POLÍTICA VENEZUELA
VENEZUELA (ANB / Información de DW Noticias).- El líder opositor, reconocido entre 2019 y 2023 como presidente encargado de Venezuela por medio centenar de países, habla con DW sobre la situación política en su país.
Enero
de 2019 es una fecha central en la vida de Juan Guaidó. Ese mes no solo asumió
la presidencia de la Asamblea Nacional, siendo el político más joven en
ostentar ese cargo, sino que también juró como presidente encargado de
Venezuela.
Medio
centenar de países -entre ellos Alemania- reconocieron su condición de jefe de
Estado. Cuatro años más tarde, terminado su período, viajó a Estados Unidos,
donde vive actualmente.
¿Regresar
a Venezuela? "Es lo que quiero, poder regresar, poder decidir. Los
venezolanos queremos ser libres de decidir, tener libertad. Yo quiero regresar
a mi país y poder hacerlo significa ejercer tu libertad y tus posibilidades”,
dice Guaidó a DW, en una conversación donde el concepto "dictadura” se
repite varias veces, y donde el Cartel de los Soles, grupo de narcotráfico que,
según Estados Unidos, lidera Nicolás Maduro, también se menciona con
frecuencia.
DW:
El lunes asumió Donald Trump la presidencia de Estados Unidos. ¿Esperaba algún
anuncio más sustancial respecto a la situación de Venezuela?
Juan
Guaidó: La designación del Tren de Aragua como grupo terrorista apunta a hacer
responsable a la dictadura, que es asociada al Cartel de los Soles, y fija una
posición hacia lo que significa el crimen organizado transnacional, que tiene
una antena no solo repetidora, sino promotora, en Nicolás Maduro y Diosdado
Cabello. Eso es una señal muy clara.
Trump
ha sido duro en general, basta mirar lo que ha dicho del Canal de Panamá. ¿De
verdad no esperaba algo más firme en contra de Maduro?
Trump
ha sido siempre duro con Maduro, y también el secretario de Estado, Marco
Rubio, que caracterizó a la dictadura como narco-régimen.
Más
allá de señales o tonos, creo que hay unas declaraciones muy contundentes y
claras de quien ejecuta la política internacional del presidente Trump. Yo creo
que, en este momento, más que leer entre líneas, hay que ir a los hechos.
A
propósito del Tren de Aragua, en Chile el fiscal que investiga el asesinato del
exteniente antichavista Ronald Ojeda acusó directamente al régimen de Maduro de
haber ordenado al Tren de Aragua cometer este crimen. ¿Cree usted que es capaz
realmente el Gobierno de Maduro de organizar algo tan complejo?
Sin
duda, son muy ineficientes en términos de Gobierno tradicional. Por ejemplo, en
Venezuela no hay agua ni energía eléctrica en los hogares. Pero, a la vez,
organizaron un golpe de Estado, se han mantenido en el poder de manera inédita,
matando, asesinando, torturando.
Todo
apunta, como denunciaba el fiscal en Chile, como nosotros también denunciamos
al principio, que ordenaron el asesinato del teniente Ojeda a través de una de
sus bandas criminales como es el Tren de Aragua.
Debemos
ver al Tren de Aragua simplemente como una franquicia operativa del Cartel de
los Soles, o sea no es para nada descabellado.
¿Por
qué ha sido tan difícil conseguir una sublevación de la Fuerza Armada en
Venezuela?
Hay
dos respuestas preliminares. La primera es que cuando analizas el alto mando
militar te das cuenta de que inicialmente el 53 por ciento de los altos cargos
militares ocupaban posiciones de gobierno: el general X se encarga del oro,
otro del acero, y así. Se hicieron cómplices, es una receta muy cubana, muy de
hacer cómplices.
¿Y
los cuadros más bajos?
Bueno,
los cuadros medios y bajos tienen tasas de deserción de las más altas de la
historia de Venezuela. Es un indicador de que no están con ellos los cuadros
bajos, porque no tienen cómo vivir, cómo subsistir, como la mayoría de los
venezolanos.
Y
otro punto son los castigos ejemplarizantes. ¿Recuerdas a Raúl Baduel, al que
se le atribuye el rescate de Hugo Chávez en 2002, pero que en el 2007 le hace
reconocer su derrota en el referéndum revocatorio?
Él
termina asesinado indirectamente en la cárcel. Seguramente has escuchado del
general Miguel Rodríguez Torres, preso, torturado, por sus mismos compañeros de
promoción.
Hay
una doble presión, económica y física, por así decirlo.
Exacto.
Y ahí tenemos que incluir al teniente Ojeda, esta vez con un sistema de
represión transnacional. Tenemos que entender esa realidad. Por eso nos
movilizamos, nos organizamos, votamos, defendemos los votos.
Hasta
ahora, la estrategia de movilización, de defender los votos, no ha logrado el
efecto esperado. ¿Qué otra vía existe si no hay apoyo de la Fuerza Armada?
No
lo veo de esa manera, porque sería decir que votar ya no funciona. La
estrategia ha pasado por votar, y lamentablemente la dictadura ha bloqueado ese
escenario. Pero no es solo el voto, también están la movilización, la protesta
pacífica, las negociaciones.
