Rajoy
tiene complicada su investidura y no suma con Ciudadanos.
Foto: El Nacional Web.|@ANBOLIVIA. |
Una
nueva etapa política empieza desde hoy con la necesidad de acuerdos. La
irrupción con fuerza en el Parlamento de Ciudadanos y,
especialmente, de Podemos ha
dibujado un nuevo tablero en el que el PP es el más
votado pero con menos del 30% de las papeletas y con muchas dificultades para
formar Gobierno.
El
nuevo Parlamento será un puzzle con más piezas de las que tenía el anterior y,
además, difíciles de encajar por incompatibilidades entre ellas. La negociación
y el acuerdo y la sombra de la ingobernabilidad marcarán el día después de las
elecciones.
Según
los datos del escrutinio al 93,21%, los populares pierden más de 60 diputados
respecto a 2011 y quedan con 122 muy lejos de la mayoría absoluta, incluso
aunque obtuvieran el apoyo de Ciudadanos. En segundo puesto está el PSOE, que
pierde 19 diputados pero mantiene el liderazgo en la oposición y podría buscar
una mayoría alternativa. El
tercero sería Podemos con 69 diputados. Ciudadanos estaba anoche muy por
debajo de sus expectativas: 40 diputados.
El PP
será el partido más votado en las elecciones
generales del 20-D, las más disputadas de la democracia. Pero Mariano
Rajoy, cabeza de lista de los populares, lo tendrá sumamente difícil para
formar una mayoría que le permita formar Gobierno. Tampoco es fácil que se
pueda configurar una mayoría alternativa al PP y, en todo caso, sería preciso
el acuerdo de más de tres partidos. El PSOE es segundo y podría intentar una
alianza de partidos de izquierda y nacionalistas, pero con más de tres partidos
y complicaciones en acuerdos programáticos.
Con
el 93% escrutado, PSOE y Podemos suman casi lo mismo que PP y Ciudadanos. El
partido de Pablo Iglesias debe decidir si gobiernan los socialistas con otro
partido más. Y el de Albert Rivera queda con 40.
Con
los datos provisionales, el PP queda en 122 diputados, lo que hace que ni
siquiera pueda alcanzar con Ciudadanos la mayoría absoluta de 176 escaños
necesaria para que Mariano Rajoy repita como presidente. Ya Albert Rivera,
cabeza de lista de Ciudadanos,había
repetido en la campaña que no votaría sí en ningún caso en esa investidura y,
por tanto, se abre una etapa política nueva, inédita en España, marcada por la
necesidad de búsqueda de acuerdos. Aunque Rivera apoyara a Rajoy, haría falta
un tercer partido para completar el puzzle.
Nunca
antes un partido había ganado las elecciones con tan poco porcentaje de voto y
nunca antes la noche electoral había dejado tan incierto el futuro. Tampoco es
posible numéricamente la opción admitida por Ciudadanos en el último día de
campaña, es decir, abstención para facilitar la reelección por mayoría simple:
el PP no sumaría en solitario frente al resto y la abstención de Ciudadanos.
El
resultado está marcado por la irrupción con fuerza de dos partidos nuevos:
Podemos y Ciudadanos. Especialmente bueno es el resultado de la candidatura de
Pablo Iglesias, aunque no llegue a la altura del PSOE en su primera
comparecencia en unas elecciones generales: es tercero con 69 diputados, según
el recuento provisional. En el resultado de Podemos debe sumarse el de las
otras tres candidaturas que concurren con nombre propio en Galicia, Cataluña y
Valencia: En Marea Podemos, En Comú Podem y Compromís/Podemos/És el moment,
respectivamente. Aspiran a formar grupos parlamentarios distintos, pero la base
es Podemos y, por tanto, en el global del resultado se le suman los votos y los
escaños.
El
partido de Pablo Iglesias logra datos espectaculares en Cataluña y el País
Vasco.
