Colombia
BOGOTÁ, COLOMBIA (ANB / Erbol).- La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga
y el Delito, UNODC, informó que uno de los factores que más ha contribuido para
que el negocio de la siembra de coca pierda rentabilidad en el campo es que los
precios que recibe el cultivador no reaccionan, están en los mismos niveles de
los últimos años, por lo que el campesino no tiene nuevos o mayores incentivos
para sembrar.
Leonardo Correa, coordinador técnico del proyecto Simci, Sistema Integrado
de Monitoreo de Cultivos Ilícitos, de la UNODC, precisó que esta tendencia se
viene consolidando. Los campesinos hace tiempo que dejaron de enriquecerse
debido al cultivo de coca, los precios no compensan los riesgos que sí son cada
vez mayores, ya que los cultivos pueden ser afectados por aspersión o erradicación
manual.
Según Correa, un factor importante que explica la tendencia es que se han
atacado todos los eslabones de la cadena, no solo la producción de droga, sino
que también se lograron fuertes impactos en el desmantelamiento de bandas
criminales y capturas de jefes clave, esto hace que los campesinos encuentren
más difícil comercializar los productos derivados de los cultivos de coca.
Naciones Unidas, sin embargo, llama la atención que en algunos lugares del
Pacífico se ha encontrado una reactivación, los precios de compra de la hoja se
han incentivado y se ha comenzado a manejar a nivel de mercado, así mismo
resaltó lo importante de mantener las señales de alerta, como la resiembra que
es un factor que sigue generando preocupación.
Correa indicó que en este año la suma geográfica de las áreas erradicadas
manualmente y por aspersión suman más de 100 mil hectáreas, que están propensas
a ser resembradas, “pero el esfuerzo que se ha tenido que hacer es muy grande,
si se reducen esos esfuerzos es muy probable que no se pueda mantener la
tendencia a la reducción que se viene registrando”.
Un factor de alerta es que los campesinos ya no estén procesando ellos
mismos la coca, se asocian a otras personas, que posiblemente sean expertos,
estén haciendo la transformación. Eso se traduce en que va a ser posible
extraer más alcaloide, es decir producir más cocaína con menos hojas y por
supuesto con menos hectáreas.
UNDOC resalta la importancia de mantener los sistemas de monitoreo no
solamente respecto al área sembrada con coca, sino a la capacidad que están
teniendo los cultivadores para extraer el alcaloide de la hoja. Otra alerta
clave detectada es el hecho de que los cultivos estén disminuyendo en las
regiones, no necesariamente implica que las condiciones locales se estén
mejorando, lo que se convierte en un factor de preocupación permanente, porque
las comunidades y los territorios siguen siendo propensos a la aparición de
nuevas formas de delito, “no es el gran logro la disminución de los cultivos
ilícitos si en los territorios se mantienen condiciones de vulnerabilidad y se
mantiene presencia de grupos armados desarrollando otro tipo de actividades
ilegales”.
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