ELECCIONES 2025
LA PAZ, BOLIVIA (ANB / Erbol).- En el marco del seguimiento a casos de acoso y violencia política contra candidatas que participan en las Elecciones Generales 2025, realizado por el Observatorio de Género de la Coordinadora de la Mujer, organizaciones defensoras de derechos humanos, entre ellas la Red Coordinadora de la Mujer, la Red Observa Bolivia y la Plataforma Ciudadana por el Acceso a la Justicia y los Derechos Humanos, identificaron cinco casos emblemáticos, expresados en discursos de odio y ataques sistemáticos a través de redes sociales y medios de comunicación.
Casos emblemáticos
El
primer caso identificado está vinculado a Eva Copa Murga, actual alcaldesa de
El Alto y candidata a la presidencia por el Movimiento de Renovación Nacional
(Morena), quien es víctima de violencia digital sistemática que cosifica su
cuerpo, expone su vida íntima e incita a hacerle daño.
Según
el monitoreo realizado, se identificaron expresiones que trascienden el
discurso violento y caen en la incitación a la violencia política extrema, con
llamados a dañarla y/o eliminarla, lo que constituyen delitos graves.
Además,
enfrenta una ridiculización constante y dudas sobre su capacidad de gobernar
asociadas a su vida personal, a su género, edad, clase y etnicidad, con el uso
de términos como “imilla” o “campesina” en el marco de discursos
discriminatorios, misóginos, racistas y de odio.
El
segundo caso involucra a Karla Robledo Guardia, excandidata a senadora suplente
por Alianza Unidad, quien también fue blanco de expresiones de violencia
política. En su caso, se emplearon frases que menosprecian su preparación y
hacen énfasis en sus vínculos familiares.
Debido
a este acoso y violencia sistemáticos, Robledo decidió renunciar a su
candidatura, lo que llevó al Tribunal Supremo Electoral (TSE) a activar el
Reglamento para renuncias y denuncias por acoso y violencia política. Aunque el
ente electoral no aceptó formalmente su renuncia, Robledo ratificó su decisión
de abandonar la candidatura, la cual se hizo efectiva.
El
tercer caso se refiere a la candidata a diputada plurinominal de Cochabamba por
Alianza Unidad Toribia Lero Quispe, sobre quien se identificó una narrativa
sistemática de deslegitimación con una fuerte carga racista y sexista. Esta
situación constituye una violación a sus derechos políticos y humanos, y está
tipificada como delitos en el marco de la Ley 243, Ley contra el Acoso y
Violencia Política hacia las Mujeres, y la Ley 045, Ley Contra el Racismo y
Toda Forma de Discriminación.
Se
advirtió, además, el uso de un lenguaje simbólico violento, insultos,
estigmatización y lenguaje ofensivo en su contra, sobre todo por su condición
de mujer indígena.
El
cuarto caso identificado es el de Mariana Prado Noya, candidata a
vicepresidenta por Alianza Popular, quien enfrenta acoso y violencia política
con el objetivo de desacreditar su capacidad política y su imagen como mujer.
En
los mensajes encontrados, se detectaron manifestaciones clasistas, expresiones
misóginas y connotaciones sexuales. Además, se identificaron frases
discriminatorias que menoscaban su integridad, acompañadas de comentarios
burlones, sarcásticos y degradantes, basados en estereotipos machistas que
buscan minimizar o invisibilizar la participación política de las mujeres.
El
quinto caso se refiere a Susana Bejarano Auad, candidata a senadora de La Paz
por Alianza Popular, en el que se evidenció un patrón de agresión basado en
insultos, descalificaciones emocionales y moralistas con estereotipos sexistas
orientados a descalificar su vida privada y sus vínculos familiares y de
pareja.
Se
identificaron expresiones que implican intimidación o incitación indirecta a la
violencia o a la autolesión con expresiones como “desaparece” o “guillete”, lo
que supone violencia psicológica grave. Así también, sarcasmo y burlas para
desacreditar su desempeño profesional, su credibilidad y su capacidad
analítica.
Tania
Sánchez, directora de la Coordinadora de la Mujer, indicó que esta información
se basa en el primer reporte de monitoreo semanal del Observatorio de Género,
una tarea que se desarrollará hasta la conclusión del proceso electoral. Dicho
reporte fue realizado entre el 7 y el 28 de julio del año en curso, en las
plataformas de Facebook, X (antes Twitter), TikTok, Instagram y YouTube; así
también, en medios de comunicación.
De
manera general, los resultados evidencian que las formas más comunes de
agresión son: desprestigio, insultos y ridiculización (30%), descalificación o
desvalorización (27%), ataques que reproducen estereotipos de género (25%);
mensajes de odio, racismo, amenazas y hostigamiento (16%) y violencia vicaria
(2%).
“Estas
expresiones se constituyen en una vulneración de los derechos políticos de las
mujeres y forman parte de una estrategia para desalentar y excluir a las
mujeres del ejercicio pleno de sus derechos políticos. Además, configuran
delitos en la normativa boliviana: acoso, violencia política, discriminación y
otros, que están tipificados en las leyes 243 y 045”, afirmó Sánchez.
Advertencias
preocupantes
De
acuerdo con el seguimiento, los casos de Prado y Bejarano adquieren particular
gravedad, debido a recientes amenazas públicas. Según la publicación del 28 de
julio por el periódico La Patria, la Federación de Campesinos Tupak Katari
exigió públicamente la sustitución de ambas candidatas, otorgando un plazo de
72 horas a Alianza Popular para una respuesta y advirtiendo que, de no
recibirla, evaluará su apoyo a dicha alianza política. Del mismo modo, la
Federación Nacional de Cooperativas Mineras de Bolivia (Fencomin) hizo tal
pedido, mediante una carta dirigida al candidato Andrónico Rodríguez.
Según
la Coordinadora de la Mujer, estas advertencias constituyen un caso de acoso y
violencia política contra mujeres, en los términos establecidos por la Ley 243,
Ley contra el Acoso y la Violencia Política hacia las Mujeres.
La
organización denuncia que los argumentos y amenazas emitidos por representantes
de la Federación Tupak Katari y Fencomin buscan invalidar, intimidar y
condicionar la participación de ambas candidatas en la contienda electoral.
Las
organizaciones defensoras de derechos humanos instan al Ministerio Público a
actuar, a instancia de parte, e iniciar las investigaciones pertinentes,
identificando responsabilidades penales por la vulneración de derechos
políticos. Asimismo, exigen al Tribunal Supremo Electoral cumplir con su deber
de garantizar el ejercicio de los derechos políticos, libres de violencia y
acoso político de todas las candidatas.
(Nota
de prensa)

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