CIENCIA GLOBAL
ESPAÑA (ANB / Información de DW Noticias).- Gracias al telescopio Hubble de la NASA, los astrónomos pudieron observar directamente las secuelas de impactos masivos que ofrecen un vistazo a cómo era el sistema solar en sus inicios.
El
telescopio espacial Hubble de la NASA detectó por primera vez las secuelas de
colisiones de rocas en un sistema planetario cercano, según un estudio
publicado en la revista Science.
Se
trata de un evento inédito que ofrece una ventana directa a los procesos
violentos que dan forma a otros objetos astronómicos como planetas y lunas.
Eventos
que podrían ser más comunes de lo pensado
En
los sistemas estelares jóvenes, rocas, cometas y asteroides chocan entre sí,
rebotan o se fusionan, transformando gradualmente el polvo y el hielo de una
nebulosa en cuerpos mayores.
La
teoría indica que las grandes colisiones son poco frecuentes y que, durante los
cientos de millones de años que dura la formación de un sistema planetario,
ocurre una cada 100.000 años.
Sin
embargo, la evidencia reciente sugiere que estos eventos podrían ser más
comunes de lo que se pensaba.
Dos
impactos alrededor de una estrella cercana
Los
astrónomos observaron las secuelas de dos potentes colisiones —una en 2004 y
otra en 2023— alrededor de la estrella Fomalhaut, situada a unos 25 años luz de
la Tierra y con una edad estimada de 440 millones de años.
"Acabamos
de presenciar la colisión de dos planetesimales y la nube de polvo que surge de
ese violento evento y que comienza reflejando la luz de la estrella
anfitriona", dice Paul Kalas, astrónomo en Berkeley y primer autor del
estudio.
En
realidad, aclara, "no hemos visto directamente el choque entre ellos, pero
podemos detectar las secuelas de ese enorme impacto" porque durante decenas
de miles de años, el polvo alrededor de Fomalhaut "brillará" como
luces de Navidad.
Un
sistema planetario en formación
Desde
1993, los astrónomos buscaban un disco de polvo alrededor de Fomalhaut. Gracias
al Hubble, lograron identificarlo y, en 2008, detectaron un punto brillante que
fue catalogado como un posible exoplaneta: Fomalhaut b.
No
obstante, desde su descubrimiento, los científicos tuvieron dificultades para
determinar si se trataba realmente de un planeta o de una gran nube de polvo en
expansión.
En
2023, nuevas observaciones con el Hubble revelaron que ese punto brillante ya
no estaba. En su lugar, apareció otra fuente de luz cercana dentro del mismo
sistema.
Fomalhaut
b no era un planeta
La
desaparición de Fomalhaut b —rebautizado como Fomalhaut cs1— reforzó la
hipótesis de que se trataba de una nube de polvo que se estaba disipando,
producida por una colisión. La aparición del segundo punto luminoso, ahora
denominado Fomalhaut cs2, apuntala aún más esta interpretación.
Ambos
objetos no serían planetas, sino restos polvorientos de violentos choques entre
planetesimales, los bloques de construcción rocosos de los planetas.
La
ubicación y el brillo de Fomalhaut cs2 resultan sorprendentemente similares a
las observaciones iniciales de Fomalhaut cs1 realizadas dos décadas antes.
Colisiones
que revelan el pasado planetario
A
partir del brillo de los eventos observados en 2004 y 2023, los astrónomos
estimaron que los objetos que colisionaron tenían al menos 60 kilómetros de
diámetro, cuatro veces más que el asteroide que provocó la extinción de los
dinosaurios hace 66 millones de años.
Estos
cuerpos, conocidos como planetesimales, son comparables en tamaño a muchos
asteroides y cometas del sistema solar, aunque más pequeños que un planeta
enano como Plutón.
"En
estas colisiones se destruían y se reensamblaban en objetos diferentes. En
cierto sentido, es como mirar atrás en el tiempo, a ese violento periodo de
nuestro sistema solar cuando tenía menos de mil millones de años", añade
Kalas.
Un
laboratorio natural para estudiar la formación de planetas
Gracias
a las imágenes obtenidas, el equipo también pudo estimar la frecuencia de estas
colisiones: "La teoría sugiere que debería haber una cada 100.000 años o
más, pero en veinte años hemos visto dos", apunta el astrofísico.
Para
Mark Wyatt, teórico de astronomía de la Universidad de Cambridge y coautor del
estudio, "el sistema Fomalhaut es un laboratorio natural para investigar
cómo se comportan los planetesimales cuando sufren colisiones".
"Lo
emocionante de esta observación es que nos permite estimar tanto el tamaño de
los cuerpos que colisionan como cuántos hay en el disco, información que es
casi imposible de obtener por cualquier otro medio", agrega en un
comunicado de la NASA.
Nuevas
observaciones en el futuro con el telescopio James Webb
El
equipo calcula que alrededor de Fomalhaut podrían existir unos 300 millones de
objetos de tamaño similar a los que colisionaron.
En
los próximos años, Kalas usará la Cámara de Infrarrojo Cercano (NIRCam) del
Telescopio Espacial James Webb (JWST) para observar a Fomalhaut y rastrear la
evolución de la nube y determinar su órbita.
JU
(AP, EFE, NASA)

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