ESPAÑA
(ANB / tomada de: dw).- El mapa que ilustra la distribución global de los
índices de hambre y los datos que respaldan esa información son presentados
anualmente desde hace ya una década por la organización no gubernamental
alemana Deutsche Welthungerhilfe (Ayuda contra el Hambre Mundial), con sede en
Bonn; el Instituto Internacional para la Investigación de las Políticas de
Alimentación y Desarrollo (IFPRI, por sus siglas en inglés), que tiene sus
oficinas en Washington; y la organización caritativa irlandesa Concern
Worldwide.
El reporte que acompaña al Índice
Mundial del Hambre, que fue presentado este lunes (12.10.2015) en Berlín, ha
puesto énfasis este año en la situación de Libia, Siria, la República
Democrática del Congo, Sudán, Sudán del Sur y otros países marcados con gris en
el mapa: esos son los Estados de donde están huyendo millones de personas para
escapar de la guerra y de otras formas de violencia, y en donde ha sido
imposible obtener estadísticas fiables sobre el grado de miseria y desnutrición
de sus habitantes.
Los efectos de la violencia
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| Aunque las guerras de hoy son muy distintas de las de antaño, estas siguen propiciando la miseria de millones de personas. |
“Aparte de las Fuerzas Armadas
nacionales hay grupos rebeldes, formaciones paramilitares y bandas criminales
involucradas en los conflictos en cuestión. Puede que las guerras de hoy, en el
sentido clásico de la palabra, generen menos víctimas mortales que las de
antaño, pero estas tienden a difuminar las diferencias entre los actores
militares y civiles de los enfrentamientos”, explica Andrea Sonntag, experta en
políticas alimentarias de la organización Deutsche Welthungerhilfe.
“Lo peor es que, al perder el
control sobre grandes extensiones de sus territorios, ciertos Estados dejan de
garantizar la seguridad alimentaria de sus pueblos”, enfatiza la experta,
agregando, eso sí, que la escasez de alimentos básicos registrada en los países
no industrializados había descendido en un 27 por ciento entre los años 2000 y
2015: la severidad de la carestía se redujo en un 50 por ciento o más en 17
países. Por otro lado, aunque Roman Herre elogia el trabajo de Sonntag y sus
colegas, él observa esas cifras con escepticismo.
¿Cifras que engañan?
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| Herre trae a colación a quienes padecen desnutrición y a los que “sólo” pasan hambre durante un trimestre del año. |
Herre es miembro de la sección
alemana de FIAN, una organización internacional concentrada en la defensa de la
alimentación como derecho humano. A su juicio, no se deben perder de vista los
números absolutos. “En dos décadas apenas hemos logrado reducir la cantidad de
personas que pasan hambre en el mundo de 1.000 millones a alrededor de 800
millones”, subraya el activista. La hambruna sigue siendo un problema grave en
52 de los 117 países del mundo; eso es algo que el Índice Mundial del Hambre no
puede ni quiere ocultar.
Herre añade que, por definición,
cuando se dice que hay 800 millones de personas con hambre se está aludiendo a
quienes no pueden comer todos los días, pero se está dejando por fuera a
quienes padecen desnutrición y a los que “sólo” pasan hambre durante un
trimestre del año. Según Herre, la noción de que hay 2.000 millones de personas
desnutridas en el mundo es mucho más cercana a la idea de hambre que tiene en
mente el ciudadano promedio de un país industrializado o en vías de
industrialización.



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