BOLSONARISTAS
BRASIL (ANB / BBC Mundo).- El presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, decretó este domingo la intervención federal de la capital, Brasilia, después de que miles de seguidores del expresidente Jair Bolsonaro invadieran los edificios del Congreso Nacional, la Presidencia y el Supremo Tribunal Federal en una jornada de caos.
Horas después, las autoridades
anunciaron que habían recuperado el control de los edificios que, al ser
domingo, estaban vacíos en el momento de un asalto que evidencia la tensión
política que vive el país en los últimos años.
Los partidarios de Bolsonaro
pedían una intervención militar y la renuncia de Lula, quien derrotó a su rival
de extrema derecha en las elecciones de octubre.
Lula, que tomó posesión del cargo
de presidente el 1 de enero, visitó la zona por la noche. Su ministro de
Justicia habló de "terrorismo" y de un intento de "golpe de
Estado".
El presidente había anunciado
horas antes en Sao Paulo la intervención federal de Brasilia para
"garantizar la seguridad pública", y dijo que lo sucedido este
domingo "no tiene precedentes en la historia del país".
También ordenó el cierre del
centro de la capital, incluida la avenida principal donde se encuentran los
edificios administrativos y gubernamentales, durante 24 horas.
Las autoridades brasileñas
finalmente desalojaron a los manifestantes de las instalaciones federales y las
fuerzas de seguridad arrestaron a al menos 200 personas.
"Esto es terrorismo, es un
golpe de Estado. Estamos seguros de que la gran mayoría de la población no
quiere que se imponga esta oscuridad", dijo el ministro de Justicia,
Flávio Dino.
En la madrugada del lunes, el
Supremo Tribunal de Brasil destituyó al gobernador del distrito federal de
Brasilia, Ibaneis Rocha.
Aunque Rocha se disculpó por no
haber podido evitar el motín, el Tribunal consideró su conducta
"dolorosamente silenciosa" y lo acusó de haber ignorado los
llamamientos a crear un plan de seguridad ante la presencia de los
bolsonaristas en las cercanías de los edificios públicos.
Qué pasó este domingo en Brasilia
Miles de simpatizantes de
Bolsonaro entraron al Congreso de Brasilia.
Vestidos con los colores de la
bandera nacional, superaron a la policía en unas escenas similares a la
invasión del Capitolio en Estados Unidos hace dos años por parte de
simpatizantes de Donald Trump.
Algunos alcanzaron la cámara del
Senado y otros entraron al palacio presidencial, la Corte Suprema y otros
edificios gubernamentales.
Las fuerzas de seguridad
recuperaron horas después el control de los edificios gubernamentales.
Los simpatizantes de Bolsonaro se
niegan a aceptar la derrota del pasado octubre ante Lula, que tomó posesión del
cargo hace una semana.
Bolsonaro, que está en Florida
(EE.UU.), tuiteó varias horas después condenando las protestas y rechazando la
acusación de Lula de que había tenido un papel en la invasión.
Lula y Bolsonaro
Lula calificó a los que estaban
detrás del asalto al Congreso de "fascistas fanáticos" que
representan "todo lo que es abominable" en la política. Y dijo que
quien lo hizo será "encontrado y castigado".
"Incluso vamos a averiguar
quiénes son los financiadores de estos vándalos que fueron a Brasilia y todos
pagarán con fuerza de ley por este gesto irresponsable, este gesto
antidemocrático y este gesto de vándalos y fascistas", dijo el presidente.
Lula también arremetió contra la
policía, condenando su falta de acción cuando la multitud se tornó violenta.
"La policía no hizo nada en
absoluto. Simplemente dejaron entrar a los manifestantes", dijo.
"Hubo mala fe, mala
voluntad. Los policías que participaron en esto no pueden quedar impunes".
Dino, el ministro de Justicia,
apuntó al gobernador regional, un aliado de Bolsonaro, al que acusó de
"negligente".
Tras horas en silencio desde que
se desatara la insurrección, Bolsonaro, que se encuentra en Florida (EE.UU.),
escribió una publicación en Twitter para desmarcarse de las acciones
perpetradas por sus seguidores este domingo en Brasilia.
"Las manifestaciones
pacíficas son parte de la democracia. Sin embargo, las depredaciones e
invasiones de edificios públicos como las ocurridas hoy, así como las
practicadas por la izquierda en 2013 y 2017, se salen de la regla",
expresó.
"A lo largo de mi mandato
siempre me he mantenido dentro de las cuatro líneas de la Constitución,
respetando y defendiendo las leyes, la democracia, la transparencia y nuestra
sagrada libertad", continuó.
"Además, repudio las
acusaciones, sin pruebas, que me atribuyó el actual jefe del ejecutivo de
Brasil", en referencia a Lula, que lo señaló como responsable de los
hechos.
El asalto a las sedes de los tres
poderes
Los manifestantes, que se
concentraron en la mañana frente al Cuartel General del Ejército, se
trasladaron a la avenida Esplanada, donde se encuentran los ministerios
gubernamentales y varios monumentos nacionales.
Frente al Congreso, un pequeño
grupo de policías trató de detener el avance de los manifestantes con gas
pimienta, en un primer intento que no tuvo éxito.
