Estudio
de Secretaría de Culturas
PANDO,
BOLIVIA (ANB / Erbol).- La presencia del Pepino en el carnaval paceño fue
registrada en las entradas populares de 1908. Sin embargo se presume su
participación desde muchos años atrás, está directamente relacionada al
Pierrot, personaje integrante del arte de la comedia italiana, junto a los
demás personajes europeos participantes de obras de teatro y carnaval.
La afirmación que se desprende de un estudio realizado
por la Secretaría Municipal de Culturas, a través de la Dirección de Patrimonio
Natural y Cultural, añade que “hacia 1850 aparecen arlequines y dominós en La
Paz, ésta información nos permite deducir que entre ellos se encontraban
también los pierrots.” (Rossells, 2009: 109).
La reapropiación del Pierrot y el Arlequín en los
carnavales latinoamericanos fue resaltada por muchos investigadores, quienes
enfatizaron en los nuevos significados de los personajes en contextos del
carnaval. La importancia del Pierrot, así como del Arlequín, es resumida en la
siguiente cita:
Entre los personajes clásicos, los más reconocidos y
perdurables son Pierrot (o Pedrolino), considerado el precursor del payaso, con
la cara blanca y sombrero de pico, y Arlequín. Ambos constituyen arquetipos de
la conducta masculina que se diputan el amor de una mujer Colombina. Mientras
Pierrot es visto como un “naif”, casi tonto, objeto de bromas, distante de la
realidad, prisionero de su túnica ancha y blanca, Arlequín es un payaso,
acrobático y travieso, que representaba en la comedia a un criado bufón, astuto
y avaro, siempre interesado en la comida y las mujeres y a veces con el
comportamiento de un niño caprichoso… (Rossells, 2009: 100).
Una de las maneras en que la población paceña adaptó el
Pierrot europeo fue a través del Pepino, quien fuera registrado por primera vez
en el carnaval de La Paz a inicios del siglo XX, en base a una fotografía de
1908 demostrada en la obra de Beatriz Rossells.
En el contexto paceño el origen del nombre Pepino podría
estar en correspondencia al significado del Pierrot, quien en su época fuera
visto similar a un ingenuo, casi tonto. Ligado a esta definición está la del
Diccionario de la Academia de la Lengua Española, como “cosa insignificante, de
poco o ningún valor”. Pero también la designación del Pepino probablemente
provenga de un personaje uruguayo del siglo XIX, Juan José “Pepe” Podestá,
quien habría creado en la década de 1870 un payaso con el nombre de “Pepino el
88”, utilizando para ello un disfraz hecho con sábanas con cuatro lunares que
simulaban ochos. Al parecer este personaje vino a la ciudad de La Paz para
presentar un espectáculo de circo que había creado junto a sus hermanos. Los
paceños habrían quedado impresionados con la actuación del payaso con
habilidades de músico y para perpetuar su obra designarían al personaje
carnavalero con el seudónimo de Pepino, como conmemorando los malabares de
“Pepino el 88”, resinificando de esta manera al personaje local.
En relación a la máscara en el vestuario del Pepino los
“cuernos”, que son generalmente tres, serían una adaptación a partir del
K’usillo (Rossells, 2009: 115), por lo que la influencia andina estaría
presente.
Dado que los Pierrots nunca habrían usado caretas, más
bien éstos maquillaban su rostro de blanco, con tonos negros en el contorno de
los ojos y atravesadas con líneas verticales; incorporaban además a su
vestuario una gorguera (adorno hecho de lienzo
plegado y alechugado) en el cuello, que en el traje de
los pepinos es una cenefa.
Algunas caretas actuales incorporan cuernos que se
asemejan a las del arlequín. El mascarero Antonio Viscarra Morales, habría
creado en 1956 las caretas de yeso con tres cuernos elaborados con cuero,
especialmente para la comparsa de carniceros denominada Romperragas, quienes
habrían relanzado la figura del Pepino en los carnavales de la época. La
sonrisa en la máscara del Pepino, así como la nariz respingada serían una
apropiación del gesto radiante pintado en el rostro del Pierrot.
