El
Pontífice concentró su mensaje en la Familia
Foto: @Noticias Caracol. |
ECUADOR (ANB / Información tomada de El
Telégrafo).- Con ovaciones, gritos y
cánticos, cientos de miles de fieles recibieron al papa Francisco en el Parque
Samanes, al norte de Guayaquil, donde ofició la primera misa campal de su
visita a Ecuador. Muchos de los presentes hicieron vigilias y pernoctaron en el
lugar para recibir al Pontífice, informó El Telégrafo.
No
importó el calor o el cansancio. Los fieles procedentes de distintas provincias
y también de otros países esperaron al Santo Padre. Algunos, incluso,
emocionados hasta el llanto saludaron a Francisco a su paso en el papamóvil.
Hubo quienes lograron acercarse tras burlar el cerco policial.
El
viceministro del Interior, Diego Fuentes, informó en su cuenta en Twitter que
630 mil personas se congregaban en el parque. "Sin novedades el orden
público", recalcó.
En su
mensaje, el Papa exigió brindar más ayuda y servicios sociales a la familia,
afectada por la "falta de amor, de trabajo, enfermedades y
problemas". No se trata de "limosna" sino de una "deuda
social", dijo.
"Cuántos
ancianos se sienten dejados fuera de la fiesta". "Cuanta mujer sola y
entristecida se pregunta cuándo el amor se fue, se escurrió", afirmó el
Papa, quien dedicó la homilía a los males de la familia moderna, uno de los
grandes retos de su pontificado.
"La
familia es el hospital más cercano", clamó ante los fieles que escucharon
sus palabras bajo un sol abrasador.
Francisco
empleó el pasaje del Evangelio sobre las bodas de Caná, -el primer milagro de
Jesús en el que transformó el agua en vino, tras la súplica de María preocupada
porque no había vino para la fiesta- para explicar la crisis de la familia.
"Las
bodas de Caná se repiten en cada generación, con cada familia, con cada uno de
nosotros y nuestros intentos por hacer que nuestro corazón logre asentarse con
amores duraderos, fecundos y alegres", indicó.
También
manifestó que en el seno de la familia se aprende a ser servidores y a no
"descartar" a nadie y "se aprende a pedir permiso sin
avasallar" y a decir "gracias como expresión de una sentida
valoración de las cosas que recibimos" y "a dominar la agresividad o
la voracidad y a pedir perdón cuando hacemos algún daño o nos peleamos".
"En
todas las familias hay peleas, lo importante es pedir perdón", dijo.
Francisco
también contó que su madre cuándo le preguntaban a cuál de sus cinco hijos
quería más contestaba: "Son como los dedos de la mano, si me pinchan este
me duele lo mismo que el otro".
"Una
madre quiere a sus hijos como son y en una familia los hermanos se quieren como
son y nadie es descartado", añadió.
"La
familia constituye la 'gran riqueza social', que otras instituciones no pueden
sustituir, que debe ser ayudada y potenciada, para no perder nunca el justo
sentido de los servicios que la sociedad presta a los ciudadanos", agregó.
"En
efecto, estos no son una forma de limosna, sino una verdadera deuda social
respecto a la institución familiar, que tanto aporta al bien común de
todos", afirmó el Pontífice.
Además,
pidió a los ecuatorianos que recen para que los obispos de todo el mundo puedan
"encontrar soluciones concretas a las muchas dificultades e importantes
desafíos que la familia debe afrontar".
La
crisis de la familia será uno de los temas que se debatirá en octubre de este
año, en el Vaticano, durante el sínodo de obispos para fijar los criterios con
los que la iglesia del siglo XXI encarará los cambios de las sociedades
modernas, como la familia monoparental, el matrimonio entre homosexuales y el
acceso a la comunión para los divorciados que se vuelven a casar.
El
martes el líder de los católicos oficiará una segunda misa campal en Quito, en
el parque Bicentenario, donde son esperados un millón y medio de fieles.
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