LA PAZ, BOLIVIA (ANB / ABI).- El embajador de Bolivia ante la Organización de Naciones
Unidas (NNUU), Sacha Llorenti, ha reprochado al historiador y político Carlos
Mesa una serie de omisiones, algunas de ellas clave para entender en toda su
extensión el proceso boliviano en marcha signado por la figura del presidente
Evo Morales, en su libro de reciente publicación Bolivia 1982-2006, democracia.
En un artículo de opinión publicado el
domingo por el diario La Razón, Llorenti hace notar que Mesa, que presidió
Bolivia en el lapso 2003-2005, pasa por alto, por ejemplo, los logros decisivos
de la administración Morales.
"Cabe subrayar que en el contrapunto
entre pasado y presente que aparece en todos sus capítulos, muchos temas que
son claros éxitos de la gestión iniciada en 2006 no aparecen siquiera
mencionados", refiere en su artículo Entre urnas y silencios.
El plenipotenciario boliviano ante NNUU se
extraña que Mesa no mencione, por ejemplo, "el proceso de
industrialización de los recursos naturales; la política de Estado sobre el
mar; la exitosa política exterior; las reformas para garantizar la presencia de
mujeres en escenarios de decisión; los recursos económicos recuperados en la
lucha contra la corrupción".
Lo mismo, "que se haya construido un
modelo económico que no sólo aproveche el alza en el precio internacional del
petróleo, sino que haya podido resistir a los embates de la caída del mismo,
manteniendo un crecimiento económico récord en la región".
Extraña, asimismo, que Mesa pase de largo
"los extraordinarios avances en la reducción de la desigualdad" y que
otorgue, igual consideración, al producto de la decisión orgánica de los
movimientos sociales, como sujeto histórico y sostén del liderazgo de Morales y
su peso específico en la política criolla para alcanzar la Presidencia de
Bolivia.
En el trabajo de 177 páginas de Mesa
"se minimiza el rol de los movimientos sociales", reclama Llorenti.
"No se intenta siquiera hacer una
reconstrucción de la historia de lo que ahora es el Movimiento Al Socialismo
(partido de Morales). He ahí la grave ausencia en este trabajo. Evo Morales no
aparece, como dice Mesa, "montándose en caballo ajeno" como tampoco
en 1997 llega "al Parlamento como parte de una coalición de izquierda que
simplemente le sirvió de plataforma"", critica Llorenti.
Ignorar la decisión de "la
Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia, la por
entonces Federación de Mujeres Campesinas de Bolivia-Bartolina Sisa y la, en
esa época denominada Confederación de Colonizadores de Bolivia", de
construir el instrumento de política
"para pasar de la lucha sindical a la lucha electoral", es, según
Llorenti, no honrar la verdad histórica o, por lo menos, "sesgar" un
elemento decisivo de análisis.
Llorenti deplora que en su escrito, Mesa,
que asigna a Morales poco menos que un agudo olfato de oportunismo para llegar
a la Presidencia en 2006, con el 54% de los votos, haya olvidado que la
entonces Corte Nacional Electoral sembrara de piedras el camino de la
homologación a las siglas que postuló Morales y su movimiento político antes de
2002, en que debió terciar en las elecciones de ese año con los credenciales
del Movimiento Al Socialismo que ya estaba inscrito.
Llorenti reniega, asimismo, que Mesa
mencione en las orillas del predicamento, las medidas implantadas por el primer
gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, entre 1993 y 1997, entre ellas la Participación Popular, la Reforma
Educativa, la Ley INRA, el Bono Solidario para ancianos, producto de la
Capitalización, seguros populares, la reforma parcial de la Constitución, la
décimo sexta a la vigente desde 1967, además de la Reforma de Pensiones y, más
aún, que incluya a Morales como tributario de ellas.
"Evo Morales y el actual proceso de
cambio no son tributarios del neoliberalismo, surgen producto de la acumulación
histórica de las luchas sociales; de la insatisfacción de necesidades básicas;
de un Estado que, como señala Gunder Frank, se basaba en la relación de
dependencia y subordinación a las metrópolis de Europa y Estados Unidos".
Y menos, escribe Llorenti, como fruto de
"una clase política incapaz de implementar un proyecto nacional autónomo
ni de articular una conciencia propia; interesada en mantenerse en el poder
(vía golpe, vía elecciones) garantizando que sólo el comercio extranjero saque
ventajas de nuestros recursos".
El Embajador echa de menos, asimismo, que
en el análisis de Mesa no se asigne valor a la obra del magistrado Eduardo
Rodríguez Veltzé, que presidió la transición más difícil de la historia
boliviana reciente.
"También son notorios los silencios
relacionados con la presidencia de Eduardo Rodríguez. Se intenta relativizar la
coherencia mantenida en la política sobre el mar, y no se hace mención a la
promulgación de decenas de decretos que materializaron la puesta en ejecución
de la Ley de Hidrocarburos, la creación y funcionamiento del Consejo Nacional
Preautonómico y Preconstituyente o su aporte en la titulación de tierras",
además del salomónico reparto de escaños en el Legislativo, que puso en riesgo
la celebración de las elecciones de 2005, hace notar Llorenti.
Con similar talante, se pregunta por qué,
en el libro recentísimo de Mesa, no figuren las masacres de Amayapampa y
Capasirca, durante el primer gobierno de Sánchez de Lozada y el papel que
desempeñó el Fondo Monetario Internacional en la segunda administración
frustrada (2002-3) del dirigente
ultraliberal.
"Llama la atención que no se haya
hecho ninguna mención a la masacre de Capasirca y Amayapampa durante el primer
gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada o al rol de Fondo Monetario Internacional
(FMI) en los sucesos de 12 y 13 de febrero de 2003, o a la quema de recibos de
los gastos reservados en la gestión de Mesa", señala.
Por último que, en la descripción de las
etapas históricas de Bolivia, antes y después de 1825, descienda lo prehispánico
como prehistórico y que exagere la extensión que del cato de coca, homologado
por Morales en 2007 como cultivo tradicional en el Chapare.
Las críticas de Llorenti se registraron
mientras el gobierno de Morales deploraba las críticas de Mesa a la justicia
que condenó, en primera instancia, al exprefecto de Pando a 15 años de cárcel
por la matanza de 13 campesinos amazónicos y estudiantes por paramilitares en
la localidad de Porvenir, en setiembre de 2008.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
ANBOLIVIA te invita a ser el quinto poder, opina...con respeto
DEJA TU OPINIÓN EN:
TW: @ANBOLIVIA
TW: @ANBdigital
F: https://www.facebook.com/anboliviadigital