Jorge Hurtado:
PANDO, BOLIVIA (ANB / Erbol).-
En el siglo XIX, en París
había invernaderos, que se usaban para cultivar coca. Pertenecían a la empresa
que producía el famoso vino Mariani, elaborado industrialmente desde 1863 en
base a esencia de hojas de coca que se importaba desde el Perú. La información
fue subrayada por el médico psiquiatra Jorge Hurtado, fundador del Museo de la
Coca, que funciona en la calle Linares de la ciudad de La Paz. Dicho centro será
abierto pronto en la localidad de Coroico.
Hurtado es un investigador del arbusto desde hace tres décadas. Recordó que
el vino Mariani fue inventado por un farmacéutico del mismo apellido, que
experimentaba con distintas plantas exóticas. En una ocasión, una famosa
cantante de ópera fue a visitarlo para pedirle un remedio para su garganta, mal
que le impedía cantar. Ángelo Mariani le proporcionó un jarabe de coca y la
artista pudo volver al escenario. Desde ese momento, los europeos descubrieron
las grandes bondades de la hoja de coca, cultivo sudamericano que usaron los
incas para sus rituales religiosos y como alimento energizante. A partir de su
hallazgo, Mariani importó toneladas de coca desde el Perú y llegó a producir la
hoja en medio del crudo inverno parisino.
En el siglo XX, entre 1920 y 1933, Estados Unidos estableció la llamada
“Ley Seca”, por la cual se prohibía la venta de alcohol en ese país. Ello
derivó en la anulación del vino Mariani como producto comercializable en
América del Norte.
Años antes, el químico John Pemberton había inventado un jarabe similar,
pero sin contenido alcohólico. La bebida es conocida hoy como coca-cola.
Hurtado señala que a la esencia amarga de la coca, Pemberton le agregó más de
treinta sustancias a fin de darle un mejor sabor. De ese modo, obligados por la
“Ley Seca”, los consumidores estadounidenses del vino Mariani, se inclinaron
por la “chispa de la vida” como sustituto.
En ambos casos, dice Hurtado, el mercadeo y la publicidad jugaron un
papel esencial.
Hoy, señala Hurtado, la Coca-Cola utiliza hojas de coca del Perú para
elaborar la famosa bebida gaseosa. Se calcula que son cien toneladas métricas
anuales del arbusto. Una de sus subsidiarias, Stepan Chemicals, se encarga de
quitarles el alcaloide de la cocaína (egonina) a las hojas. Hurtado advierte
que la extracción de este elemento en grandes cantidades, le permite a esa
empresa producir cocaína legalmente a fin de comercializarla como anestésico.
Hasta el momento, la cocaína sigue siendo la mejor anestesia, sobre todo para
operaciones de los ojos.
Hurtado concluye que la prohibición de la cocaína y de la hoja de coca
tiene el propósito de garantizar el monopolio de la industrialización y
comercialización de dichos productos por parte de las grandes compañías
farmacéuticas. En ese sentido, el narcotráfico vendría a ser simplemente su
competencia ilegal. La cocaína fue prohibida a nivel internacional en 1961
cuando los países del mundo firmaron una convención en Naciones Unidas. La
interdicción de la droga arrastró consigo a la hoja de coca, que al ser
considerada como su materia prima, también fue ilegalizada. Pese a ello, se
sigue comercializando de manera legal dentro de varios países de Sudamérica,
pero también dentro del circuito de producción de bebidas gaseosas.
Sobre la legalización de la marihuana en Uruguay, Hurtado declaró a ERBOL
que las grandes compañías farmacéuticas ya están asumiendo medidas ante la
eventualidad de que las drogas sean legalizadas a mayor escala. “No se están
subiendo a la ola, ellas la han creado”, dijo Hurtado, refiriéndose al hecho de
que en caso de legalizar dichas sustancias, las empresas seguirán controlando
la producción, al extremo de que ya existen cultivos transgénicos de coca,
amapola y marihuana. Los transgénicos les permiten a las empresas un mayor
control sobre el mercado y un mayor volumen de ganancias.
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