A UNA SEMANA DE LA NAVIDAD
LA PAZ, BOLIVIA (ANB / Erbol).- En la cuarta semana de Adviento, la Iglesia Católica exhortó este domingo a los fieles a ser testigos de la esperanza, la reconciliación y la paz en nuestra sociedad tan dividida y conflictuada, con la certeza de contar con la presencia del Niño Dios.
El arzobispo emérito del
Arzobispado de Santa Cruz, monseñor Sergio Gualberti, recuerda que Cristo
Resucitado aseguró que Dios vino para quedarse por siempre y estará con
nosotros hasta el final de los tiempos, dándonos luz y fortaleza, aunque no
logremos descubrirlo y reconocerlo.
Dijo que esta certeza nos debería
animar en cada instante de nuestra existencia, en particular en los momentos de
dolor, de duda, de desorientación y desánimo.
Indicó que la fe obediente de
José y de María, encabezan el desfile de tantos hermanos y hermanas, justos y
humildes, que nos han precedido en la fe y que han acogido y cumplido la
palabra del Señor y que ahora gozan de la gloria del Señor para siempre.
“Ellos nos han testimoniado que
la fe es el don de Dios, un don que involucra nuestra manera de ser, de pensar
y de actuar. Que sus ejemplos, nos animen a dar los mismos pasos, a creer, a
confiar en Dios y a cumplir su voluntad en nuestra vida de cada día”, afirmó
durante su homilía dominical.
Explicó que la fe, así entendida,
impulsa a amar a Dios, a entregar nuestra vida por Él y por su reinado de amor,
justicia y paz, donde todos, en especial por los pobres, los abandonados y los
marginados, sean reconocidos como personas y en su dignidad y derechos.
Manifestó que José es también
hombre justo delante de los hombres porque no expuso a María denunciándola en
público, es un sencillo aldeano, un carpintero que sustenta su familia con el
fruto de su trabajo honesto y es un dedicado padre de familia que, ante la
amenaza de muerte al niño Jesús de parte de Herodes, no duda en dejar su tierra
y llevarlo hasta Egipto, junto a María, cruzando los peligros del desierto.
Afirmó que, a este hombre justo,
humilde y prudente, y no a uno poderoso y rico, Dios le confió la tarea de ser padre
terrenal de su Hijo y le pidió que le ponga al recién nacido el nombre de Jesús
y de esta manera, se volvió el padre legal de Jesús delante de la sociedad
judía.
Señaló que el nombre “Jesús”
significa “el Señor salva” y justamente el Hijo de Dios vino a salvar de las
esclavitudes del mal y de los pecados no solo al pueblo de Israel sino a la
humanidad entera. Jesús se ha hecho el
“Emmanuel – el Dios con nosotros” que desde ese momento está entre nosotros y
camina a nuestro lado día a día hasta el final de la historia, manifestó.
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