Familiares
acusan a COSSMIL
LA PAZ, BOLIVIA (ANB / Erbol).- Los familiares del sargento segundo de la Fuerza Aérea
Boliviana (FAB), José Canqui, denunciaron que éste entró en coma y sufre de
muerte cerebral debido a una mala atención recibida en la Corporación del
Seguro Social Militar (COSSMIL), donde el uniformado está asegurado.
Según
relató Daniel Nava, familiar político del sargento de 30 años, éste acudió a
COSSMIL en el año 2008 por un dolor fuerte en las rodillas.
Luego,
por diagnósticos errados y suministro de medicamentos no adecuados, Canqui
ingresó al estado de coma desde la anterior semana.
Cuando
el uniformado fue a COSSMIL por este dolor en las rodillas, los médicos optaron
por una disección de meniscos y lo operaron, aunque sin realizar un estudio
previo, denunció Nava.
“A
partir de ahí, José empeora, empieza a caminar con bastón, los médicos lo
reevalúan y lo vuelven a diagnosticar con otra enfermedad que es la llamada
tuberculosis articular, le hacen un tratamiento de seis meses pero no tiene
mejoría alguna”, relató.
Luego,
la familia consultó con un médico externo, quien dijo que Canqui sufría de
artritis reumatoide. Con este diagnóstico, el uniformado nuevamente acudió a
COSSMIL, donde le recetaron una serie de medicamentos.
“Le
dieron los mismos medicamentos durante años, desde el 2008 al 2014 estaba con
la misma medicación pero había mejora y José seguía caminando con bastón”,
lamentó Nava.
El
2014, el uniformado regresó a COSSMIL a pedir atención médica, esta vez por
dolores intensos en el estómago y vómitos.
“Pero
sólo le dan medicamentos que protegen al estómago, pero la hermana de José es
médico y ella vio algunos síntomas que nos hizo pensar que José tenía un
problema con los riñones. Al final, José ya no podía ni comer”, indicó.
Sin
embargo, según denunció Nava, los médicos especialistas en padecimientos del
estómago y de riñones se negaron a atenderlo e internarlo.
La
familia esperó tres meses y al notar que no recibían respuesta, nuevamente
buscaron a un médico externo quien les dijo que Canqui había perdido la función
de sus dos riñones.
“Volvimos
a COSSMIL, donde lo internan de emergencia porque José ya no podía comer.
Después le detectan amiloidosis secundaria, debido a una inflamación crónica
que sufrió José por la mala atención que recibió todo este tiempo”, afirmó.
En
enero de 2015, Canqui fue desahuciado por los médicos de COSSMIL, quienes
aseguraron que la enfermedad que éste padecía no tenía cura.
“Pero
nosotros investigamos por nuestra cuenta y sí había un tratamiento pero los
medicamentos eran caros”, dijo Nava.
La
familia hizo los esfuerzos necesarios y compró los medicamentos y José empezó a
mejorar pero al poco tiempo, los cercanos al enfermo ya no contaban con los
recursos para comprar las medicinas.
Fue
entonces cuando nuevamente fueron a COSSMIL para pedir que sea esta instancia
la que compre los medicamentos para Canqui.
Pero
pese a varias solicitudes escritas, los administrativos se negaron a ayudar a
esta familia, justificándose tras una Resolución proveniente del Ministerio de
Salud, que cita que COSSMIL no puede comprar medicamentos que no estén aprobados
por el presupuesto del seguro.
Desde
el mes de abril hasta la pasada semana, la familia envió varias notas pidiendo
esta colaboración a COSSMIL, afirmando incluso que Canqui estaba en riesgo de
muerte pero aún así no fueron atendidos.
El
jueves de la semana pasada, Canqui sufrió dolores fuertes de cabeza y
convulsiones. Pese a que los familiares pidieron ayuda a los médicos, éstos no
lo atendieron sino hasta 45 minutos después.
“Le
pusieron un medicamento y José se quedó tieso de pronto y desde entonces está
con muerte cerebral. Ahora vive gracias a un respirador artificial”, lamentó
Nava.
El
familiar de la víctima considera que ya no existe esperanza de mejora para
José, no obstante pidió al Gobierno que realice un cambio de fondo en el
sistema de salud.
Por
su lado, la madre de José, Francisca Quispe, expresó en medio de lágrimas que
los médicos que causaron los padecimientos que sufrió su hijo deben ser
sancionados.
“Mi
hijo perdió las rodillas, los oídos, los riñones. Tenía convulsiones. No hay
justicia para la gente pobre. Que los médicos sigan mintiendo pero tiene que
haber un castigo para ellos”, expresó.
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