Por Vladimir Chapi
LA PAZ, BOLIVIA (ANB / ABI).- A 18 años de su creación, en la Conferencia de las Partes
de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP),
celebrada en Japón en 1997, el Protocolo de Kyoto marca una historia de
desacatos y desencantos, por la oposición de países desarrollados que
rechazaron su aplicación para reducir la emisión de gases de efecto invernadero
y lo sumieron en el más absoluto de los fracasos.
El Protocolo de Kyoto tenía el objetivo de
reducir la emisión de al menos 6 gases de efecto invernadero que causan el
calentamiento global, entre ellos, el dióxido de carbono, gas metano y óxido
nitroso, además de 3 gases industriales fluorados, en un porcentaje aproximado
de al menos 5 %, dentro del período 2008-2012.
El primer tropezón para la implementación
de ese mecanismo, que hasta 1998 tenía 84 firmas de conformidad para su
ratificación, aceptación, aprobación o adhesión, fue calificado como pendiente,
debido a la dificultad de las negociaciones, incluso después de su adopción.
Posteriormente las Partes establecieron un
grupo de trabajo conjunto sobre el cumplimiento, cuya misión era formular un
sistema de cumplimiento en el marco del Protocolo, a fin de adoptar una
decisión sobre este tema en la COP de La Haya, según la historia de ese
mecanismo en la Organización de las Naciones Unidas (NNUU).
No obstante, en la COP de La Haya, en 2000,
las Partes no pudieron llegar a un acuerdo sobre el conjunto de decisiones
enmarcadas en el Plan de Acción de las partes socializada en Buenos Aires, en
1998.
Siempre según las NNUU, en el caso del
cumplimiento, las cuestiones pendientes más importantes eran las relativas a
las consecuencias del incumplimiento y los miembros integrantes del Comité
Encargado del Cumplimiento.
Lo mismo que en el caso de otros temas, los
textos de negociación sobre el cumplimiento se remitieron a la consideración de
la COP cuando volviera a reunirse.
Un año después, las detalladas reglas para
la aplicación del Protocolo fueron adoptadas en la COP celebrada en Marruecos y
recibieron el nombre de "Acuerdos de Marrakech".
Dichos acuerdos representaban uno de los
más completos y rigurosos documentos legales de todo el panorama internacional.
Era el componente ejecutivo del Protocolo
de Kyoto, que facilita, promueve y exige el cumplimiento de los compromisos de
esa norma.
Sin embargo, debido a un complejo proceso
de ratificación, el Protocolo no entró en vigor hasta el 16 de febrero de 2005,
es decir al nonagésimo día desde la fecha en que depositaron sus instrumentos
de ratificación, aceptación, aprobación o adhesión no menos de 55 Partes en la
COP, entre las que se encontraban Partes del anexo I cuyas emisiones totales
representaban por lo menos el 55% del total de emisiones de dióxido de carbono
de las Partes del anexo I correspondiente a 1990.
Actualmente el Protocolo de Kyoto de la COP
tiene 193 Partes (192 estados y 1 organización regional de integración
económica).
El porcentaje total de emisiones
correspondientes a Partes del anexo I es un 63,7%.
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