Su vestimenta
El Pepino viste un traje de una sola pieza con encajes,
generalmente de dos colores. Porta una bolsita con mixtura que la riega al
público, aunque últimamente van incorporadas de espumas artificiales para
rociar. En una mano agarran maja suegra, elaborado de cartón prensado,
popularmente conocida como “mata suegra”, otros llevan como complemento al
disfraz un “chorizo” (especie de porra del aproximadamente 70-80 cm.,
confeccionada con trazos de tela), que le sirve para propinar golpes a los
espectadores o bailarines.
La importancia del Pepino es destacada en todas las
entradas del carnaval paceño, sobre todo para dar inicio y fin a la festividad.
En la ciudad de La Paz oficialmente se inician los eventos del carnaval con el
simbólico “desentierro del Pepino” y concluyen con la actividad “entierro del
Pepino”. La figura del Pepino es sobresaliente en la entrada de Ch’utas y
Pepinos realizada en Domingo de Tentación, el fin de semana después del
carnaval.
En esta entrada son fraternidades de comerciantes y sectores
populares las que participan. El recorrido se inicia en horas de la tarde por
las principales vías aledañas a la zona del Cementerio General: Plaza Garita de
Lima, Av. Baptista, Av. Kollasuyo, hasta la calle Reyes Cardona, altura de la
cancha El Tejar.
Actualmente, encontramos en esta entrada fraternidades de
Ch’utas con nombres muy particulares como: “Elegantes Ch’utas Choleros de La
Paz y sus lindas bellezas tipo holandesas”, “Ch’utas Súper Papis “Bronco Amigo”
y sus lindas Mamis 0 Kms.”, “Comparsa del pueblo y para el pueblo - Alegrísimos
Ch’utas Coquetos y sus lindas joyitas de 24 quilates”, “Elegante Comparsa de
Ch’utas y Pepinos Renacer y sus palomitas blancas”, “Ch’utas Volantes de Oro y
sus Muñequitas de Oro”, “Ch’utas Fiesta Ch’okopitas y sus lindas Mamacitas
diamantinas”, entre otros, en estas comparsas la participación de pepinos y
Cholas, como pareja del Ch’uta, son de primer orden.
Las culpas del pepino
Como personaje asume culpas relacionadas con la
promiscuidad en carnavales, al creerse progenitor de niños. Conocida es la
frase, “el Pepino tiene la culpa, de él es la wawa (hijo)”.
No es casual que los pepinos persigan chicas con el
“chorizo” en la mano, puesto que en ese corto tiempo del carnaval se libera de
todas las ataduras morales y religiosas. Es el portador de la sexualidad porque
lleva el chorizo en la mano como símbolo de falo, por tanto es la
representación simbólica de la fertilidad.
Según la tradición, si las mujeres tienen un hijo en
época de carnaval declaran que es del Pepino el frenesí de este personaje dura
los siete días del Carnaval pero, como todo ente, tiene que morir después de
haber cumplido su misión; entonces se produce su muerte y entierro.
El Pepino no sólo habría heredado la máscara del
K’usillo, sino también su carácter y simbolismo: solitario pero alegre, cómico
y afecto a las travesuras (Rossells, 2009: p. 115), de ahí que se resalte el
doble origen del Pepino: uno europeo, a partir del Pierrot, y otro andino con
el K’usillo, éste último personaje participa en la entrada del Jisk’a Anata
principalmente, así como en las fraternidades de Waka-wakas.
El Pepino en la ciudad de La Paz seguramente tuvo que
atravesar por diferentes vicisitudes para su definitiva consolidación como
personaje principal de los carnavales. Desde la reapropiación del vestuario de
Pierrot hasta la incursión en danzas populares, el Pepino fue una reinvención
original, con sello creativo eminentemente paceño.
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