Brigadas
de rescate
Operativos de rescate continúan en Italia. Foto/El País |
ITALIA (ANB / Erbol).- Los servicios de emergencia han localizado este viernes a seis
personas con vida en el hotel Rigopiano, en la región de los Abruzos, que quedó
sepultado por un alud de nieve en la madrugada del jueves, tras los fuertes
terremotos que golpearon el centro de Italia el pasado miércoles, ha informado
la subsecretaria de Justicia, Federica Chiavaroli. Unas 20 personas continúan
desaparecidas.
Los
trabajadores de emergencia han podido hablar con los supervivientes localizados
este viernes y han solicitado helicópteros para evacuarlos. Han pasado más de
40 horas bajo los escombros.
"Están
vivos y estamos hablando con ellos", ha asegurado por teléfono a la
agencia Reuters el portavoz de la brigada de incendios Luca Cari, que se
encuentra en el lugar de los hechos. Ahora los esfuerzos se centran en retirar
la nieve y los cascotes para poder acceder a ellos y sacarles del interior del
hotel, situado en el pueblo de Farindola.
Dos
helicópteros de la Guardia Costera italiana y uno del Cuerpo de Bomberos
sobrevuelan la zona con personal sanitario a bordo a la espera de recibir
indicaciones para permitir a los médicos atender a los supervivientes.
Unas 30
personas desaparecieron este jueves al quedar atrapadas en el hotel por la
avalancha de nieve. Los bomberos habían informado de que no parecía haber
señales de ellas. Cuando los trabajadores de salvamento llegaron en la
madrugada del jueves, solo hallaron con vida a dos personas que habían salido
del hotel antes del alud y que quedaron encerradas en un automóvil durante
horas. Ayer, los servicios de emergencia localizaron cuatro cadáveres. Una
veintena de personas continúa desparecida.
El alud
arrancó el hotel del suelo y arrastró su estructura 10 metros más allá de sus
cimientos. Era un resort de lujo de cuatro plantas y 43 habitaciones situado a
1.200 metros de altura. En el momento de la avalancha, dentro del
establecimiento había al menos 22 clientes —entre ellos, cuatro niños— y ocho
trabajadores.
En ese
momento había dentro al menos 22 clientes (incluidos cuatro niños) y ocho
trabajadores. Llevaban horas atrapados por la nieve y esperaban a las máquinas
para salir a toda velocidad de un lugar que empezaba a ser demasiado
inquietante tras las sacudidas.
Cuando
los servicios de emergencia llegaron en la madrugada del jueves, solo hallaron
con vida a dos personas que habían salido del establecimiento antes de la
avalancha y que quedaron encerradas en un automóvil durante horas. El jueves
por la tarde, pudieron rescatar también cuatro cadáveres. La otra veintena de personas
sigue desparecida.
La
tragedia del Rigopiano, situado en la región de los Abruzos, ha vuelto a
castigar al centro de Italia, que apenas se había recuperado de los terremotos
de este verano en Amatrice y alrededores en los que murieron casi 300 personas.
Desde hacía una semana, la zona estaba aislada por la nieve y el frío, que
había helado los sistemas de calefacción. Alrededor de 100.000 personas se
encontraban en ese momento sin luz.
Incomunicados
desde el 13
Anoche,
en Penne, la población más cercana al hotel sepultado (a 19 kilómetros), los
vecinos seguían aterrorizados. “Es una tragedia. Toda la zona está destruida.
Llevamos incomunicados desde el 13 de enero. Ayer [el miércoles] se derrumbó el
techo de la escuela y fue un milagro que no matase a nadie”, se quejaba Marta,
una comerciante del pueblo. Ella, como la mayoría, conocía a algunos de los
empleados del hotel y se resistía a darlos por muertos.
Walter
Milan es uno de los primeros rescatadores que entró el resort de madrugada.
Lleva 12 horas trabajando en la montaña y acaba de volver a Penne. Exhausto, se
sacude la nieve de la chaqueta, se enciende un pitillo y relata apoyado en la
puerta de la Cruz Roja lo que se encontraron cuando llegaron esquiando al
lugar.
La
avalancha, precipitada desde 2.500 metros, se había llevado por delante un
bosque. “No se oía nada, ni un solo grito o gemido. Gritamos, pero nadie
respondía. Entonces encontramos a dos personas muertas de frío dentro de un
coche”, recuerda. Llevaban cinco horas dentro del vehículo. Fueron ellos
quienes alertaron a través de un SMS de lo que había sucedido en el hotel.
Fabio
Salzetta estaba fuera fumando pasadas las cinco de la tarde cuando la montaña
se tragó el hotel. El otro superviviente, Giampiero Parete, de 38 años, iba en
ese momento al aparcamiento a buscar algo a su automóvil. Pura casualidad.
“Estoy
a salvo porque fui al coche a coger una medicina para mi mujer, que tenía dolor
de cabeza. Mientras volvía hacia el hotel, sentí un ruido y temblores y vi cómo
la montaña caía sobre el edificio. Me arrastró también a mí, pero solo
parcialmente. Entonces vi que gran parte del hotel estaba cubierto por la
nieve. Intenté entrar, pero era imposible y corría el riesgo de quedar yo
también atrapado. Entonces me agarré a una rama y logré volver al coche. Mi
mujer y mis dos hijos están dentro”, explicó Parete a la prensa italiana desde
el hospital de Pescara en el que fue ingresado por hipotermia.
El
verdadero héroe
El
jueves por la noche, familiares de los desaparecidos seguían llegando hasta al
hospital de Penne, donde personal del Ayuntamiento y del hospital les informaba
de la situación. Otros se acercaban hasta el pabellón deportivo, donde también
se había instalado una zona de acogida y de coordinación de los servicios de
emergencia e iban apareciendo los esquiadores de los servicios de socorro. Los
helicópteros sobrevolaban la zona y las turbinas quitanieves intentaban abrir
lentamente un hueco en la carretera que lleva hasta el Rigopiano, donde la
acumulación de nieve ha lllegado en algunos lugares hasta los cinco metros de
altura. Pero, pese al despliegue del ejército ordenado por el Gobierno (135
hombres trabajan en la zona), todo el esfuerzo parecía poco.
Para
Silvana Sigismondo, una señora que entra y sale del bar donde en ese momento se
resguardan de la tormenta de nieve los periodistas ofreciendo camas, el verdadero
héroe es un tal Antonio Crocetta. Se levantó de madrugada, tiró montaña arriba
y terminó llegando sobre unos esquíes al hotel, reseña ella gritando.
“Pregúnteselo a él”, insiste. Crocetta, el delegado regional del Socorro
Alpino, un hombre enjuto y ennegrecido por el sol de la nieve, se encoge de
hombros con modestia y se acerca poco a poco. “De verdad pienso que puede haber
gente con vida, ha sucedido en casos más extraños. Quizá se han refugiado en
algún recoveco del hotel”, desliza. “Es verdad que ya han pasado muchas horas,
pero todavía es posible”, insiste.
La
mayoría de vecinos del pueblo, que no habían visto una nevada así desde hacía
25 años, no son tan optimistas. Gianni espera en la puerta de las instalaciones
de la Cruz Roja a que vuelva su hijo, uno de los rescatadores, que ha pasado
todo el día trabajando en el hotel. “¿Vivos? Es imposible. Han encontrado
colchones a 400 metros de donde estaban las instalaciones. Si hay alguien, ha
quedado atrapado bajo la nieve…”, analiza. Su hijo se vuelve en un rato a la
montaña para seguir excavando toda la noche.
TOMADO
DE EL PAIS
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