ESPAÑA (ANB / tomada de: El País).- Júpiter no es una estrella, pero casi. Durante la etapa de
formación del Sistema Solar, hace algo menos de 5.000 millones de años, actuó
como un hermano egoísta y devoró los restos de gas y polvo que había dejado la
formación del Sol. Así se convirtió en un planeta gigantesco, hecho de
hidrógeno y helio, como las estrellas.
Ahora,
tiene una masa que dobla al resto de planetas combinados y su área de
influencia es inmensa. Cuenta con más de 60 lunas, como Ganímedes, mayor que
Mercurio, o Europa, un mundo helado con un océano subterráneo en el que algunos
consideran posible encontrar vida. Bajo las nubes de ese mundo gigante y sus
tormentas descomunales se esconden muchos de los secretos del origen del
Sistema Solar y en la composición de su atmósfera se puede encontrar
información sobre sus migraciones, en las que pudo arrasar nuestro sistema
planetario para hacerlo habitable.
Los
instrumentos de Juno están protegidos por titanio para sobrevivir a la
radiación.
A ese
mundo acaba llegará esta noche Juno, una nave espacial que lanzó la NASA hace
cinco años. Ahora le quedan por delante 20 meses de trabajo en condiciones
extremas. Colocado en una órbita polar, estará expuesta a los cinturones de
radiación de la magnetosfera jupiterina en la que las partículas se aceleran a
velocidades extremas convirtiéndose en una amenaza para todo lo que se cruza en
su camino. Para que sus instrumentos de observación no queden abrasados por ese
bombardeo, están protegidos por una caja de titanio.
La
sonda Juno orbitará a unos 5.000 kilómetros de la superficie de Júpiter, diez
veces más cerca que cualquiera de las nueve sondas que lo visitaron antes, y
funcionará alimentado por paneles solares. Esta tecnología es una rareza en
misiones que van más allá del cinturón de asteroides. Hasta ahora, todos los
artefactos que han visitado el planeta gigante lo hicieron con plutonio-238,
pero la escasez de ese elemento radiactivo, las preocupaciones de seguridad y
los avances tecnológicos hicieron que la NASA se decidiese por la energía
solar.
Sobre
los objetivos científicos de Juno, Agustín Sánchez Lavega, catedrático de la
Universidad del País Vasco, comenta la misión trata de resolver tres ideas
básicas. Por un lado, “si el planeta tiene un núcleo rocoso y cuál es su
estructura interna precisa”. Esto “ayudaría a entender cómo se han formado
estos planetas gigantes, que además desempeñan un papel importante en la
evolución de los sistemas planetarios”. Hay simulaciones que han planteado que
una migración de Júpiter hacia el interior del Sistema Solar poco después de su
formación arrasó los planetas que ocupaban las regiones más cercanas al Sol.
Después, con los escombros de aquel cataclismo se formaron los planetas
terrestres, y entre ellos la Tierra.
Otro
de los misterios que Juno pretende resolver es “cómo se genera el campo
magnético de Júpiter, el más intenso del Sistema Solar y que desempeña un papel
muy importante en su entorno”, explica Sánchez Lavega. La comprensión de ese
campo magnético también puede ayudar a entender las posibilidades de albergar vida
de algunas de sus lunas, como Europa. “Este campo magnético, con partículas que
se mueven a toda velocidad, es muy esterilizante”, señala el investigador
vasco.
La
nueva sonda es la primera que llega tan lejos con paneles solares, en lugar del
habitual plutonio.
Por
último, el otro gran objetivo de la sonda recién insertada en la órbita del
planeta gigante consistirá en evaluar la cantidad de agua que guarda su
atmósfera. Atravesando la espesa atmósfera de Júpiter con sus instrumentos,
podrá observar lo que es un reservorio del agua que contenía originalmente el
Sistema Solar, ofreciendo más datos sobre nuestros orígenes, ayudando a
averiguar, por ejemplo, desde dónde llegó el agua que hizo habitable la Tierra.
A diferencia de nuestro planeta o de otros cuerpos más humildes del vecindario,
la masa descomunal de Júpiter le ha permitido mantener su composición original
más o menos intacta, algo que lo convierte en un objeto interesante para
aprender sobre el pasado.
El
conocimiento que recoja Juno durante los próximos 20 meses, no solo servirá
para entender nuestro entorno planetario cercano. Gran parte de los planetas
extrasolares descubiertos son gigantes gaseosos como Júpiter y lo que se
aprenda con esta misión servirá para interpretar mejor los mundos más allá del
Sistema Solar. Además, como siempre sucede con las misiones de exploración, los
datos de la sonda depararán sorpresas que modificarán la imagen que tenemos del
rey de los planetas.
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