YACIMIENTO RUPESTRE DE COVA NEGRA
INGATERRA (ANB / Información de BBC Mundo).- ¿Qué nos hace a los humanos anatómicamente modernos, únicos en la historia de la evolución?
La
vida en sociedad y el cuidado de los demás es probablemente lo que ha permitido
a nuestra especie no solo sobrevivir sino también evolucionar a lo largo de
miles de millones de años.
Al
menos esa es la teoría de muchos científicos, que se ha visto recientemente
reforzada por los resultados de un estudio en España centrado en un pequeño
hueso de características inusuales.
En
el yacimiento rupestre de Cova Negra, situado cerca de la ciudad española de
Valencia, un equipo de paleontólogos descubrió en 1989 un fragmento de hueso de
5 centímetros que procedía del oído interno de un pequeño neandertal de 6 años.
Aunque
el hueso no ha permitido determinar si pertenecía a un niño o a una niña, el
equipo que lo analizó bautizó al individuo como Tina.
El
hallazgo de una parte del canal auditivo de un neandertal es algo inusual.
Normalmente, los restos suelen ser de partes del cuerpo como el cráneo, los
dientes o los huesos de las extremidades. Y aunque en ese momento, arqueológicamente
tenían más interés otros restos de la excavación, los investigadores
determinaron que, en realidad, era una pieza muy valiosa.
Los
neandertales poblaron Europa durante cientos de miles de años hasta que se
extinguieron hace 40.000 años. Son uno de nuestros parientes más cercanos
conocidos. Los Homo sapiens (los seres humanos actuales) y los neandertales
(Homo neanderthalensis) se clasifican como especies distintas de homínidos, que
convivieron en el tiempo y provienen de un antepasado común.
Se
estima que el fósil data del pleistoceno superior y que, por lo tanto, tenía
entre 120.000 y unos 40.000 años de antigüedad.
“La
verdadera sorpresa nos la llevamos con la tomografía porque reveló que ese
neandertal tenía unas lesiones del nacimiento que se corresponden con el
síndrome de Down y que además le habrían generado a lo largo de su vida unas
deficiencias importantes de salud”, le dice a BBC Mundo el profesor emérito
Valentín Villaverde Bonilla, del departamento de Prehistoria, Arqueología e
Historia Antigua de la Universidad de Valencia, que dirigió el equipo de
excavación de Cova Negra.
Amenazas
para su supervivencia
Villaverde
explica que los daños detectados en el fósil indicaban que Tina había sufrido
otitis continuadas, sordera, problemas de equilibrio y probablemente
dificultades en su movilidad.
“Tuvo
dificultades importantes que amenazaban su supervivencia. Obstáculos que por sí
misma hubiera sido imposible resolver”, añade.
El
síndrome de Down es un trastorno genético en el que la persona tiene un
cromosoma extra que puede causar distintos grados de discapacidad intelectual,
además de problemas de corazón, digestivos y de otros órganos.
Y
sin embargo, Tina llegó a la edad de 6 años, lo que supera con creces la
esperanza de vida habitual de los niños con síndrome de Down en la población
prehistórica.
Por
comparar, a principios del siglo XX, entre los años 20 y 40, la tasa de
supervivencia de un menor con síndrome de Down se situaba entre los 9 y 12
años.
La
explicación que encontró el equipo de la Universidad de Alcalá que recibió el
pequeño hueso de Tina para analizar es que los cuidados necesarios para su
supervivencia durante un período de varios años probablemente excedían las
capacidades de la madre y habría requerido la ayuda de otros miembros del grupo
social.
Sus
conclusiones fueron publicadas en julio por la prestigiosa revista Science
Advances. La pregunta clave que se hace la ciencia es si esos cuidados fueron
altruistas –una conducta de gran valor adaptativo- o interesados.
A
fin de cuentas, los neardentales eran grupos de cazadores-recolectores con una
alta movilidad por territorios muy amplios. “Si no tienes una atención especial
con este niño, no habría sobrevivido hasta los seis años”, sostiene Villaverde.
Implicaciones
del comportamiento
El
cuidado de personas discapacitadas entre los neandertales se conoce desde hace
mucho tiempo, pero existe un debate sobre las implicaciones de este
comportamiento.
Mientras
“algunos autores creen que el cuidado tuvo lugar entre individuos capaces de
corresponder el favor, otros sostienen que el cuidado se produjo por un
sentimiento de compasión relacionado con otras conductas prosociales altamente
adaptativas”, dicen los autores del estudio.
