INGRESAMOS SIN CONOCER
LA PAZ, BOLIVIA (ANB / Erbol).- El investigador del Centro de Documentación e Información Bolivia (CEDIB), Jorge Campanini, advirtió que el país ha avanzado en el proyecto de industrialización del litio sin contar con información técnica ni planificación adecuada. “Nos hemos limpiado la boca antes de comer, hemos hecho el desarrollo sin conocer”, afirmó en entrevista con el programa Hagamos Democracia de la red Erbol.
Campanini
señaló que Bolivia emprendió el camino hacia la industrialización del litio sin
datos precisos sobre las reservas existentes, sin una política sólida y con
decisiones improvisadas que hoy ponen en duda la viabilidad del proyecto.
“Seguimos avanzando sin tener precisión de datos exactos que nos puedan ayudar
a apuntar con mayor efectividad un proyecto tan importante para el país y un
sueño tan importante para Potosí”, expresó.
El
investigador explicó que el país ingresó al negocio del litio a través de
Yacimientos del Litio Boliviano (YLB), instalando incluso una planta de cloruro
de potasio entre 2018 y 2019, pese a no haber concluido la planta de carbonato
de litio ni contar con una certificación clara de reservas. Según advirtió,
esta situación impide a las empresas que firmaron convenios con el Estado
desarrollar una certificación técnica propia, lo que contraviene normas
específicas y deja en evidencia la ausencia de una estrategia estatal
coherente.
Campanini
detalló que actualmente existen 14 convenios con distintas características
jurídicas y administrativas, lo que complica aún más el panorama. A su juicio,
el proyecto de industrialización atraviesa “un momento bien difícil, bien
complicado”, y está generando presión incluso sobre los actores políticos
nacionales.
En
contraste, citó el caso de Brasil que, sin ser un productor relevante de litio
como Chile o Argentina, ya cuenta con una industria de baterías impulsada por
empresas automotrices globales. “Ahí hay mercado, capacidades tecnológicas y
científicas. En Bolivia ni siquiera hemos desarrollado ese campo”, lamentó.
Agregó
que el país está “tocando con la realidad”, pues ni siquiera puede concentrar
carbonato de litio de manera eficiente, y no cuenta con una normativa clara
para procesos como la Extracción Directa de Litio (EDL), tecnología a la que
Bolivia intenta incorporarse en reemplazo del sistema de piscinas de
evaporación.
En
ese contexto, señaló que Bolivia enfrentará presiones externas en un escenario
geopolítico cada vez más competitivo por el control del litio por la producción
en China, Rusia y Australia. Recordó que países como Estados Unidos han
triplicado sus reservas en menos de cinco años y que Europa ya aprobó 47
proyectos vinculados a materiales críticos, 18 de ellos relacionados
directamente con el litio. “También les interesa lo que ocurra en Bolivia
porque de ello dependerán los mercados y las cadenas de abastecimiento global”,
afirmó.
Campanini
indicó que el CEDIB ha puesto énfasis en el debate ambiental que rodea al litio
y en la necesidad de evaluar los riesgos de los nuevos modelos de explotación.
Subrayó que la transición hacia tecnologías como la EDL sin un marco claro de
planificación es otra muestra de la improvisación estatal. “Es momento de
discutir qué ganamos y qué perdemos con estos modelos extractivos”, concluyó.
NO
HAY CERTIFICACIÓN SIN PROYECTOS
La
no aprobación de los contratos de litio en la Asamblea Legislativa representa
un riesgo directo para la certificación de reservas en Bolivia.
Según
explicó Alfonso Pérez, gerente de Operaciones de Yacimientos de Litio
Bolivianos (YLB), el país cuenta con 21 millones de toneladas de litio
certificados como recursos en el Salar de Uyuni y otros dos millones en Coipasa
y Pastos Grandes, pero para que estos puedan ser clasificados como reservas, se
requiere que exista un proyecto vigente y en explotación. Sin esa condición,
los recursos no pueden consolidarse como reservas oficialmente reconocidas a
nivel internacional, lo que limita el desarrollo del sector y la atracción de
inversiones, indicó el pasado 7 de julio.
Este
estancamiento legislativo compromete la posibilidad de convertir los recursos
en activos estratégicos para la economía boliviana. “Es necesario realizar una
serie de estudios de factibilidad y contar con proyectos operativos en marcha,
como los propuestos en los contratos de litio, para que estos recursos puedan
ser considerados reservas certificadas”, advirtió Pérez en entrevista con la
red Erbol.
Aunque YLB continúa avanzando con otros proyectos, la falta de aprobación de estos contratos impide que Bolivia dé un paso clave en su proceso de industrialización con respaldo técnico y financiero.

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