DESAFÍOS AL CONGRESO DE NOVIEMBRE
Guillermo Mariaca y Micaela Princioto en Hagamos Democracia. Foto/captura y tomada de internet
EL ALTO, BOLIVIA (ANB / Erbol).- Dos personalidades vinculadas a la educación formaron este domingo un diagnóstico a la educación en el país. El primero calificó de “pésima” y la segunda planteó la urgencia de cambiar el modelo educativo.
Advirtieron
que, sin esta reforma, Bolivia no solo se consolidará como uno de los países
más atrasados, sino que se convertirá en un país inviable dominado por intereses
particulares en lugar del bien común.
El
gestor de proyectos educativos y docente universitario, Guillermo Mariaca, y la
misionera y educadora, Micaela Princiotto, compartieron el panel del programa
Hagamos Democracia de la red Erbol y plantearon retos para el próximo congreso
de la educación previsto para noviembre.
Mariaca
dijo que la educación es pésima por el estancamiento económico y la degradación
moral que afectan a todo el sistema educativo, incluido al nivel superior,
porque en la mejor universidad del país, como es la Universidad Mayor de San
Andrés, solo el 20% de los docentes tiene doctorado en su materia y al resto le
bastó tener un grado de licenciatura, comentó.
Indicó
que, si en septiembre no hay una movilización para generar una propuesta
renovadora, que cuente con la retroalimentación ciudadana, el congreso de
noviembre, será una oportunidad perdida y una educación continuará destrozada y
Bolivia seguirá siendo el penúltimo país en desarrollo humano en materia
educativa.
El
experto manifestó que, durante los últimos años, la educación fue manejada con
fines políticos y los políticos no saben qué lugar debe ocupar la educación y
no se preocupan por mejorar el nivel de instrucción de los profesores en las
normales, porque hasta ahora los profesores educan para la reproducción del
poder.
Dijo
que la educación siempre ha sido ideologizada. “Una educación que depende del
diseño curricular impuesto por el Estado, es inevitablemente una educación
ideologizada que apunta a la producción del poder y ese es un daño
fundamental”, comentó.
Cree
que la educación debe estar asociada a la profundización y mejoramiento de la
democracia, porque la educación sino promueve el pensamiento crítico, genera un
país sin desarrollo ni personas críticas de sí mismas y su colectividad.
Sostuvo
que la condición de pobreza del mas del 50% en la gente del área rural agranda
la brecha educativa con el área urbana y eso explica la migración hacia las
ciudades y también demuestra que los políticos no se preocupan por la
educación.
CAMBIO
URGENTE
Por
su lado, la misionera educadora ha destacado la urgente necesidad de cambiar el
modelo educativo actual, calificándolo de obsoleto y desfasado. En sus
palabras, "necesitamos volcar página", subrayando la importancia de
adaptar la educación a los nuevos tiempos, especialmente tras los efectos de la
pandemia.
La
crisis sanitaria y su posterior impacto han colocado a la educación global en
una fase de reflexión y nuevos emprendimientos, porque no se puede seguir
enseñando de la misma manera que hace una década.
Enfatizando
la integración de la tecnología en el proceso educativo, la hermana Micaela
Princiotto afirmó que, aunque la tecnología es crucial, no todo debe centrarse
en el uso de celulares porque "el celular también adormece la creatividad
de los niños".
Sugirió
que es necesario educar sobre el correcto uso de la tecnología. Este
aprendizaje debe ocurrir en las escuelas, que actualmente están lejos de
alcanzar este objetivo. La pandemia ha acelerado el uso cotidiano de la
tecnología entre niños y adolescentes, a quienes a menudo se les llama
"nativos digitales".
Según
la misionera educadora, la familiaridad de los jóvenes con los dispositivos
móviles es comparable a la dependencia de los adultos en herramientas
esenciales.
"Nuestros
estudiantes viven con sus celulares como algo natural a su ser", afirmó,
destacando que estos dispositivos ofrecen una combinación de música,
movimiento, colores y voces que impactan directamente en el cerebro y alteran
las formas tradicionales de aprendizaje.
A
pesar de estos cambios, lamentó que el sistema escolar actual no esté a la
altura de estas nuevas realidades. Los intentos de integrar tecnología durante
la pandemia han sido abandonados en la post-pandemia, y los maestros no han
recibido la formación necesaria para adaptarse a este nuevo entorno.
"Los
maestros se resisten y rechazan la tecnología, mientras los estudiantes viven
con ella", concluyó, resaltando la disonancia entre las experiencias de
los estudiantes y la preparación de los educadores.
Considera
que un cambio debe apuntar a recuperar los valores que significan educar en el
respeto a la vida del otro y construir democracia desde la familia y desde los
primeros años en las escuelas. Democracia quiere decir pensar en el bien de
todos, reconocer al otro, tener dignidad, ser consciente de los propios
límites, pero también de las propias capacidades, indicó.
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