Una
de las siete maravillas naturales del mundo
LA
PAZ, BOLIVIA (ANB / Erbol).- Una de las siete maravillas del
mundo natural empieza a peligrar. El caudal de las famosas cataratas de Iguazú
está disminuyendo por la intensa sequía que afecta tanto a Brasil, Argentina
como a Paraguay. Esto ha provocado que varias cascadas desaparezcan, sobre todo
en el lado brasileño, y que tan solo finos chorros de agua recorran la
superficie del terreno dejando al descubierto las piedras y la vegetación que
normalmente cubre el salto de agua.
El Instituto Nacional de
Tecnología Agropecuaria (INTA), de la provincia de Misiones, donde se
encuentran las cataratas del lado argentino, destacó que las lluvias en los
cuatro primeros meses del año 2013 no alcanzaron ni la mitad del promedio de
años anteriores.
En la actualidad la cantidad de
agua que cae por segundo es casi la tercera parte de 1.500.000 litros
habituales, según un informe publicado por el Parque Nacional de Iguazú
(Argentina). El Informe, que se publicó el pasado 17 de febrero, detalla que por
el salto de agua tan solo corren actualmente 600.000 litros de agua por
segundo.
Esta disminución ha provocado
la desaparición de algunas cascadas del lado brasileño y ha dejado al
descubierto las piedras de la famosa zona bautizada como 'Garganta del Diablo',
que está en la frontera entre Argentina y Brasil. De hecho, los turistas se
sorprenden al ver las piedras generalmente ocultas.
"Esta oscilación produce
erosiones en los barrancos y genera otros problemas ambientales", señaló
Pedro Fogaça, del Parque Nacional Iguazú. Esto puede afectar negativamente a la
alimentación de los peces de los ríos Iguazú y Paraná, uno de los más extensos
de Latinoamérica. Además, estos cambios también pueden alterar el ciclo de
reproducción de los caimanes 'Yacarés' y de las tortugas, entre otras especies
acuáticas.
A pesar de las graves sequías,
similares a las de los años 2006 y 2012, las cataratas del río Iguazú no han
dejado de recibir visitas, según las autoridades de la zona. Los turistas,
ajenos a los cambios, acuden como cada año a ver las maravillas de
emplazamientos como la 'Garganta del Diablo', con cataratas de más de 80 metros
de altura cuyas aguas caen en picado para después unirse en una única
'garganta'.
Pero, para los habitantes de la
zona, nada es excepcional: ni los 15 millones de litros por segundo que se
abatieron sobre la muralla rocosa a mediados del año 2013 -obligando a cerrar
algunos pasajes para evitar inconvenientes con los turistas- ni la escasez de
agua actual, que desnuda las cataratas como nunca.
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