"Estoy aquí por la historia,
por mis hijas", dijo a la agencia AFP Lima, un ingeniero de 27 años que
participó en el asalto. "Necesitamos restablecer el orden tras esta
fraudulenta elección", agregó.
"Voté por Bolsonaro, pero no
comparto lo que están haciendo", dijo a la BBC Daniel Lacerda, de 21 años,
condenando a los asaltantes.
Decenas de manifestantes
accedieron a la rampa que da acceso al Congreso y al Palacio del Planalto -palacio
presidencial- y a los alrededores del edificio del Supremo.
En las imágenes se vieron
ventanas rotas y manifestantes caminando tranquilamente dentro del edificio del
Congreso. Algunos llegaron a la cámara del Senado, donde saltaron en los
asientos.
Horas después, los tres edificios
volvieron a estar bajo control de las fuerzas de seguridad.
Las autoridades brasileñas
anunciaron que hay al menos 200 manifestantes arrestados.
Muchos comparan este suceso con
el asalto al Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero de 2021 por parte de los
partidarios de Donald Trump, un aliado de Bolsonaro.
Al ser domingo, el Congreso
estaba vacío. Solo los empleados responsables de los servicios esenciales
estaban presentes en el momento de la invasión.
Las dramáticas escenas se
produjeron una semana después de la toma de posesión del izquierdista Lula.
En su discurso de inauguración,
el flamante mandatario prometió reconstruir el país. Criticó también duramente
las políticas de su predecesor, quien fue a Estados Unidos y evitó estar
presente en la ceremonia de cambio de mandato.
Bolsonaro, presidente de 2018 a
2022, defendió en varias ocasiones la brutal dictadura militar que gobernó el
país durante más de 20 años.
Tras la derrota electoral de
octubre, muchos de sus seguidores crearon campamentos en ciudades de todo
Brasil, algunos fuera de los cuarteles militares, demandando la intervención de
los militares.
Parecía que su movimiento había
sido frenado por la toma de posesión de Lula: los campamentos en Brasilia
habían sido desmantelados y no hubo altercados el día que prestó juramento.
Pero las escenas del domingo
muestran que esas predicciones fueron prematuras.
"Es más que la derrota de
Bolsonaro"
Análisis de Katy Watson,
corresponsal de la BBC en Sao Paulo
Es importante señalar que no se
trata solo de la derrota de Jair Bolsonaro, sino que es más que eso.
Muchos de sus seguidores con los
que he hablado en los últimos meses han dicho que él es menos relevante de lo
que era.
Lo que los manifestantes de línea
dura quieren más que nada es que Lula regrese a prisión, no al palacio
presidencial.
Es su miedo al comunismo y la
visión errónea de que Lula es un comunista lo que está alimentando su ira más
que nada.
Jair Bolsonaro fue el vehículo de
esa ira: fue la persona que desplazó a Lula.
Pero ha estado muy callado desde
que perdió (incluso voló a Florida para evitar la toma de posesión), e incluso
él no ha sido tan duro como quienes lo respaldan.
Algunos argumentan que Bolsonaro
es irrelevante: que solo el ejército puede salvar a Brasil.
Este es un país donde el gobierno
militar todavía es muy aceptado entre una parte considerable de la población.
Entonces, si bien en muchos
sentidos está sacado directamente del manual de estrategia de Trump, hay
profundas raíces brasileñas en todo esto y una vuelta al miedo al comunismo que
hubo durante la Guerra Fría.
Reacciones de condena
Mandatarios del continente
americano y de otras partes también se sumaron a las condenas de lo sucedido en
Brasilia.
El presidente estadounidense, Joe
Biden, describió lo sucedido este domingo como "inaceptable".
"Condeno el asalto a la
democracia y al traspaso pacífico del poder en Brasil", expresó en un
tuit.
"Reprobable y
antidemocrático el intento golpista de los conservadores de Brasil azuzados por
la cúpula del poder oligárquico, sus voceros y fanáticos. Lula no está solo,
cuenta con el apoyo de las fuerzas progresistas de su país, de México, del
continente americano y del mundo", tuiteó, por su parte, el presidente
mexicano, Andrés Manuel López Obrador.
El presidente chileno, Gabriel
Boric, dijo que Brasil tiene su respaldo "frente a este cobarde y vil
ataque a la democracia".
"Estamos junto al pueblo
brasileño para defender la democracia y no permitir #NuncaMás el regreso de los
fantasmas golpistas que la derecha promueve", tuiteó, por su parte, el
presidente argentino, Alberto Fernández.
"Las derechas no han podido
mantener el pacto de la no violencia", tuiteó el presidente colombiano,
Gustavo Petro, que afirmó que "el fascismo ha decidido dar un golpe".
El presidente del gobierno
español, Pedro Sánchez, también quiso expresar su apoyo a Lula y condenó
"rotundamente el asalto al Congreso de Brasil".
El presidente francés, Emmanuel
Macron, tuiteó en portugués que "la voluntad del pueblo brasileño y las
instituciones democráticas deben ser respetadas" y dijo que Lula puede
contar "con el apoyo incondicional de Francia".
El canciller de la Unión Europea,
Josep Borrell, aseguró estar "consternado por los actos de violencia y la
ocupación ilegal de la sede del gobierno de Brasilia por parte de extremistas
violentos", y expresó su apoyo a Lula.
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