Por Coco Cuba
LA HAYA, HOLANDA (ANB / ABI).- La guerra del Pacífico sur, que enfrentó a Chile con
Bolivia y Perú distancia aún a La Paz y Santiago, 139 años después de librada,
principalmente por la condición de mediterraneidad y dependencia que heredó a
la nación boliviana y que supuso en freno a su desarrollo posible.
Aunque Chile llamó reiteradas veces a mirar
el futuro, las consecuencias de la guerra de 1879 y que se extendió con Perú
hasta 1883, laceran aún las relaciones entre La Paz y Santiago, tanto así desde
el lunes los equipos de abogados de ambos países se verán las caras en los
estrados de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), en la ciudad de La Haya
(Hague), a causa, precisamente, de la mediterraneidad de Bolivia.
Y darán 10 años en que Chile no ha podido
levantarse del banquillo del acusado.
En
2010, Perú apeló a la CIJ por la soberanía de 80.000 km2 de ricas aguas
pesqueras que Chile usufructuaba en base de un acuerdo para la pesca.
Cuando en 2015, la CIJ dio la razón a Perú
y le concedió 50.000 de los 80.000 km2 que pretendía como suyos, en la línea
divisoria del mar territorial de ambos países, hacían 2 años que Bolivia le
había puesto un juicio ante el alto tribunal internacional de cuyos estrados no
se levantará sino después de 2023, pues en 2016 le demandó a Bolivia por la
propiedad de un caudal de agua -que desciende a su territorio por un sistema
artificial de canales- nacida en territorio soberano boliviano, el Silala.
La CIJ debe pronunciarse hasta fines de
2018 y fallar sobre la obligatoriedad o no de Chile para sentarse a negociar de
buena fe y efecto vinculante una salida soberana al mar Pacífico para Bolivia,
mediterránea desde hace 139 años.
Desde 1866, Chile, cuya frontera norte con
Bolivia era el Copiapo, avanzó, en el hecho y el derecho que otorgan los
tratados internacionales, sobre territorio con que Bolivia nació a la vida
independiente en 1825.
Los yacimientos de guano y salitre,
fertilizantes de uso mundial intensivo ese tiempo, atizaron el fuego de la
guerra que había de desatarse en 1879, seis años después de que La Paz y Lima
suscribieran una alianza de defensa mutua en caso de guerra.
Valido de la candidez expuesta de las
autoridades bolivianas de la época, produjo acuerdos y tratados que le
beneficiaren si la explotación de minerales, plata ese tiempo, se registrare
incluso en territorio soberano de Bolivia.
Durante la presidencia de Aníbal Pinto,
Chile invadió, con sus tropas, el entonces puerto de Antofagasta el 14 de
febrero de 1879.
Sin resistencia más de grupos de civiles que
blandían escopetas de caza, avanzó hasta arrinconar a Bolivia contra las
montañas de los Andes y adicionar a su soberanía 400 km de costa y 120.000 km2
de ricos territorios mineros de desembocadura en el mar.
Ese territorio que conectaba a Bolivia con
el mar, ha sido "el pan" de Chile la mayor parte del siglo XX, según
su presidente Salvador Allende (1970-73).
Sus entrañas están preñadas de tanto cobre
que entre 1999 y 2013, Chile ingresó a sus arcas, por concepto de exportaciones
cupríferas, 900.000 millones de dólares, es decir 30 veces más que el actual
Producto Interno de Bolivia.
Bolivia demanda a Chile un corredor pegado a la línea de tren que La
Moneda mandó a construir entre su puerto de Arica y la sede del gobierno
boliviano hacia 1920 y entre 4 y 20 km de litoral, es decir menos del 1% de
costa que el país trasandino posee en el Pacífico.
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