Una imagen de Banjo, la aplicación de Damien Patton. |
ESPAÑA (ANB / tomada de: elpais).- Damien Patton (Los Ángeles, 1982) fue un ser errante. Vivió
bajo un puente a finales de los 80. Hijo de padres divorciados corrigió su
deriva alistándose en el ejército. En 2011, cansado de su rumbo errante,tenía
una empresa de lógistica que le aburría, decidió apuntarse a un curso en elMIT de Boston, ahí aprendió también a programar.
Sin tener muy claro qué tipo de aplicación haría. Tras cruzarse con un amigo en
el aeropuerto de Las Vegas y no darse cuenta de ello, decidió crear una
aplicación que permitiese saber qué está pasando en cada lugar.
Así es como nació Banjo, una aplicación que comenzó
con el foco puesto en el mercado de consumo. “Seguimos teniendo muchos usuarios
que lo usan para saber qué sucede a su alrededor, pero ya no es nuestra
finalidad principal. Lo que hacemos es ordenar lo que sucede. Saber qué pasa en
cualquier lugar del mundo antes de que nadie lo sepa”.
La
obsesión de Patton es que se saque partido de esta información: “Cuando me
crucé con mi amigo y no lo supe, me dio rabia, pero en los negocios es todavía
peor, se pierden muchas oportunidades”. Mientras uno tuiteaba, el otro ponía en
Facebook que estaba en una escala.
El
cambio en el rumbo de la empresa vino de la mano de un atentado, el del maratón
de Boston: “Nos dimos cuenta de que muchas cosas estaban fuera de nuestro
alcance. Ese día fui a al consejo de dirección y les dije que teníamos que
haberlo detectado. Desde entonces, nuestra obsesión es ser la bola de cristal
de los acontecimiento. Nos encargamos de saber dónde, cuándo y el contexto de
lo que está pasando”.
En mayo
consiguió una nueva ronda de financiación, 100 millones para que pueda ampliar
y refinar su servicio. Desde el lanzamiento nacimiento, la cifra asciende a 121
millones de inversión. Su ambición es tener monitorizado el mundo: Convertirlo
en un campo de fútbol. Saber de qué se habla, qué pasa, qué tiempo hace en un
lugar. Si hay un accidente de coche, de avión, un partido de béisbol”.
Ya no
son solo una aplicación para iPhone y Android. Consiguieron tres millones y
medio de usuarios en solo 18 meses. Sus clientes ahora son medios de
comunicación, aseguradoras, grandes marcas y bancos que quieren saber la
percepción de sus productos. A modo de ejemplo, habló del tiroteo en San
Bernardino el día antes a su intervención en Vision 2020, un evento
organizado por la revista INC: “Cada día rompemos lo que se considera la norma.
Ayer, NBC y Fox, que son nuestros clientes, supieron del tiroteo antes que
nadie”. Su gran valor es la capacidad para detectar si algo tendrá relevancia.
Es lo que denominan la “salsa secreta”. “En 8 minutos podemos saber si cada
historia tendrá recorrido y verificar su contenido”, presume.
Cuenta
con una treintena de empleados con dos oficinas, Redwood City, en Silicon
Valley, y Las
Vegas, donde él mismo se ha ido a vivir. Como hazaña cuenta que ninguno de
sus empleados se ha ido de la firma: “¿El secreto? Estar juntos, como ayer,
compartir la visión, ser abierto en la comunicación. Saben tanto como yo de
cómo vamos y qué queremos. Están muy implicados”.
El
exmilitar cree que en los próximos cinco años va a cambiar la manera en que se
percibe el tiempo: “Vamos a tener una percepción distinta. Incluso en los
medios, pensábamos que en ‘tiempo real’ era emitir por televisión, el nuevo
'tiempo real' es predecir el futuro, es ir por delante de los que pasará. En
Banjo sabemos cosas como cuánto dura la cola de seguridad en el aeropuerto hoy
o dónde están los accidentes de tráfico. Nadie quiere perder el tiempo”.
Considera
que una de las grandes ventajas de las redes sociales es la gestión de la
oferta y la demanda: “Han hecho que los mercados sean cada vez más eficiente.
Habrá más información y con mejor gestión. En consecuencia, tomaremos
decisiones más acertadas”.
No
todo es perfecto en su servicio, el gran reto que tienen es saber elegir bien
el rumbo: “Lo más difícil en Banjo es distinguir entre disrupción y
distracción. Cada día hay cosas nuevas, gente que nos propone cosas. No sabemos
si es una oportunidad o si perdemos el foco… Esa es la gran duda. Por ejemplo,
lo que hacemos con los medios o las empresas de finanzas, no estaba en nuestro
plan, pero ahora son nuestro negocio”.
Patton,
después de mucho insistir, accedió a contar cómo fueron sus orígenes: “No fui a
la escuela secundaria. Desde pequeño fui muy independiente. Fui vagabundo por
elección. En los 80 había muchos niños así, adolescentes, que vivíamos por la
zona de Hollywood”. A comienzos de los 90 se sumó al ejército, “fui a aquella
cosa llamada ‘tormenta del desierto’.No fui por obligación, sino por elección.
Fue estimulante y me sirvió para tener metas, pero prefiero no hablar de lo que
viví en el Golfo Pérsico”. Esta experiencia le sirvió para convertirse en
emprendedor: “Aprendemos a diario. Aprendes a pelear, a evitar problemas y
resolver los importantes”.
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