Director del recordado grupo Chaski
PANDO, BOLIVIA (ANB / Erbol).- El cineasta Stefan Kaspar, promotor del uso de las nuevas tecnologías para llevar el cine a los pueblos y barrios, y creador de los microcines en la República de Perú, con repercusiones en Bolivia y Ecuador, falleció en las últimas horas.
Un infarto acabó con la vida de Kaspar, nacido en Suiza pero que vino al Perú hace 35 años para nunca más dejarlo. El cineasta y difusor cultural sufrió el ataque cuando se encontraba en Bogotá. La noticia tomó por sorpresa a la comunidad cinematográfica, que tenía en Kaspar no solo a un referente, sino también a uno de sus más entusiastas difusores, informa La República.
La gran familia del Grupo Chaski, lamenta profundamente la repentina partida de uno de los fundadores, Stefan Kaspar, quien fuera un gran maestro cineasta que nos enseñó sus experiencias para poder continuar en el camino del Cine Comunitario, el cual se halla en una lucha por lograr el cambio y transformación social, señala en el Facebook.
Kaspar trabajó arduamente sobre la diversidad de las culturas en el cine. Fomentó el arte como una herramienta y arma de transformación social en los pueblos, pero respetando las identidades.
Además de sus aportes personales al cine peruano, como “Juliana” y “Gregorio”, en años recientes Stefan y el Grupo Chaski alentaban una propuesta importante de llevar al cine a las comunidades más alejadas del Perú y también de Bolivia: los microcines comunitarios, escribió el cineasta Alfonso Gumucio, en su cuenta de Facebook.
Cuando tenía 30 años, Stefan Kaspar decidió quedarse en el Perú, sabiendo que acá había todo por hacerse, que éramos un país en construcción y que el cine podía ser un magnífico camino para dar el gran salto. Hoy, ese hombre, uno de los cerebros detrás del grupo Chaski, colectivo de cineastas que hicieron “Gregorio”) y “Juliana” (1989), ya no está más entre nosotros, agrega el rotativo peruano.
Con el grupo Chaski, fundado en 1980 con Fernando Espinoza y Alejandro Legaspi, entre otros, hizo “Gregorio” y “Juliana”, cintas que han quedado en el recuerdo de miles de peruanos por ser un retrato fiel de Lima de los años ochenta, con su migración, su violencia y su vida callejera. Ambas películas son el testimonio de lo que fue nuestra sociedad en una época tan difícil.
Pero también hay que recordar a Kaspar como uno de los más importantes difusores de la cultura audiovisual en nuestro país. Con su Red de Microcines, organizada por Chaski, aprovechó todo el poder que le dio el digital para ir de región en región no solo a mostrar películas, sino a proporcionarles a las comunidades las herramientas para que ellos mismos puedan producir su propio material audiovisual. Kaspar siempre creyó que el cine podía ser un vehículo de desarrollo y de empoderamiento, y bajo esa premisa trabajó todo el tiempo que estuvo en el Perú en todas las facetas de la actividad.
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