LA PAZ, BOLIVIA (ANB / ABI).- Un pastor de una secta evangelista que se ganó un curul en el Senado boliviano
de opositor al presidente indígena de izquierdas Evo Morales y que no tiene
arrastre ni tradición en sector popular alguno, ni siquiera en la región amazónica
boliviana de donde procede, ha desestabilizado la cancillería más poderosa de
Sudamérica y multiplicado los enojos en el presidencial Palacio de Planalto.
Encauzado por corrupción pública
Róger Pinto, cuyo máximo mérito político y social es haberse opuesto a ultranza
a Morales y alinearse detrás de un cacique local en el deprimido departamento
Pando, se evadió de Bolivia en un coche diplomático con la ayuda del encargado
de Negocios de la Embajada de Brasil, Eduardo Saboia, a la sazón el primero de
a bordo de la legación, antes de detonar la renuncia del canciller brasileño
Antonio Patriota y que la mismísima presidente Dilma Rousseff mostrara en
público su molestia por cómo el senador boliviano fue ingresado
subrepticiamente al gigante brasileño en medio de una operación en las orillas
de una película de suspenso.
Según el corresponsal del diario
argentino Página 12 en Brasilia, Rousseff echó a Patriota por su tendencia
reiterada al libre arbitrio y por su negligencia en el caso que generó una
crisis con Bolivia, cuyo gobierno sin embargo afirma que el hecho no afectará
el mejor momento de la relación bilateral en décadas.
La ministra de Comunicación de
Bolivia, Amanda Dávila, dijo que la huida de Pinto no tiene talle como para
afectar los vínculos de Planalto y el Palacio Quemado y Morales no se ha
referido ni por asomo al tema.
'Quien conoce a Dilma Rousseff y
su estilo entenderá que en verdad Patriota fue renunciado. Convocado para una
conversación con la presidenta en el Palacio de Planalto al comienzo de la
noche, entró en el despacho de Dilma como ministro y salió como diplomático a
la espera de algún destino. Su lugar será ocupado por el hasta ahora embajador
de Brasil ante la ONU, Luis Alberto Figueiredo Machado', escribió el periodista
del argentino Página 12, Eric Nepomuceno.
Siempre detrás del cacique de
Pando, Leopoldo Fernández, preso en La Paz y enjuiciado por el asesinato a manos de paramilitares de 13 campesinos
amazónicos en 2008, Pinto se alineó en los '90 en el partido del ex dictador
(1971-78) y luego mandatario (1997-2001) Hugo Banzer y más tarde dio un saltito
para colocarse la divisa de la agrupación política que fundó el sucesor y
delfín de aquél, Jorge Quiroga (2001-02).
Con Quiroga se hizo de una senaturía
por Pando, desde donde se opuso al primer mandato (2006-09) de Morales y cuando
éste, en 2009, volvió a ser votado en las urnas para un nuevo período
constitucional, Pinto fue electo senador por una región donde el padrón
electoral es inferior a 45.000.
El curul senatorial no se lo debe
ahora a Banzer ni Quiroga, sino a un ex militar y ex alcalde y exprefecto de
Cochabamba, Manfred Reyes Villa que se autoexilio en EEUU luego que la justicia
le pidiera cuentas por los manejos de platas públicas.
Página 12 describe a Pinto, que
en mayo de 2012 se metió a la Embajada de Brasil en La Paz bajo el argumento
que se consideraba un perseguido político, con pelos y señales y lo tacha de
bandido:
'Pinto Molina es también
autodenominado pastor de una de esas sectas evangélicas que se multiplican con
la velocidad de hongos después de la lluvia. Responde a una nutrida serie de
denuncias en la Justicia boliviana. Es acusado de venta irregular de tierras
estatales, traspaso ilegal de fondos públicos, favorecimiento irregular de
bingos y casinos, además de asesinato, al ser uno de los responsables de la
masacre de campesinos en el departamento de Pando, en 2008'.
'Hay que reconocer que, a sus 53
años de vida, el senador ostenta un prontuario judicial digno de respeto: las
acusaciones de las que es objeto conforman casi un Código Penal completo. Niega
todo, por supuesto. Dice que es nada más que una víctima inocente de la
persecución implacable e inhumana de un gobierno perverso'.
'Las causas judiciales existen
desde fines de 2011. Mejor dicho: desde 2008, pero ha sido a fines de 2011 que
avanzaron en la Justicia. En mayo del año pasado, el cerco empezó a cerrarse
rápidamente. A mediados de aquel mes fue intimado a comparecer ante un
tribunal. No apareció'.
'El 24 de mayo pidió que se lo
convocara otra vez, y la nueva audiencia fue fijada para el primero de julio.
El 28 de mayo, Pinto Molina ingresó a la embajada brasileña y pidió asilo
diplomático, argumentando ser víctima de persecución política'.
'Tres días antes había viajado
de La Paz a Cobija. Podría haber cruzado la frontera con Brasil caminando.
Todavía no era, legalmente, un bandido. Pedir asilo ha sido, hay que reconocer,
una iniciativa bastante más eficaz para alcanzar la repercusión ansiada por la
derecha boliviana', se lee en la edición digital del diario argentino.
La publicación, que describe a
Patriota poco afecto a cuadrarse a las políticas de Planalto y como un hombre
de limitadas iniciativas, que dijo no saber nada de ese tal Pinto ni de la
operación 'rocambolesca' que tras 20 horas en coche lo montó en un avión de un
senador de la derecha brasileña, señala de incierta la carrera de Soboia.
Después que el canciller
boliviano David Choquehuanca calificara de 'grave' antecedente para la historia
de las relaciones diplomáticas interestatales, el operativo que rodeó la huida
de Pinto de Bolivia, la presidente Rousseff, dijo que Brasil puso en riesgo la
vida del senador boliviano, principalmente por las condiciones del traslado de
éste sin salvoconducto.
Brasil concedió asilo político a
Pinto a mediados del 2012, pero La Paz que lo considera un corrupto no le
concedió el salvoconducto imprescindible para acogerse a esa institución cuya
legislación internacional Brasil apoyó resueltamente.
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