CIENCIA ARGENTINA
ARGENTINA (ANB / Información de DW Noticias).- Tras décadas sin grandes depredadores terrestres, los pingüinos colonizaron la costa patagónica. Hoy, el regreso del puma está generando una relación depredador-presa nunca antes documentada.
En
el extremo austral de América, los pingüinos de Magallanes (Spheniscus
magellanicus) están acostumbrados a esquivar depredadores marinos como orcas y
focas.
Sin
embargo, un nuevo estudio publicado en la revista Proceedings of the Royal
Society B revela una amenaza inesperada en tierra firme: el puma (Puma
concolor).
La
investigación documenta por primera vez cómo estos grandes felinos comenzaron a
cazar pingüinos en la Patagonia, una interacción que no se había registrado
hasta ahora.
Cómo
la intervención humana cambió el equilibrio
A
comienzos del siglo XX, la expansión de la ganadería ovina en la región llevó a
una fuerte persecución del puma, considerado una amenaza para las ovejas. Como
resultado, la población del felino disminuyó drásticamente debido a la caza
humana.
Al
mismo tiempo, la ausencia de depredadores terrestres abrió una oportunidad para
el pingüino. La intervención humana liberó las costas de depredadores, lo cual
"permitió que los pingüinos, que habitualmente nidifican en islas,
comiencen a colonizar las costas continentales", explica el coautor
Emiliano Donadio, director científico de Rewilding Argentina, en declaraciones
recogidas por Infobae.
El
regreso del puma y una nueva interacción
En
los últimos años, los esfuerzos por restaurar las poblaciones de pumas en la
Patagonia han dado lugar a una interacción inédita.
"Estos
pumas se encontraron con una nueva fuente de alimento, los miles de pingüinos
que habitan la colonia de nidificación en la costa del parque nacional",
agrega Donadio.
El
autor principal Mitchel Serota reaccionó con sorpresa: "Pensábamos que
solo lo hacían un par de individuos. Pero cuando llegamos, notamos una gran
cantidad de pumas cerca de la colonia de pingüinos".
Un
comportamiento de caza poco habitual
Normalmente,
los pumas se alimentan de mamíferos herbívoros como guanacos y, en menor
medida, conejos, roedores y otros animales pequeños. No existían registros
previos de que cazaran aves como los pingüinos.
Para
entender esta nueva relación depredador-presa, los científicos estudiaron a
ambas especies entre 2019 y 2023 en el Parque Nacional Monte León, en la costa
atlántica de la provincia de Santa Cruz, Argentina. El equipo colocó collares
GPS a 14 pumas y registró su comportamiento en torno a las colonias de
pingüinos.
Cambios
en la conducta y alta concentración de pumas
El
análisis reveló que los pumas modificaban su comportamiento a medida que
pasaban más tiempo cerca de las colonias.
Aquellos
que se alimentaban de pingüinos se movían en territorios más pequeños y
permanecían más cerca unos de otros, lo que sugiere un intercambio indirecto de
información.
"Los
pumas que consumen pingüinos interactúan más con otros pumas, porque se
encuentran en la colonia o sus alrededores, y tienen territorios más pequeños y
se mueven menos, ya que no deben realizar grandes desplazamientos para
encontrar su presa", subraya Donadio.
Los
datos de GPS también mostraron la mayor densidad de pumas jamás registrada en
un mismo lugar, aproximadamente el doble de la observada en otras regiones, lo
que incrementa las interacciones entre estos animales, normalmente solitarios.
Posibles
efectos en el ecosistema
Los
científicos aún desconocen cuáles podrían ser las consecuencias de este cambio
de dieta para los pumas y para el ecosistema en general.
"Dado
que los pumas y los guanacos forman la relación depredador-presa dominante en
la región, los cambios en la forma en que los pumas se desplazan y cazan pueden
tener un enorme efecto dominó", advierte Serota, en una publicación del
New York Times.
El
ecólogo Jake Goheen, de la Universidad Estatal de Iowa que no participó en el
estudio, plantea una incógnita: "¿Veremos en el futuro una situación en la
que los pingüinos vuelvan a vivir principalmente en islas oceánicas?".
Restaurar
no es volver atrás
Aunque
el puma es una especie nativa, su reciente recuperación en la región ha
generado un escenario completamente nuevo. Según Serota, la restauración
ecológica no implica simplemente regresar a un estado anterior.
"Restaurar
la vida silvestre en los paisajes cambiados de hoy en día no significa
simplemente rebobinar los ecosistemas al pasado", dice.
"Esto
puede crear interacciones completamente nuevas que remodelen el comportamiento
y las poblaciones de los animales de formas realmente inesperadas",
agrega.
Goheen
coincide con esta mirada: "Se está reintroduciendo a los carnívoros en un
ecosistema que no necesariamente se parece al que los vio extinguirse
localmente".
¿Están
en riesgo los pingüinos?
Por
ahora, los datos no indican un peligro inmediato para la colonia de pingüinos
de la zona. De hecho, el número de individuos ha aumentado en los últimos años.
"La
información existente por el momento muestra que esta colonia de pingüinos
puede soportar los niveles de depredación por puma actuales", detalla
Donadio.
Además,
cuando los pingüinos migran fuera de la zona, los pumas regresan a su dieta
habitual basada en guanacos, cuya población también se mantiene estable.
"El
parque posee una base de presas nativas abundante capaz de sostener una
población saludable de pumas. Esto muestra que el parque ha sido exitoso a la
hora de restaurar parte de nuestros degradados paisajes patagónicos",
concluye Donadio.
Editado
por Jose Urrejola, con información de New York Times, Live Science, Infobae y
Proceedings of the Royal Society B


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