BRASIL (ANB / Información de EFE).- Para la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que
se realizará entre el 22 y el 28 de julio, se prevé la llegada a Río de 800.000
turistas brasileños y extranjeros, entre los cuales 300.000 son jóvenes
peregrinos.
La visita que el papa Francisco realizará a Brasil la próxima semana para
participar de la Jornada Mundial de la Juventud ha obligado a Río de Janeiro a
desplegar una logística semejante a la de un Carnaval y un esquema de seguridad
tan ostentoso como el de una Cumbre de varios jefes de Estado.
"Que el papa me disculpe la comparación, pero la organización de la
Jornada es comparable a la de un Carnaval por el número de participantes y de
recursos necesarios, así como por su impacto económico en la ciudad",
asegura el alcalde de Río, Eduardo Paes.
Las carnestolendas, las principales fiestas de Río de Janeiro, movilizan a
millones de personas en centenares de desfiles durante cuatro días y atraen a
más de medio millón de visitantes, lo que obliga a las autoridades a montar
sofisticadas logísticas de transporte, seguridad y atención sanitaria.
Para la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que se realizará entre el 22
y el 28 de julio, se prevé la llegada a Río de 800.000 turistas brasileños y
extranjeros, entre los cuales 300.000 jóvenes peregrinos, la mayoría de los
cuales desembarcará en al menos 10.000 autobuses fletados. Sumados a los
cariocas, los participantes en la Jornada pueden llegar a los dos millones de
personas.
En tres de las actividades de la Jornada con la presencia del pontífice se
espera la participación de más de un millón de personas.
La alcaldía prevé que 1,5 millones de personas estén el jueves 25 de julio
en una ceremonia en la que los jóvenes saludarán al papa y que un número
similar acuda el día siguiente al vía crucis que será escenificado en el paseo
marítimo de Copacabana.
A la misa campal del 28 de julio, con la que Francisco clausurará la JMJ y
que se realizará en un descampado en la empobrecida región de Guaratiba, se
prevé la asistencia de cerca de 1,2 millones de fieles debido a que será en un
local alejado de Río de Janeiro.
Según Paes, esos tres eventos exigirán un esquema logístico y de seguridad
similar al que Río de Janeiro monta todos los 31 de diciembre para su famoso
Reveillon, la fiesta de Nochevieja que suele atraer a entre 1,5 y 2 millones de
participantes.
Para responder a esa marea de gente, el municipio, que ha declarado cuatro
días festivos, impedirá la circulación de autobuses fletados en la ciudad,
reforzará el sistema de transporte público y bloqueará cientos de vías.
Además movilizará a miles de policías, socorristas, médicos y bomberos, ha
montado palcos y altares gigantescos y puestos médicos, de acuerdo con el
alcalde.
El esquema de seguridad fue organizado por el Ministerio de Defensa y tuvo
que ser reforzado tras las protestas que sacudieron a Brasil en junio pasado y
por la decisión de Francisco de utilizar un "papamóvil" abierto y sin
blindaje en sus desplazamientos.
El plan inicial preveía la movilización de 12.000 militares y policías
tanto en Río como en Aparecida, ciudad sede del mayor santuario brasileño y que
el pontífice visitará el miércoles, pero ese número fue elevado a cerca de
20.000, entre los cuales 14.600 miembros de las Fuerzas Armadas.
Tal cifra supera la de 15.000 policías y militares que fueron responsables
por la seguridad durante la Conferencia de la ONU sobre Desarrollo Sostenible
Río+20, cumbre que reunió en junio del año pasado en Río de Janeiro a cerca de
50.000 personas, entre las cuales un centenar de jefes de Estado o de Gobierno.
"El papa no sólo es el líder espiritual de la religión con mayor
número de fieles en Brasil, el primer pontífice de América Latina y una
personalidad carismática que se ha ganado la admiración de millones, sino
también un jefe de Estado", justificó Paes.
Las preocupaciones con la seguridad aumentaron tras las masivas protestas
por mejores servicios públicos que millones de brasileños protagonizaron en
centenas de ciudades en junio pasado, algunas de las cuales terminaron en
conflictos entre policías y manifestantes.
Y ya han sido anunciadas algunas manifestaciones en Río durante la visita
del pontífice, entre las cuales una de un grupo de ateos y otra de una organización
que lucha contra la supuesta idea de que las mujeres son responsables por los
abusos sexuales que sufren.
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