SEGURIDAD
PANDO, BOLIVIA (ANB / Los Tiempos).- El silencio grita en habitaciones donde la risa de un niño alguna vez floreció y se apagó a manos de quienes les dieron la vida y debieron protegerlos. Las cifras frías de los 22 niños y niñas asesinados en Bolivia consternan.
Desde
enero hasta el 30 de septiembre, el Ministerio Público reportó que el 50% de
las víctimas tenían entre 0 y 2 años. No sabían hablar bien, apenas caminaban,
muchos aún dormían en brazos de quienes, en teoría, debían protegerlos. En
muchos casos, esos mismos brazos fueron los que les quitaron la vida.
En
los registros judiciales, los departamentos del eje central concentran el mayor
número de infanticidios: Cochabamba tiene 6, La Paz 5 y Santa Cruz 5.
“La
mayoría de los responsables fueron identificados y enfrentan procesos
judiciales, lo que refleja un avance significativo en las sanciones. En su
mayoría, los autores ya se encuentran privados de libertad”, afirmó el fiscal
Superior de Vida y Personas, Sergio Fajardo.
Pero
las estadísticas —aunque necesarias— no alcanzan para dimensionar el horror de
un infanticidio.
Los
datos oficiales indican que los infantes más pequeños son los más vulnerables:
50% tenía entre 0 y 2 años, 22% entre 3 y 5 años, y el resto entre 6 y 12 años.
Si
el horror tiene forma, esta se traduce en los métodos: 45% de las muertes
fueron causadas por golpes o traumas, 27% por asfixia y 18% por intoxicación
con sustancias químicas.
Peor
aún, la mano criminal era del entorno familiar. En el 22% de los casos, la
madre fue la autora. En el 18%, el padrastro. En el 13%, el padre biológico. La
casa, ese lugar que debería ser refugio, se convierte en el escenario más cruel
para muchos de estos niños.
Casos
que desgarran
La
crónica negra de este año está tejida por episodios como el de Adriana Z.A., de
6 años. Desapareció durante una festividad en Puerto Villarroel, Cochabamba.
Jugaba mientras su madre vendía anticuchos. Cuatro días después, su cuerpo fue
hallado en un canal de drenaje con signos de violencia. Un adolescente de 16
años está detenido preventivamente como principal sospechoso.
En
Santa Cruz, el 4 de septiembre, una bebé de dos años llegó sin vida al hospital
de Warnes. Presentaba lesiones visibles. La madre y el padrastro fueron
detenidos. Una historia más que termina entre barrotes.
Otra
historia de dolor se dio en la Pampa de la Isla, en Santa Cruz. Una bebé de un
año y dos meses murió tras sufrir múltiples fracturas en el cráneo. La versión
de los padres es que cayó de un sofá cama, pero los informen forenses lo
niegan. Ahora están en Palmasola, acusados de infanticidio.

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