Piensa
en lo que significa el reconocimiento de nuestra constitución como Gobierno
interino, lo que significa el no reconocimiento de la dictadura. No podemos
decir que la democracia fracasó. La máxima presión, las sanciones, por
polémicas que suenen, tienen también un objetivo.
¿Qué
ha fallado, entonces?
El
problema viene cuando queremos atribuir a una herramienta la redemocratización
de un país. Es decir, las sanciones tienen una función, la protesta tiene una
función y un objetivo, la votación tiene un objetivo muy claro. Lo que tenemos
que hacer es insistir con la democracia, tomando en cuenta que la Fuerza Armada
es fundamental, porque no va a haber transición en contra de la Fuerza Armada.
Ahora,
esto no tiene que ver solo con Venezuela. Cuando miras a Bielorrusia, a
Nicaragua u otros países del mundo, la pregunta es por qué en esos países no se
ha recuperado la democracia, cuáles son los incentivos que tienen las
dictaduras para salir.
¿Cuáles
son?
Hoy
las dictaduras quedan impunes. Si Daniel Ortega secuestra a siete precandidatos
presidenciales y evita una elección libre y no pasa nada, el incentivo para
Maduro es hacer exactamente lo mismo.
Lo
que te quiero decir es que hay que insistir con las herramientas que tenemos a
disposición. Sí puedo decir que los venezolanos han dado muestras de audacia,
de resistencia, de amor por la democracia, de sacrificio propio y de lucha
constante, y creo que no va a ser diferente hasta recuperar la democracia.
También
es razonable que la gente se canse, que se aburra de salir a las calles y que
tenga miedo a la represión. ¿Cómo se hace para mantener vivo el espíritu de la
ciudadanía?
No
solamente que se aburra, porque no tiene que ver con eso, tiene que ver con
miedo, con terror. Imagínate tú que vayas a votar en tu país y puedas terminar
preso o muerto por ejercer un derecho.
¿Cómo
se hace para vencer el miedo? Con el deseo de ser libres, y hay dirigentes de
partidos que llevan seis meses secuestrados. La lucha es a riesgo de vidas,
tenemos 2.000 presos políticos simplemente por recoger actas el 28 de julio.
Por
cierto, hay en Venezuela más presos políticos que en Nicaragua, Cuba y Rusia
sumados. La lucha se hace más compleja porque la dictadura se ve más expuesta,
más sola, y compensa eso y la falta de popularidad con brutalidad y represión.
Teniendo
todo eso en mente, y sabiendo cómo ha sido la historia en los últimos años,
¿hacen ustedes como oposición un mea culpa? ¿Pensar que una masacre electoral
iba a hacer caer a Maduro no fue una estrategia equivocada?
Bueno,
imagínate, pensar que ganar una elección es equivocado.
Ese
es el escenario, lamentablemente.
Nunca
es equivocado hacer valer tus derechos y defenderlos con entereza. Sí tenemos
que ser conscientes de que en ocasiones no es suficiente, especialmente cuando
estás ante una dictadura.
Nosotros
estamos tan conscientes de lo que enfrentamos, que digitalizamos las actas de
las elecciones del 28 de julio en menos de 24 horas, y tanto se logró, que hoy
Lula y Gustavo Petro no reconocen a Maduro, lo dejan abierto, lo que también me
parece un error, porque no hay nada que dejar abierto. Perdió Maduro, ganó
Edmundo González Urrutia, ellos vieron las actas, tenían observadores ahí. Es
decir, nosotros fuimos mucho más allá que simplemente creer que Maduro
reconocería amablemente una derrota.
Se
habló mucho durante las protestas de comienzos de enero de una sorpresa. María
Corina Machado lo mencionó, también el canciller de Panamá, pero no pasó nada.
¿Cuál fue ahí el error?
No
tengo toda la información, pero a mí no me gustaría entregarle un rehén del
tamaño del presidente electo de Venezuela a la dictadura. El presidente, que es
el depositario de la voluntad de ocho millones de venezolanos que quieren
cambio, evaluó que su seguridad estaba en riesgo al ingresar a Venezuela y yo
creo que lo decidido fue lo correcto. González Urrutia debe regresar a
Venezuela a ejercer su cargo de manera segura.
¿Qué
les diría a los venezolanos que están en el extranjero y que ansían volver a su
país?
Sé
que puede ser frustrante en ocasiones no lograr el objetivo deseado por todos,
que esta lucha ha sido muy larga y dolorosa, pero no está mal ejercer nuestros
derechos, que es lo que están haciendo Edmundo González Urrutia y María Corina
Machado.
Tenemos
que acompañarlos y protegerlos. No podemos permitir otra vez que la dictadura
quiera aniquilar no solo física, sino moralmente, nuestro liderazgo con
propaganda. No tenemos que acostumbrarnos a que Maduro esté circunstancialmente
en la silla. Acostumbrarnos a ello es la muerte de la posibilidad de regresar a
casa.
(ms)
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