Primeros
cien días
Trump dio la orden de construir. Foto. Foto/Tomado de El País |
LA PAZ, BOLIVIA (ANB / El Pais de España).- El presidente Donald Trump dio este miércoles el primer paso
para cumplir la promesa estelar de la campaña que le llevó a la Casa Blanca: la
construcción de un muro entre México y Estados Unidos. La firma del decreto
para reforzar la frontera, fundamentado en el argumento falaz de que la
inmigración provoca inseguridad y crimen en Estados Unidos, coincide con la
visita a la Casa Blanca del ministro mexicano de Exteriores, Luis Videgaray. En
una entrevista en la cadena ABC, Trump dijo que el muro empezará a construirse
"en meses" y que "de alguna forma" México
"reembolsará" el importe a EE UU.
En
menos de una semana el poder, el presidente republicano ha enviado señales
contundentes, más simbólicas que efectivas por ahora, del viraje de EE UU. El
lunes anunció el fin de una época de progresiva apertura de las fronteras
comerciales con la retirada del TPP, un tratado con países del Pacífico
destinado a contrarrestar la influencia de China en la región. La última ronda
de órdenes ejecutivas o decretos, centrados en la inmigración, puede marcar el
fin de décadas en que EE UU se ha abierto a la inmigración, o ha mantenido una
política relativamente laxa con los millones de inmigrantes sin papeles.
“¡Construye
el muro!” fue uno de los eslóganes de los seguidores en Trump en la campaña
electoral. En los mítines, el entonces candidato establecía un diálogo teatral.
“¿Y sabéis quién construirá el muro?”, preguntaba Trump. “¡México!”, respondía
el público.
Al
agitar el odio al extranjero y la incertidumbre económica en regiones golpeadas
por la globalización y la robotización industrial, el republicano conectó con
miedos profundos de una parte de la población. De ahí el simbolismo del decreto
sobre el muro, aunque esté poco claro cómo lo va a construir y quién lo financiará.
El
documento, que Trump firmó en una ceremonia en la sede del Departamento de
Seguridad Interior, en Washington, contempla redirigir fondos ya aprobados
hacia el refuerzo de la frontera. El dinero debe servir para iniciar el
proyecto, pero el presidente necesitará que el Congreso apruebe más fondos para
construirlo. Se ha evaluado el coste total entre 14.000 y 20.000 millones de
dólares.
Trump,
como proclamaba en sus mítines, sigue insistiendo en que, aunque al principio
pague el contribuyente estadounidense, la factura la acabará asumiendo México.
Bajo qué forma —aranceles en la frontera, impuestos sobre las remesas— es un
enigma.
"Sí,
de una manera u otra, como ha dicho el presidente, México pagará por
ello", dijo Sean Spicer, el portavoz de la Casa Blanca. Spicer se refirió
al muro como "una gran barrera física". El 31 de enero Trump tiene
previsto reunirse con el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto.
El muro
—entendido como un obstáculo que puede ser una valla u otros mecanismos— ya
existe. Cubre cerca de un tercio de la frontera de más de tres mil kilómetros
entre EE UU y México, y ha sido construido y reforzado por los presidentes más
recientes, demócratas y republicanos. No está claro cómo Trump puede
completarlo, ni si el Congreso estará dispuesto a desembolsar los miles de
millones que costará en un momento en que la inmigración desde México está
cayendo.
El
propio secretario de Seguridad Interior, el general John Kelly, presente en el
acto de la firma del decreto, ha expresado reparos al proyecto. En su
comparecencia ante el Senado, dijo que un muro sería insuficiente para proteger
la frontera, y que posiblemente "no se construirá en un momento
cercano".
Además
del decreto para construir el muro, Trump firmó otro que castigará a las grandes
ciudades estadounidenses que protejan a los inmigrantes sin papeles. Este
decreto prevé la retirada de fondos federales para lo que el presidente llama
"ciudades santuario". Nueva York, Los Ángeles y Chicago, entre otras,
han adoptado políticas benévolas hacia los inmigrantes. La orden ejecutiva
contra las llamadas "ciudades santuario" puede abrir una batalla
legal entre el poder federal, controlado por el Partido Republicano, y los
estados y municipios controlados por el Partido Demócrata.
Los
decretos del miércoles no incluyen medidas contra los centenares de miles de
inmigrantes sin papeles que llegaron a EE UU siendo menores. El antecesor de
Trump, el demócrata Barack Obama, los regularizó.
TOMADO
DE EL PAIS DE ESPAÑA
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