Sacerdote
de Cali involucrado
ESPAÑA (ANB / Tomado de El Tiempo).- “¿Dónde estaba la familia?”. Esa fue la pregunta que hizo un
abogado de la Arquidiócesis de Cali ante un juzgado, para tratar de salvar a
esa institución religiosa de pagar una indemnización de $ 8.270 millones por el
abuso que sufrieron cuatro niños por parte de un sacerdote de dicha
congregación.
Para
eximir a la Arquidiócesis de responsabilidad, el abogado culpó a los padres de
los menores. Según la defensa, tuvieron una actitud “omisiva, laxa, permisiva,
abandonada y desinteresada”, que habría llevado a desproteger a sus hijos. Lea:
'No persigo a la Iglesia, quiero justicia', abogado de las víctimas.
“La
conducta se cometió sobre niños de entre 10 y 13 años que no tenían libertad de
decidir qué hacer, dónde dormir, qué comer, a qué colegio ir. Son menores que
se encontraban bajo el imperio de la institución de la familia (padre, madre,
hermanos mayores, abuelos, tíos, que son los máximos reclamantes), los cuales
no mostraron ninguna clase de interés por sus hijos, de comunicación, de
diálogo, de prevención y custodia, salvaguarda de la vida, la libertad, la
honra”, se lee en el documento. Le puede interesar: 'Debemos hacer una
reparación, pero en su justa medida': arzobispo.
La
postura del abogado generó debate y la indignación de sectores, que llenaron de
comentarios las redes sociales argumentando que esa postura revictimiza a los
menores y a su familia. No es la primera vez que la Iglesia intenta evadir con
una tesis polémica una condena económica por pederastia. En el 2015, cuando la
Sala Civil de la Corte Suprema condenó a la Diócesis de Líbano-Honda (Tolima) a
pagar $ 800 millones porque uno de sus sacerdotes abusó de un menor de 14 años,
esa institución argumentó que la responsabilidad era individual (del sacerdote)
y que nada tenía que ver con sus delitos.
“Los
actos de los sacerdotes no comprometen la responsabilidad de la Diócesis al no
tener una relación directa de subordinación o dependencia de la institución”,
dijeron directivas de la Iglesia.
La
Corte demostró que los hechos ocurrieron en la parroquia, en medio de las
funciones que desempeñaba el sacerdote. Así, la Corte dijo que “los entes
jurídicos no obran por sí mismos sino a través de sus agentes, por lo que los
actos culposos y lesivos que estos cometen en el desempeño de sus cargos
obligan directamente a la organización a la que pertenecen”.
Como
en el caso de la Diócesis de Líbano-Honda, la Arquidiócesis de Cali también
asegura que debe ser declarada libre de responsabilidad, pues los hechos por
los que el cura William de Jesús Mazo fue condenado “se debieron a la órbita de
su esfera personal y de su vida privada, y nunca fueron en razón o con ocasión
de sus funciones, ni como representante de la Iglesia”.
El
proceso de Cali
El
caso que encendió esta semana el debate se inició en el 2009, cuando el cura
Mazo abusó sexualmente de cuatro menores de edad en una iglesia del distrito de
Aguablanca, en Cali. El sacerdote, según la condena, los invitó a dormir en la
parroquia y les ofreció dinero a cambio de su silencio.
Por
esos hechos, en una de las sentencias más duras contra un clérigo, Mazo fue
condenado en el 2012 a 33 años de prisión y, tras el fallo, el año pasado se
inició un incidente de reparación con el que las familias de los niños
afectados le exigieron una indemnización a la Arquidiócesis, pues los delitos
cometidos comprometieron a uno de sus integrantes.
Pero
el abogado de la Arquidiócesis de Cali insistió en que los padres tienen parte
en los delitos contra sus hijos, considerando que “también es responsable la
parte que, en últimas, tuvo oportunidad de evitar el daño y no lo hizo”.
El
abogado de la institución religiosa usó, así mismo, otros argumentos, como que
el cura condenado no le respondía a la Arquidiócesis de Cali, donde hacía una
pastoral transitoria, sino a la de Santa Fe de Antioquia, donde fue ordenado en
1989.
Ante
la polémica, la Arquidiócesis de Cali emitió un comunicado en el que “reitera
su compromiso” por hacer de sus espacios lugares seguros, y “rechaza de forma
tajante” cualquier abuso. Afirmó que para acompañar a las víctimas de estos
delitos creó hace dos años la Fundación Nacer.
También
dijo que por la condena retiró del sacerdocio al cura Mazo Pérez y que aún no
existe una sentencia en su contra que la haga “penal, ni civilmente responsable
del asunto que se ventila” y calificó de “exageradas” las pretensiones
económicas de las familias de las víctimas.
El
caso de Rosa Elvira
El
año pasado, la Secretaría de Gobierno de Bogotá emitió un polémico concepto en
una demanda contra el Distrito, en el que señaló que Rosa Elvira Cely, violada
y asesinada en el Parque Nacional en el 2012, debió prever el riesgo.
“Todos
sabían que tenían comportamientos raros y los tildaban de malosos (a Javier
Velasco y Mauricio Ariza, los hombres con los que salió esa noche). No obstante
lo anterior, Rosa Elvira Cely salió a departir con ellos, se tomaron unos
tragos”, era uno de los argumentos del Distrito para intentar contrarrestar la
demanda.
Sin
embargo, la divulgación del texto generó una oleada de críticas de la opinión y
ciudadanía en general, que llevó no solo a la renuncia a su cargo de una de las
abogadas que escribieron el concepto sino a que la Alcaldía ordenara retirar el
documento del proceso.
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