Desde
Atapuerca habla con BBC Mundo Mercedes Conde Valverde, investigadora de la
Cátedra de Otoacústica Evolutiva de HM Hospitales y la Universidad de Alcalá.
Esta académica lideró el equipo de investigadores españoles encargados de
analizar el pequeño hueso de Tina.
“Existen
restos de otros individuos neandertales con patologías que probablemente
requirieron de la ayuda del grupo. Pero todos ellos eran adultos y se les
detectaron patologías con las que no nacieron, sino que las adquirieron a lo
largo de la vida: heridas, enfermedades, huesos rotos y otros traumatismos”,
especifica.
“El
debate sobre este comportamiento es si realmente, cuando eres adulto, que te
ayude el grupo, es un comportamiento altruista -te ayudo porque me da la gana-,
o es un comportamiento de ayuda recíproca -te ayudo porque en el pasado me
ayudaste o porque en el futuro me ayudarás-“, aclara.
Tan
altruistas como nosotros
El
caso de Tina es excepcional porque es una niña, nació con esos problemas y aun
así sobrevivió al menos seis años. “Esto quiere decir que la tuvieron que
ayudar y cuidar mucho, pero al ser una niña lo más probable es que no esperaran
que les devolviera el favor”, afirma la investigadora.
El
estudio de los niños con patologías graves es particularmente interesante, ya
que los niños tienen una posibilidad muy limitada de corresponder la asistencia.
Lo que dice de la evolución de nuestra especie es que los neandertales tenían
un comportamiento altruista o tan altruista como el que tenemos nosotros.
Se
conoce un caso de un chimpancé con síndrome de Down que sobrevivió hasta los 23
meses de edad gracias a los cuidados recibidos por su madre, quien fue asistida
por la hija mayor.
Cuando
la hija dejó de ayudar a la madre a cuidar de su propia descendencia, la madre
no pudo brindarle los cuidados necesarios y la descendencia murió.
Si
los neandertales eran compasivos y nosotros también, pero somos dos líneas
evolutivas diferentes, “esto quiere decir que al menos el antepasado común,
seguramente ya lo tenía y por eso las dos líneas lo heredaron”, explica Conde
Valverde.
Esa
especie humana que dio lugar a los neandertales y a los Homo Sapiens vivió hace
un millón de años.
“Nosotros
lo que proponemos es que otros miembros del grupo social podían ayudar a la
niña directamente o podían ayudar a la madre, relevándola de tareas que tuviese
que hacer para que pudiese cuidar de Tina. Los neandertales eran una especie
muy parecida a nosotros”, añade.
Es
decir, el cuidado entre los neandertales estaría relacionado con un contexto
social más amplio y complejo, de gran valor adaptativo, y el estudio de niños
ofrece la posibilidad de probar si el cuidado está directamente relacionado con
una estrategia social tan compleja como la crianza colaborativa.
“Por
un lado, los más críticos sostienen que no es posible inferir rigurosamente la
existencia de cuidados a partir de meras evidencias paleopatológicas y que las
inferencias realizadas se basan en suposiciones injustificadas. Sin embargo, en
los últimos años ha ido ganando terreno la idea de que las evidencias
paleopatológicas son una fuente objetiva de información sobre la existencia del
cuidado en la prehistoria”, se lee en el estudio.
Otro
aspecto especialmente interesante en el campo de la bioarqueología de los
cuidados aplicados a los homínidos fósiles es determinar por qué las personas
dedicaban parte de su tiempo y esfuerzo al cuidado de un miembro de su grupo
con discapacidad temporal o permanente.
Este
descubrimiento “me parece bonito porque visibiliza al colectivo de las personas
con síndrome de Down. Ya estamos todos en la evolución humana, todos tenemos un
referente y todos nos podemos representar, hemos estado siempre, siempre hemos
viajado juntos”, dice Ignacio Martínez Mendizabal, codirector de la Cátedra de
Investigación Otoacústica Evolutiva y Paleontoantropología de la Universidad de
Alcalá.
“Y
luego tiene una cuestión más técnica, más profunda, científicamente, un
problema de biología evolutiva, que es la cuestión de cuándo y cómo surge este
comportamiento tan humano, porque es exclusivamente humano, de ocuparse de las
personas vulnerables dentro de las comunidades”.
“Yo
creo, realmente, que no hay ahora mismo ningún otro equipo en el mundo que
hubiera sido capaz de, con este fósil, darse cuenta de lo que tenía y sobre
todo, llevar a cabo toda la investigación y conseguir publicarlo en una revista
como Science Advances”, remata el profesor.
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