alejado de Telegram para todo lo que
sea confidencial".
(cp/ers)
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