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domingo, 4 de junio de 2017

REAL MADRID CAMPEÓN DE LA MANO DE CRISTIANO RONALDO

Liga de Campeones

ESPAÑA (ANB / EFE).- Cristiano Ronaldo lideró con dos goles la conquista de la duodécima Copa de Europa del Real Madrid, en una final grandiosa ante el Juventus, que impuso el poder del bloque en el primer acto pero acabó cediendo ante un equipo que es leyenda, el primero en reeditar el título y que firma doblete 59 años después.

Zinedine Zidane instala a su Real Madrid en la excelencia. Destrozando récords de máxima magnitud. El primer entrenador que levanta dos Ligas de Campeones consecutivas con un estilo unido a la elegancia. Acusado de estar aliado con la fortuna en sus primeros pasos. Lo silenció dando un golpe de entrenador en una temporada impecable. Respondiendo con fútbol a la máxima exigencia que le pudo poner un rival como el Juventus.

La final fue un monumento al fútbol. Presentaba un duelo de estilos llevado a su máxima esencia. El camino a la leyenda del Real Madrid tenía enfrente al equipo más trabajado del planeta. Intensidad máxima, presión agresiva, líneas selladas. De Mijatovic a la era de Cristiano. De la séptima a la duodécima. Con el Real Madrid con un dominio abrumador del fútbol moderno. Tres 'Champions' en cuatro ediciones. Un dato demoledor.

A Amsterdam llegó sintiéndose inferior. A Cardiff con el orgullo de sentir como escribe historia del fútbol. Consciente de que tenía al mejor de los rivales enfrente. Isco titular para intentar generar desorden en la disciplina táctica. Bale, como arma reserva en la que era su final soñada. La Juve sin sorpresas. Con su identidad.

La agresividad con la que comenzó el conjunto de Allegri, era el escenario donde se desarrollaría la final. Entraron mejor al partido, mordiendo en cada balón, con hambre de un título que no ganan desde hace 21 años. Muchas finales perdidas -seis-, heridas por curar ante el rival más laureado. Fue la casa de un Higuaín, con ganas de mostrar que la felicidad también se encuentra lejos del Real Madrid. En el minuto 3 avisaba con una doble ocasión. Cabezazo al centro de Mandzukic, a las manos de Keylor. Latigazo de diestra que detenía en dos tiempos el portero tico.

El Real Madrid tardó en encontrarse y lo hizo en momentos aislados, sin continuidad en el primer acto. Isco pisaba el balón intentando anestesiar el ritmo y la tensión que se respiraba. Keylor se disfrazaba de salvador mientras sus compañeros encajaban piezas para responder al posicionamiento del Juventus. A los seis minutos Pjanic recogía solo un rechace en la frontal y soltaba un derechazo con sabor a gol, ajustado al palo, ante el que volaba el portero tico para sacar una mano imposible a su derecha.

El aviso estaba captado. El mejor bloque defensivo del torneo también sabía hacer daño con su ataque. La necesidad de balón para el Real Madrid era urgente. Solo con la posesión escaparía de la presión asfixiante. Kroos y Modric aparecían para romper líneas en minutos en los que Benzema y Cristiano chocaban ante el muro italiano. Bonucci y Chiellini, defensas de oficio.

El Real Madrid se estiraba aún sin precisión en los últimos metros, mientras que la Juve buscaba la diferencia de centímetros entre Carvajal y Mandzukic. Saltaban chispas en cada choque. Nadie infravolaraba al vigente campeón, el mejor ataque estaba por aparecer y lo hizo en una acción en la que golpeó de memoria.

Era el minuto 20 cuando Kroos irrumpió con fuerza, Benzema conectó con Cristiano que abrió a Carvajal para que inventase su undécima asistencia del curso. Rasa, al jugador que siempre aparece en las grandes citas para que marcase de disparo limpio de derecha a la red. Imparable para Buffon. Ronaldo máximo goleador de Liga de Campeones por quinto año consecutivo, el tanto 500 del Real Madrid en la competición, primer jugador que marca en tres finales.

Era el momento de demostrar la grandeza para el club dominador total del fútbol italiano. Y respondió con celeridad. Solo siete minutos tardó en igualar el duelo. A la espalda de Isco, sin Carvajal en banda, apareció Alex Sandro para lanzar un centro que controló el Pipa y la dejó en el aire, para que de tijera y sin dejarla caer, Mandzukic inventase un golazo.

Era el justo premio al dominador territorial de la final. Dybala aparecía en fogonazos que hacían daño, Pjanic se descolgaba con calidad, Alves en todas las peleas. Solo Higuaín parecía desenchufado. Cristiano busca el único tanto que le falta, de chilena, y perdonó de cabeza en momentos en los que Ramos y Carvajal recibían dos amarillas evitables que les podían condicionar.

Se había impuesto el bloque del Juventus, que desaprovechó sus momentos de superioridad ante un rival que siempre vuelve. La charla de Zidane cambió todo tras el descanso. El duelo se reanudaba con Cristiano e Isco pisando área rival en segundos. El Real Madrid se adueñaba del balón, recuperaba su identidad y comenzaba a decantar la final hacia su lado.

El centro del campo era la clave. Apareció la figura de Casemiro dominante, más balón para Isco y Modric, que chutaba en el primer aviso para Buffon. Marcelo disparaba a las nubes y ponía un centro de rosca a Cristiano al que no llegaba por milímetros en momentos de clara superioridad madridista.

Lo debía plasmar en goles. Era el momento clave de la final. Y apareció un invitado sorpresa. Desde 30 metros chutó Casemiro para aliarse con la fortuna. El disparo lo desvió el tacón de Khedira ante la impotencia de Buffon que veía escaparse de nuevo el único título que le falta. En tres minutos la final quedó sentenciada. Modric robó, desdobló a Carvajal y puso un pase al matador del área, el mejor nueve. Cristiano se adelantaba a todos y firmaba su doblete.

Los intentos de Allegri por resucitar la final eran en vano. Metió a Alves de lateral para buscar velocidad con Cuadrado, que entró tan acelerado que acabó expulsado. El 61 por ciento de la posesión era del Real Madrid. Seis tiros a puerta en la segunda parte plasmaban un recital. Cristiano, Marcelo buscaban más goles. Bale entraba en su casa y rozaba el tanto. Sandro acariciaba la resurrección de la final con un testarazo ajustado al poste, pero os cambios de Zidane cumplían y el broche lo ponía el niño de oro, Marco Asensio, tras una subida de Marcelo. Los mejores laterales del momento abrieron y cerraron una gran final. El Real Madrid engrandece su leyenda.


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