Tensión
por Ucrania
UCRANIA
(ANB / Erbol).- Durante una llamada de 90 minutos, el presidente
de Estados Unidos, Barack Obama, trazó a su homólogo ruso, Vladimir Putin, el
horizonte de consecuencias que podrían derivarse si no cejaba en su empeño de
intervenir militarmente en Ucrania.
A la ausencia de la cumbre del G-8, que se
celebrará en Sochi el próximo mes de junio, el mandatario estadounidense sumó
la amenaza de un aislamiento económico y político que, este domingo, el
secretario de Estado, John Kerry, ha concretado un poco más, planteando una
potencial suspensión de Moscú del G-8. La falta de claridad y contundencia en
la respuesta internacional deja en evidencia la parca influencia y el escaso
margen de maniobra de las potencias ante un país determinante en el ajedrez
geopolítico mundial, informa El País.
“Si Rusia quiere ser un miembro
del G-8 debe comportarse como un país del G-8”, ha reiterado Kerry en distintos
programas de televisión. El jefe de la diplomacia estadounidense se mostró a
favor de imponer sanciones a Rusia si no daba marcha atrás en sus planes de
injerencia en Ucrania, entre ellas, la congelación de activos, castigos
comerciales o la prohibición de visados, además de su expulsión del grupo de
los países más industrializados del mundo. El secretario de Estado insistió en
la importancia de que la comunidad y los organismos internacionales ofrezcan
una respuesta coordinada al último desafío de Putin. “Creo que eso tendrá un
peso importante”, sostuvo.
A lo largo de la mañana del
sábado, el presidente Obama discutió con la cúpula militar y de inteligencia
del país las distintas estrategias para encarar la crisis en Crimea. Se
barajaron la cancelación del viaje a Sochi, la suspensión de las negociaciones
de acuerdos comerciales, la potencial expulsión de Rusia del G-8 e, incluso,
trasladar naves de guerra estadounidenses a la región. Medidas con las que ya
amenazó la Administración de George W. Bush durante la guerra de Georgia, en
2008, pero que no disuadieron al Kremlin de sus intenciones en la antigua
república soviética.
Washington necesita de Rusia
para salvaguardar las negociaciones en torno al programa nuclear de Irán,
completar la destrucción del arsenal químico en Siria y garantizar la
asistencia material y de seguridad en la retirada de sus tropas y las del
contingente de la OTAN de Afganistán. Esta coyuntura obliga a presidente de
EEUU a ser extremadamente cuidadoso a la hora de determinar las medidas de
presión que pueda ejercer contra Rusia, para evitar perder su apoyo en estas
materias.
Una respuesta demasiado tibia,
sin embargo, exasperaría a los halcones republicanos, muy críticos con la forma
de manejar la política exterior de Obama que consideran débil y dubitativa, y
que quedó en cuestión el verano pasado con Siria. El mandatario no puede
obviar, tampoco, que su dura advertencia sobre las consecuencias que tendría
para Rusia una intervención en Ucrania fue desafiada en cuestión de horas por
Putin, poniendo en entredicho su autoridad y la de su país.
Canadá, Francia y Gran Bretaña
se han sumado a la decisión de EEUU de boicotear la próxima reunión del G-8. La
Casa Blanca sopesa, además, la imposición de sanciones económicas que, si no
tienen eco en Europa, no harán mella en el Kremlin. Los ministros de Asuntos
Exteriores de la UE se reúnen el lunes para abordar la crisis ucrania, los
castigos económicos están encima de la mesa, pero, de nuevo, la dependencia
energética de Moscú puede anular la influencia con la que Bruselas pudiera
contar.
A diferencia de la crisis
siria, en el caso de Rusia, Obama no tendrá difícil encontrar respaldo entre el
espectro político estadounidense en torno a las decisiones que quiera adoptar
respecto de Rusia. Este domingo, el influyente senador republicano, Lindsay
Graham, se mostró conforme con la decisión de suspender a Moscú del G-8.
“Debería estar apartada del G-8 y del G-20 al menos un año más todo el tiempo
que siga ocupando Crimea”, señaló en un programa de televisión. Su colega en la
Cámara de Representantes, Eric Cantor, sugirió imponer sanciones y congelar los
fondos de los particulares rusos que se entrometan en los asuntos políticos de
Ucrania.
El hecho de que EEUU no esté
interesado en reeditar la Guerra Fría en el caso de Ucrania, hace que la opción
militar quede descartada por el momento, aunque Obama sí ha consultado sobre la
posibilidad de enviar naves a la región. Antes de la reunión de urgencia de la
OTAN en Bruselas para abordar la crisis ucrania, su secretario general, Anders
Fogh Rasmussen, advirtió que Rusia “estaba amenazando la seguridad de Europa”.
Sin embargo, el margen de acción de la Alianza también es limitado. Ucrania no
es miembro de la organización y, por tanto, no existe, por su parte, obligación
de defenderla. Algunos analistas plantean la posibilidad de la OTAN envíe a
varias de sus unidades a la frontera entre Polonia y Ucrania, una maniobra
arriesgada que alimentaría una tensión que ahora solo se quiere atajar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
ANBOLIVIA te invita a ser el quinto poder, opina...con respeto
DEJA TU OPINIÓN EN:
TW: @ANBOLIVIA
TW: @ANBdigital
F: https://www.facebook.com/anboliviadigital