Las
aplicaciones de mensajería, frente a frente
ESPAÑA (ANB / Tomado de: Panda Security).- Los servicios de mensajería instantánea se han convertido en
una parte esencial de nuestras vidas. Los utilizamos constantemente para
comunicarnos con amigos y familiares, pero también para hablar con compañeros
de oficina de asuntos que a menudo tienen que ver con la actividad de nuestra
empresa. ¿Quién no está en un grupo de WhatsApp con todos sus colegas
del trabajo?
Es
una realidad a la que no podemos dar la espalda. Que las compañías prohíban el
uso de estas herramientas es prácticamente impensable, pero tampoco pueden
permitir que información confidencial del negocio circule por canales inseguros
sin supervisión alguna. Secreto profesional, acuerdos de
confidencialidad o leyes de protección de datos son algunas de las
razones de peso por las que este flujo de información no debe caer en manos de
terceros y debe ser controlado.
La
mejor solución para una empresa es el término medio: combinar los servicios que
sus empleados ya utilizan a diario, sencillos y gratuitos, con herramientas
corporativas de pago, más fiables, para manejar los datos más sensibles
desde ordenadores y dispositivos móviles.
Pero,
¿cuáles de las aplicaciones comerciales deben evitar y por qué? La respuesta la
tiene una investigación realizada por la Electronic Frontier
Foundation (EFF), una organización sin ánimo de lucro que defiende,
entre otras cosas, la privacidad de los usuarios de internet.
El
estudio analiza siete aspectos que, a juicio de la EFF, son los más importantes
para asegurar la confidencialidad de una conversación en una ‘app’ de
mensajería instantánea. De izquierda a derecha en las imágenes que
mostraremos a continuación, son los siguientes:
- Si los mensajes
viajan cifrados del emisor al servidor y del servidor al destinatario.
- Si el proveedor del
servicio puede leer los mensajes.
- Si el usuario puede
comprobar por sus propios medios (a través de alguna opción del servicio)
que su interlocutor es quien dice ser y no alguien que suplanta su
identidad.
- Si los mensajes
antiguos se podrían sustraer si un atacante se hace con las claves de
cifrado.
- Si la parte
esencial del código de la aplicación (sobre todo la que tiene que ver con
el cifrado) se puede consultar. En este caso, la EFF considera aún mejor
que el ‘software’ sea ‘open source’ (de código abierto).
- Si el diseño
criptográfico del servicio (es decir, cómo se implementa el cifrado) está
bien documentado para que lo puedan revisar expertos independientes.
- Si la herramienta
ha sido auditada durante los doce meses previos a la evaluación por parte
de la EFF.
Entre
los servicios de mensajería instantánea más populares, Skype es
el que sale peor parado con solo un aprobado. Si tu empresa utiliza esta
aplicación para organizar videoconferencias entre empleados de distintas sedes,
tal vez deberías plantearte un cambio de sistema. Solo cumple con uno de los
requisitos de seguridad que exige la EFF: que los mensajes estén cifrados
mientras se transmiten.
Otra
de las herramientas más habituales para el teletrabajo, Google Hangouts,
tampoco sale muy favorecida en la foto que realiza la organización. Solo
obtiene un par de aprobados: los mensajes viajan cifrados (pero no lo están en
el servidor del gigante de internet) y la herramienta ha sido auditada de forma
reciente. Por lo demás, excesivos puntos débiles como para ser considerada una
opción viable en un entorno corporativo.
Usar
el chat de Facebook para comunicarse, algo relativamente habitual entre
compañeros de trabajo, tampoco es la mejor idea. En el análisis de la EFF
recibe la misma consideración que Hangouts, con solo dos aspectos que superan
su listón en materia de seguridad.
También
sucede esto con WhatsApp, el servicio de mensajería instantánea por excelencia,
y con Snapchat, una de las ‘apps’ de moda sobre todo entre los más jóvenes. Sus
fotos se autodestruyen, sí, pero sus estándares de seguridad están por debajo
de lo deseable.
El
chat de Apple, iMessage, corre mejor suerte con solo dos suspensos: el usuario
no puede comprobar por sus propios medios que su interlocutor es quien dice ser
y el código de la aplicación no está disponible para que otros puedan
revisarlo. Tendrás que fiarte de la manzana mordida si quieres emplear esta
herramienta.
Los
chats secretos de Telegram son la opción más segura de todas las que hemos
incluido en este repaso, cumpliendo con los mínimos requeridos por la EFF en
todas las categorías analizadas.
Las
conversaciones normales con esta herramienta de origen ruso, sin embargo,
suspenden en tres categorías: sus mensajes los puede leer el proveedor del
servicio, no hay una forma de que el usuario corrobore por sus propios medios
que su interlocutor es quien dice ser y los mensajes antiguos se podrían
sustraer si un atacante se hiciera con las claves de cifrado.
Así
las cosas, si quieres emplear una herramienta comercial o no dispones de una
solución propia para gestionar la comunicación interna de tu empresa, lo mejor
es que te decantes por alguna de las más seguras o que, al menos, si decides
apostar por las más sencillas y populares, tengas en cuenta cuáles son sus
puntos débiles.
Como
regla general, procura siempre que la información confidencial o sensible se
transmita por medios más seguros que un servicio de mensajería instantánea.
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