Víctimas
de la violencia intrafamiliar
Foto,
ilutración de tomada de internet
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LA PAZ, BOLIVIA (ANB / Erbol).- Carmen es el nombre ficticio de una madre de tres hijos que
hace tres meses escapó de su casa, cansada del maltrato y las recientes
amenazas de feminicidio de su esposo, con el que vivió durante 25 años.
Hace
dos días se reencontró con sus niños de 10 y 12 años que viajaron desde
Chayanta, utilizando su bono Juancito Pinto para dar encuentro a su madre que
se encuentra en una Casa de Acogida en la ciudad de Cochabamba.
La
última vez que vivió el maltrato, fue cuando su esposo –del que no se conoce su
nombre- la hizo caminar durante la noche descalza por lugares alejados. La
mujer soportó el dolor de caminar por el agreste campo y soportar el frío del
altiplano potosino.
Sin
importar aquel dolor, un día decidió tomar en sus brazos al hijo menor,
dirigirse a la terminal de Chayanta a pedir ayudar para que la llevaran donde
sea y su destino fue Cochabamba, donde actualmente se encuentra.
En su
relato a la red ATB, cuenta entre lágrimas que su esposo la amenaza con
cuchillo para hacerla caminar a media noche con todos sus hijos. “Nunca voy a
olvidar y por eso me he venido más que todo”, dice la madre.
“Voy a
conseguir trabajo donde sea, pero viviremos feliz. Hasta la muerte si quiera.
Así me he venido. En la terminal me hicieron un favor, me mandaron aquí y he
estado bien”, declaró a expresar su alegría porque el pasado martes se
reencontró con sus dos hijos de 10 y 12 años a los que había dejado en
Chayanta.
Radio
Pío XII de la red Erbol reportó que los menores llegaron el pasado martes a
Cochabamba, a donde tuvieron que viajar,
utilizando su bono Juancito Pinto, sin que sepa el padre.
“Ahora
voy a luchar por separarme más bien. Quiero que mis hijos crezcan sin traumas,
a veces me olvido pero un rato nomas estoy pensando”, declaró con un aire de
tranquilidad.
Una
funcionaria de la Casa de Acogida informó que – según el relato de niños- el
padre abandonaba y dejaba a los menores solos encerrados en su cuarto, como si
estuvieran privados de libertad sin poder relacionarse con otros niños.
“Ahora
están como palomas libres”, acotó al remarcar los traumas que aún vive la madre
por los 25 años de maltrato. La señora
Carmen es una de las más atentas con el aseo y por ahora trabaja produciendo
manualidades para cubrir los gastos que demanda mantener a su hijos.
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