CHIPAYA BUSCA RESURGIR CON LA AUTONOMÍA INDÍGENA ORIGINARIA

Por: Sonia Damian

ORURO, BOLIVIA (ANB / ABI).- El municipio de Chipaya, en el departamento de Oruro, busca resurgir y para eso apuesta este domingo a su Autonomía Indígena Originaria, mediante el referendo que le permitirá establecer un autogobierno en base a sus propios usos y costumbres.

    "El pueblo Uru Chipaya desde nuestros ancestros vivían en un autogobierno, por ello el pueblo ha decidido ir por la Autonomía Indígena Originaria", afirmó el presidente del Órgano deliberativo, Sacarías Huarachi.

   Chipaya junto a los Muratos e Hiruitos, asentados en regiones desde Atacama en Chile al sur del Perú, Norte de Argentina, y en Bolivia, La Paz y en Oruro a orillas de los lagos Uru Uru y Poopó, son un solo grupo étnico, la nación Uru.

    Los Chipaya se consideran como jas shoni (hombres del agua) y viven al suroeste del departamento, a 4.000 metros sobre el nivel del mar y a más de 190 kilómetros de la ciudad de Oruro. Tiene sus orígenes en épocas anteriores a los incas.

    Huarachi explicó que con el Estatuto Autonómico Originario, la base de su organización será los cuatro ayllus: Aranzaya, Manazaya, Wistrullani y Ayparavi, de donde saldrá la autoridad ejecutiva que debe ser un matrimonio, elegido en el Chawkh Parla, máxima instancia del ejercicio de la democracia comunitaria.

    Según el estatuto de Chipaya, el órgano Legislativo denominado Laymis Parla integrado por ocho miembros salidos de los cuatro ayllus, tendrán un periodo de mandato de cuatro años, menos un año que los actuales gobiernos municipales.

     Para ser elegidos autoridades deberán cumplir cargos de autoridades originarias en el pueblo, que son electas por el periodo de un año calendario.

    Al retomar la elección de autoridades por usos y costumbres, los partidos políticos desaparecen en la elección de los mandos, que según Huarachi les ha hecho mucho daño e incluso provocó conflictos de gobernabilidad en el pasado inmediato.

    En el tema de justicia, se administrará de acuerdo a normas ancestrales de su jurisdicción en respeto a la Constitución Política del Estado y el deslinde jurisdiccional.

     En el tema administrativo, el actual alcalde, Vicente López Lázaro, explicó que los recursos económicos asignados por el Gobierno Central se mantendrán y se generarán ingresos propios explotando la parte cultural que se mantiene en su vestimenta, idioma, ritos y costumbres, y su forma de vida.

    La migración de los jóvenes al vecino país de Chile es un problema que preocupa a Chipaya, ya que en los últimos años alrededor de 3.000 habitantes se ausentaron del pueblo y el último censo del 2012 reportó solo 2.003 habitantes.

    Por su parte el viceministro de Autonomía Indígena Campesina Originaria, Gonzalo Vargas destacó que la propuesta permitirá consolidar el territorio ancestral, fortalecer el autogobierno y proyectar estrategias de desarrollo en el marco de la propia cultura Chipaya.

   El estatuto autonómico indígena originario de Chipaya tiene nueve capítulos y 75 artículos donde indican la forma de elección de sus autoridades y de su gobierno.

    El domingo 20 de noviembre, 915 ciudadanos habilitados por el Órgano Electoral Plurinacional definirán con su voto en cinco mesas la aprobación o rechazo del estatuto autonómico indígena Originario del pueblo Uru Chipaya en el departamento de Oruro.

    A criterio del experto en municipalismo, Rómulo Alcons, el referendo en Chipaya es un proceso democrático que busca la conversión de municipio a autonomía indígena originario, pero no habrá muchos cambios porque no tiene mayores ventajas económicas que sería muy importante.

    Sin embargo, de darse la conversión debe existir un permanente asesoramiento del Ministerio de Autonomías para su implementación y seguimiento, además que el tema de ser autoridad por usos y costumbres deberá empaparse en lo que es gestión pública, para una buena administración del gobierno local.

     Chipaya apuesta a una Autonomía Indígena Originaria con la perspectiva de resurgir como una cultura viviente y mostrarse al mundo que puede autogobernase en base a sus propias normas y ese cambio avizora nuevos horizontes para sus habitantes que mantienen su cultura por más de 6.000 años.