Ciudadanos,
cuarta formación
Ciudadanos
queda finalmente como cuarto partido y el sistema electoral de atribución de
escaños le hace bajar en representación parlamentaria a 40 diputados. El
partido de Albert Rivera aspiraba a ser el más votado pero, según el escrutinio
provisional, queda cuarto, aunque con una posición privilegiada para decantar
el color del Gobierno; es decir, no cumple las expectativas creadas por ellos
mismos, pero puede ser árbitro para encajar las piezas incompatibles del nuevo
Parlamento.
La
inestabilidad política que se dibuja es aun mayor porque es muy difícil
configurar una mayoría alternativa al PP. Nunca antes en España ha gobernado un
partido que no sea el que ha ganado las elecciones, pero nunca antes se habían
dado unos resultados tan ajustados y un Congreso de los Diputados tan
fragmentado.
En
esa supuesta mayoría alternativa una de las dificultades es que Ciudadanos
también dijo en la recta final de la campaña que no apoyaría un Gobierno con
Podemos ni con partidos nacionalistas e independentistas. Y para sumar 176 es
necesario que entre alguno de ellos junto al PSOE en una coalición para
desalojar al PP de La Moncloa.
Esa
posición de Rivera, motivada por las radicales diferencias sobre cómo abordar
el asunto de Cataluña, hace imposible un buen número de combinaciones que sí
permitiría la aritmética.
El PP
y el PSOE sufren un notable y previsto retroceso y pasan de sumar más del 80%
de los votos a un escaso 50%. El bipartidismo, entendido como la suma
hegemónica de ambos y la alternancia en el poder sin dificultades, cae como
estaba anunciado.
Hasta
el momento, solo el PP y el PSOE han gobernado en España desde 1982, con
mayoría absoluta y con mayoría simple. Cuando no han llegado por sí solos a los
176 escaños de la mayoría absoluta nunca han tenido problemas para alcanzar
acuerdos para la investidura del presidente, con acuerdos puntuales o con
pactos estables como el firmado por José María Aznar con CiU y PNV tras las
generales de 1996.
El
PSOE, en su suelo histórico
El
PSOE de Pedro Sánchez llega a su suelo histórico con 91 diputados, por debajo
de su peor resultado en democracia, los 110 escaños que obtuvo Alfredo Pérez
Rubalcaba en 2011. Pero aguanta, porque teniendo partidos nuevos que le
acechaban a izquierda y derecha su pérdida es menor a la esperada. Mitiga la
caída el hecho de que la fragmentación del Parlamento y, especialmente, de la
izquierda obliga a que todos los partidos reduzcan necesariamente el número de
escaños en el nuevo Congreso.
Y,
sobre todo logra ser segundo para liderar la oposición y la paradoja es que,
con ese notable descenso y siendo casi igualado por Podemos, Sánchez podría intentar
una complicada mayoría alternativa al PP. El PSOE, no obstante, se estrella en
lugares importantes como Madrid.
La
lista de Unidad Popular-Izquierda Unida, que encabeza Alberto Garzón, quedaría
con dos diputados, lejos de los cinco escaños que permiten tener grupo
parlamentario propio.
No
estará en el Congreso Josep Antoni Duran Lleida, cabeza de lista Unió y en ese
Parlamento fragmentado no solo hay incertidumbre sobre el futuro Gobierno, sino
que la habrá en las cábalas para reformas legales esenciales. Por ejemplo, la
ley electoral cuyo cambio reivindican los nuevos partidos requiere 176
diputados. Y el PP tiene escaños suficientes para bloquear una reforma
constitucional como las que plantean los otros tres partidos.
Para
complicar la situación, el PP tendrá mayoría absoluta en el Senado. La última
palabra sobre las leyes la tiene el Congreso, pero los populares podrían poner
en dificultades un Gobierno de otro signa. En la Cámara Alta, por ejemplo, se
vota la aplicación del artículo 155 de la Constitución.
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