Venezuela
LA PAZ, BOLIVIA (ANB / Erbol/ElPais).- Los ecos de la reciente visita de Mario Vargas Llosa a Venezuela aún se escuchan.
Este martes, la cadena local de noticias Globovisión, adquirida hace un año por capitales vinculados con el Gobierno, decidió transmitir después de muchas vacilaciones una entrevista de la periodista Shirley Varnagy al Nobel peruano. Cuando se acercaba el fin del segundo bloque, la moderadora le preguntó al escritor sobre Hugo Chávez a partir de un dilema que 15 años atrás, en una crónica llamada El enigma de los dos Chávez, Gabriel García Márquez se había planteado sobre el entonces presidente electo: “Mientras se alejaba entre sus escoltas de militares condecorados y amigos de la primera hora, me estremeció la inspiración de que había viajado y conversado a gusto con dos hombres opuestos. Uno a quien la suerte empedernida le ofrecía la oportunidad de salvar a su país. Y el otro, un ilusionista, que podía pasar a la historia como un déspota más”, informa El País.
La respuesta nunca se conoció. La estación decidió suprimir el último bloque de declaraciones y colocar la emisión estelar de su noticiero. Para la conductora, que estaba en su casa viendo el programa que ella misma había ensamblado junto a su equipo por la trascendencia del personaje, esa salida antitelevisiva era una evidente muestra de censura y pidió explicaciones. Le respondieron en principio que los problemas técnicos lo habían impedido aunque luego, con el paso de los días, ese argumento terminaría por ceder frente a su primera intuición.
La explicación coronaba una serie de tropiezos evidentes para la audiencia en la media hora que debía durar la entrevista. Durante los cortes comerciales se transmitieron dos largos avances informativos –uno sobre el aumento del salario mínimo anunciado poco antes en transmisión obligatoria de radio y televisión por el presidente Nicolás Maduro, y otro con las declaraciones del ministro de Interior y Justicia a propósito del asesinato del exjefe de la inteligencia chavista Eliézer Otaiza- que le quitaron minutos a la entrevista con Vargas Llosa. Aunque no es extraño que eso suceda en un informativo de televisión, no eran informaciones de última hora. Después de las nueve de la noche, además, el telediario estelar repetiría esas noticias.
Vargas Llosa concedió la entrevista al final de la tarde del jueves 24 de abril, pero Globovisión hizo todo lo posible para retrasar su emisión. El sábado Shirley Varnagy recibió una llamada de la gerencia de producción de la planta para que no pautara la entrevista para el lunes. Ella se negó. La petición, razonó entonces, iba en contra de la pertinencia y el sentido de la oportunidad que caracterizan a este oficio. Después la directiva pidió ver el material antes de difundirlo. La conductora aceptó pero puso una condición: “Las opiniones de él no son editables en mi espacio”.
Shirley Varnagy repasa toda esta historia durante la mañana silenciosa del 1 de mayo. La noche anterior, y con no poca tristeza, había decidido entregar su renuncia a la directiva y después lo oficializó en su cuenta de Twitter. “Ayer (por el martes) no transmitieron la entrevista completa que le hice a Mario Vargas Llosa. No haré silencio en mi espacio, hasta hoy trabajé en Globovisión”.
El trino causó revuelo en las redes sociales acaso porque se asemeja a la teoría que ha elaborado la oposición para explicar el cambio de la línea editorial: que ese canal, otrora un brioso adversario al régimen chavista, se ha entregado a otros intereses no periodísticos y actúa como un muro de contención para evitar propagar el descontento con el Gobierno. En Globovision ha habido una verdadera riada de renuncias o despidos por esa causa desde abril de 2013 cuando se anunció la venta. Con Varnagy suman ya 51 bajas desde que la estación cambió de manos y es manejada por Raúl Gorrín y Gustavo Perdomo.
Después de ver el contenido, la directiva aceptó transmitirlo el lunes. Se hicieron promociones muy vistosas que, en principio, despejaban las dudas sobre cualquier reserva. A Vargas Llosa se lo veía firmando las páginas interiores de alguna novela, luego había un primer plano de su dedicatoria. En privado, sin embargo, se temía por el impacto que esas declaraciones generaran entre el gobierno, informaron dos fuentes cercanas a la junta directiva. “Este es un momento muy duro para el periodismo venezolano. Los dueños están sometidos a muchas presiones, pero yo no puedo acompañarlas”, afirma. Hay un hecho que quizá lo confirme: la planta pidió a la conductora que pautara a un intelectual chavista, Luis Britto García, para entrevistarlo al día siguiente, quizás con la idea de equilibrar la balanza.
Una intervención de Maduro televisada obligatoriamente a todo el país impidió que ese lunes se emitiera el material, aunque llamó la atención que faltando unos quince minutos para las nueve de la noche, justo en el horario que correspondía a Varnagy, decidieran adelantar la transmisión del telediario. Fue el primer aviso. Con ese fardo a cuestas lo ocurrido el martes terminó por quebrar la paciencia de la entrevistadora.
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