LA PAZ, BOLIVIA (ANB /
ABI).- Bolivia dijo el
miércoles que presentará prueba categóricas de la injerencia del cónsul general
chileno en La Paz, Milenko Skoknic, en asuntos de política interna, 6 meses
después de que Perú acusara a Chile de espionaje contra su seguridad militar.
En el más momento de mayor tensión
bilateral desde marzo de 2011, cuando La Paz anunció un juicio en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) para
que Santiago se avenga a negociar de buena fe la cesión de una salida soberana
al mar, Bolivia dijo que acusará formalmente, con pruebas categóricas, a
Skoknic, al cabo de una investigación.
"Sobre las reuniones, las acciones,
las diligencias cumplidas por el Cónsul de Chile en Bolivia es un tema que está
en proceso investigativo y cuando nosotros tengamos elementos conclusivos,
categóricos, los presentaremos a través de los canales correspondientes",
dijo el ministro boliviano de Gobierno, Carlos Romero, durante una rueda de
prensa en La Paz.
En declaraciones a El Deber, el diario de
mayor tirada de Bolivia, el presidente boliviano Evo Morales planteó sin
precisiones sus dudas sobre el accionar de Skoknic, presumiblemente en los días
de julio cuando el político opositor Comité Cívico Potosinista (Comcipo) cerró
la ciudad de Potosí y hasta desplazó a La Paz a sus huestes a lo largo de 900
km para pedirle al gobierno de Morales, por espacio de 2 semanas, incluso a
látigo de dinamita, atención a un petitorio de 26 puntos.
De hecho, Skoknic se desplazó a la ciudad
de Sucre, vecina (a 2 horas en coche) de Potosí esos días encendidos de la
protesta del Comcipo, cuyos líderes demandan la federalización de la unitaria
Bolivia.
En las casi 4 semanas de tensión se
levantaron voces extraoficiales que denunciaron sin pruebas que el Comcipo
había sido infiltrado por Chile, para desestabilizar al gobierno de Morales,
que viene de ganar la tercera elección consecutiva con más del 60% de los
votos.
Asimismo lo denunció Morales en
declaraciones a El Deber.
El procurador de Bolivia, Héctor Arce, dijo
que la inédita estabilidad política desde 2006 a la fecha complica la
tradicional estrategia chilena de diluir cualquier amago de reivindicación
marítima boliviana, bajo el argumento manido de que se trataba de un coletazo
para distraer a la opinión pública de una crisis interna.
"Chile se encuentra en este momento en
una situación compleja, en una situación delicada, quizás como nunca se ha
encontrado en la historia de esta reivindicación marítima, justamente por la
razón fundamental de que tiene al frente un país estable", sostuvo.
Esa situación, dijo, es la que le hace
presumir al Gobierno boliviano que Chile pretende desestabilizar el país,
utilizando a su legación diplomática.
La presidente de Chile, Michelle Bachelet
dijo en Santiago que los dichos de Morales no eran aceptables.
"Esta situación por supuesto nos hace
presumir que hay elementos además, como ha dicho el ministro Romero se están
investigando, de que Chile podría tratar de influir en la estabilidad política
de nuestro país", agregó.
El expresidente Carlos Mesa (2003-2005),
vocero internacional de la demanda marítima de Bolivia, consideró que el
canciller chileno, Heraldo Muñoz, tergiversaba para evitar que ambos gobiernos
alcancen un acuerdo definitivo sobre el asunto que los ha llevado a litigar en
la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya y a vivir de espaldas hace
casi 140 años.
Tras escuchar las dudas de Morales sobre
Skoknic, Muñoz pareció patear el tablero
de un diálogo entre La Paz y Santiago, con la reanudación después de décadas de
las relaciones diplomáticas de por medio, Mesa estimó que "la propuesta
formal que Bolivia le hizo, del presidente Morales, de una reapertura de relaciones
con garantía del Papa, para resolver en 5 años el tema del acceso soberano al
mar de Bolivia es una demostración de una voluntad de diálogo, en sentido
también que ahora el Canciller (Muñoz) pretende tergiversar".
Con el rostro adusto Muñoz concluyó con un
"nos vemos en La Haya", es decir en el terreno estrictamente
judicial.
La más reciente crisis boliviano-chilena
tenía lugar 6 meses después que el gobierno de Perú denunciara que Chile había
cooptado 3 uniformados de su Marina y de practicarle espías militares.
Una década después de formular la misma
denuncia, espías militares, el 22 de
febrero último Lima acusó a Chile de espionaje contra su seguridad nacional.
El gobierno del presidente Ollanta Humala
ordenó la detención y procesamiento de 3 marinos por revelar información
clasificada, bajo el convencimiento de que Santiago incentivó la maniobra.
Perú se dio cuenta que 3 de sus marinos
realizaban viajes recurrentes a países de la región a contrapelo de las
posibilidades que dictaban sus salarios y posibilidades económicas.
La denuncia fue barajada por ambos
gobiernos, hasta que Perú resolvió el 24 de junio anterior respaldar el plan
marítimo de Bolivia que propone un acceso soberano al Océano Pacífico a través
de una red ferroviaria y que Humala firmara una declaración conjunta con
Morales en que se oponía a que el aislamiento marítimo de Bolivia se perpetúe
por tiempo indefinido.
A vuelta de hoja, Chile se erizó con Perú
por su apoyo manifiesto a la demanda marítima boliviana, al punto de suspender
una cumbre de los presidentes Bachelet y Humala.
Muñoz pidió precisiones sobre el respaldo
peruano a la demanda marítima boliviana.
El matutino chileno El Mercurio informó que
según la Cancillería chilena, la declaración peruana " va más allá de todo
lo aceptable" en términos diplomáticos y que por esa razón se evaluaba
enviar una nota de protesta al Perú.
Chile invadió suelo boliviano en febrero de
1879 y desató una guerra que también abrasó a Perú. Bolivia resignó todo su
litoral, 400 km de costa y 120.000 km2 de territorios.
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